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Las feministas malagueñas recorrerán las calles de Málaga el próximo viernes, 8 de marzo, por el Día Internacional de las Mujeres, y lo harán bajo el lema «Las mujeres exigimos realidades» y lo harán también «en reivindicación de la agenda feminista». El manifiesto que leerán en la Plaza de la Marina, al término de la marcha, pondrá el acento en su denuncia al «recorte sin precedentes llevado a cabo por la Junta de Andalucía con la eliminación del informe sobre el cumplimiento del impacto de género en los presupuestos de la comunidad autónoma», además de por la eliminación en que ha incurrido el Gobierno regional de la comisión creada para realizar esta evaluación con perspectiva de género de las cuentas públicas y también por la supresión, continúa el texto al que ha tenido acceso este periódico, «de la obligación que tienen todas las empresas de implantar medidas para el acceso al empleo, la promoción, la formación, la igualdad retribuctiva, medidas para fomentar la conciliación de la vida familiar y laboral, así como la protección del acoso sexual».
Se trata de una denuncia que se hace en línea con la ya efectuada por las vocales del Consejo Andaluz de Participación de las Mujeres a través de un comunicado en el que calificaban de «grave recorte» y «sin precedentes» de la ley de igualdad andaluza a partir de la aprobación de la norma con que la Junta busca la simplificación y racionalización administrativa. Ello porque, señalaban, la reforma legislativa implica que «no habrá quien fiscalice el cumplimiento de la ejecución presupuestaria conforme al impacto de género».
Por tanto, el manifiesto que las feministas malagueñas leerán el próximo 8 de marzo plantea como la primera de sus exigencias la de que «el Gobierno de la Junta de Andalucía reincorpore a la legislación autonómica» lo que se ha eliminado y que «cumpla con la obligación de legislar en políticas que promuevan y aseguren la igualdad real entre mujeres y hombres».
El movimiento feminista malagueño tiene en su haber un gran logro y es que está unido, discurre siempre en una sola marcha -aunque con muchas voces- en todos los días de reivindicación, tanto en el 25 de noviembre -Día Internacional contra las Violencias Machistas-, como en el 8 de marzo. No ocurre así, por ejemplo en Madrid, donde la Ley Trans, entre otros factores, ha provocado una ruptura y que las mujeres se manifiesten en dos marchas distintas y hasta enfrentadas.
Pero la ley trans, la libre determinación del género, la consideración del sexo biológico y la discusión sobre quién es el sujeto político del feminismo dejan su impronta en el manifiesto de la Plataforma 8 de Marzo de Málaga: «Exigimos dejar de ser perseguidas políticamente, borradas, silenciadas, canceladas y sancionadas por defender el sujeto político mujer y el sexo como categoría material». Subyace la posición que tiene la voz mayoritaria del feminismo de Málaga: el sujeto político del feminismo es la mujer biológica, no quien se sienta así; las discriminaciones y las violencias que sufren las mujeres se deben a haber nacido como tales; el género es una construcción social a partir del sexo biológico; el objetivo final del feminismo es la abolición del género, es decir, de las constricciones sociales que se asocian al sexo biológico.
Además, el texto que se pronunciará en la Plaza de la Marina después de un recorrido que partirá el viernes a las siete de la tarde de la Plaza de la Merced, incluye otros posicionamientos que también generan controversia dentro del movmiento feminista: «Exigimos la aprobación de una ley abolicionista del sistema prostitucional». No todo el movimiento feminista es partidario de legislar en este sentido. Aunque las Coordinadora del 8M malagueño reclama que el abolicionismo forma parte de la agenda feminista.
Asimismo, reivindican que «el acceso a la pornografía no puede estar en abierto», porque a ella se atribuye el aumento de la violencia sexual.
Las reclamaciones económicas también se cuentan en el manifiesto, como el cierre de la brecha salarial en el empleo y en las pensiones, la creación de una red de servicios públicos de cuidados de personas mayores y dependientes así como centros educativos gratuitos de cero a tres años. Además, se demanda una auditoría del destino de los fondos del Pacto de Estado y que haya «coordinación, presupuestos y políticas públicas reales para la erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres».
El texto se inicia con la denuncia de la creciente violencia que sufren las mujeres («cada seis días una mujer es asesinada») y tiene dos colofones: el primero, una denuncia del «rearme patriarcal, las políticas neoliberales y el negacionismo de las violencias contras las mujeres de los partidos políticos que niegan las causas estructurales de las violencias machistas y las desigualdades entre mujeres y hombres». El segundo, el «rechazo a todas las guerras»: «Nuestra solidaridad y apoyo a las mujeres ucranianas, a las feministas rusas, a las mujeres palestinas, a las feministas israelíes y a los millones de víctimas de otros conflictos y guerras 'olvidadas'».
«Por el derecho de todas las mujeres del mundo a vivir una vida en libertad, justicia, dignidad e igualdad de derechos y oportunidades. Los derechos de las mujeres son derechos humanos. Feminismo y abolición». Con estas palabras acabará el manifiesto el próximo 8M.
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