Secciones
Servicios
Destacamos
La manifestación del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, discurrió en Málaga de forma unitaria, pese a las divisiones del feminismo español a cuenta de las discrepancias históricas del movimiento –alrededor de la abolición de la prostitución– y de las que han aflorado ... a raíz de las últimas normas aprobadas por el Ejecutivo, como la ley trans o la ley del 'sólo sí es sí'.
La marcha reunió a 7.000 personas de acuerdo con los datos de la Subdelegación del Gobierno y a entre 8.000 y 10.000 según cálculos de la Coordinadora 8 de Marzo de Málaga. Fueron más que en 2022, cuando se contabilizaron unas 5.000 personas. Pero la mitad que en las ediciones pre-pandemia. En todo caso, la valoración de las organizadoras es positiva. Andrea Barbotta, portavoz de la Coordinadora, explica: «Ha sido una gran manifestación. Cometemos el error de compararla con la de 2018, que fue la más grande que hemos tenido en todas ciudades de España. Pero vino la pandemia. Ésta ha sido mucho mejor y más participativa que el año pasado. Estamos vivas y seguimos».
Noticia Relacionada
Cristina Pinto
Noticia Relacionada
Cristina Pinto
A la cita acudieron jóvenes y adolescentes. Antes de que comenzara, un buen número de ellas trabajaban haciendo pancartas, ésas que luego lucirían por las calles de la capital: «Mi perro entiende un 'no' y tú no», se leía en una de ellas. O «mamá, si un día no regreso, no prendas velas, prende barricadas». Y «a mí también me gustan las mujeres y no las acoso».
Si la manifestación fue transversal en lo ideológico –reunió a todas tradiciones feministas–, también lo fue en lo generacional. Carmen, Raquel y María, veteranas luchadoras, reflexionaban: «¿Hemos avanzado en los últimos años? Un pasito para adelante, dos pasitos para atrás. Pero tenemos esperanzas, porque las niñas jóvenes se están sumando en los últimos años. Si nosotras conseguimos cosas sin estar preparadas, ahora lo están más y conseguirán más».
Noticia Relacionada
Migue Fernández
Otras dos mujeres bregadas en la lucha por la igualdad, Ana y Rosa, reflexionaban sobre la división del feminismo que justo en la víspera se había hecho visible y de forma muy agria en el Congreso de los Diputados a cuenta de la reforma de la ley del 'sólo sí es sí'. «La división la crean cuatro y en Madrid, las demás estamos todas juntas», dictaminaban sentadas en un banco de la Plaza de la Marina antes de que se iniciara la marcha.
Noticia Relacionada
Migue Fernández
El ambiente fue festivo. Con mucho ruido de batucadas. Y sin incidentes. Barbotta valora que el hecho de que hubiera una única convocatoria para la protesta en Málaga «no es una casualidad», sino que es «resultado del gran trabajo» de las feministas de la ciudad, que han conformado el movimiento que califica como el «más potente de Andalucía».
Marcando territorio
Pero que hubiera una sola manifestación a diferencia de en otras ciudades, como Madrid, no implica que cada sensibilidad feminista no marcara su territorio. La 'oficialista', la establecida por la Coordinadora, defiende que representa la agenda feminista histórica que, asegura, es una, y que incluye una posición abolicionista sobre la prostitución («la abolición en la Constitución», se gritaba) y contraria a los vientres de alquiler, así como la defensa del sexo biológico para definir la categoría mujer, porque, remacha Barbotta, «ser mujer no es un sentimiento», en explícita crítica a la recientemente aprobada ley trans que consagra la libre determinación del género como derecho.
Desde Podemos, Micaela Jiménez, su responsable de Feminismos, explicó a este periódico que el de la ley trans es un debate artificial –alega que las feministas socialistas respaldaron la norma en 2018–, pero a cambio, su partido sí puso el foco en la defensa del texto original de la ley del 'sólo sí es sí' y en su oposición a la reforma promovida por el PSOE para evitar las revisiones de penas a los agresores sexuales. Sus consignas: «En el centro el consentimiento» o «basta ya de justicia patriarcal».
El manifiesto que se leyó al final de la marcha recogió las demandas de la Coordinadora: «Exigimos una ley abolicionista integral del sistema prostitucional»; «exigimos la derogación de todas las leyes nacionales y autonómicas que contribuyen a la invisibilización, el ninguneo y el borrado de las mujeres; y «es intolerable que los delitos contra la libertad sexual sean los que más han aumentado en Andalucía y se estén rebajando las penas». La concejala morada Paqui Macías ya había anticipado a SUR que no podían respaldar ese contenido del texto.
Pero no hubo incidentes. Ni choques. Reinó una suerte de entente cordial. En la mente de todas estaba el éxito desbordante de la huelga feminista de 2018 que sólo fue posible, afirma Jiménez, por su transversalidad. «Tenemos pactos de mínimos, pero la agenda feminista es muy ancha», deslizó.
El PSOE, bien representado por la Coordinadora, también tuvo su propia pancarta con Dani Pérez al frente. Aunque en la marcha no participaron sólo las izquierdas. También estuvo presente la corporación municipal, con el alcalde, Francisco de la Torre, al frente, acompañado de varios ediles. Y Ciudadanos también estuvo presente con una pancarta en la que cargaba contra Podemos: «Feminismo no es lo que me digan Montero y Belarra».
Feminismo autónomo
También discurrió junto al resto de organizaciones el llamado «bloque crítico» o «feminismo autónomo» por no estar vinculado ni a partidos políticos ni a sindicatos. Éste se integró en la marcha unitaria tras partir de la calle Nosquera y lo hizo reivindicando su carácter no mixto –íntegramente compuesto por mujeres–, transinclusivo y su postura no abolicionista de la prostitución. Su presencia en la marcha es acorde con su filosofía contraria a la polarización que se está gestando en el movimiento feminista, a que éste no pierda energías en este tipo de debates y que sea capaz de sumar para cerrar sus grietas.
La política estuvo muy presente, pero la agenda «material» también. Por ejemplo, representada por los sindicatos. Comisiones Obreras, por ejemplo, aprovechó para mostrarse contrario a la liberalización de los horarios comerciales para favorecer la conciliación. También se escucharon gritos contra la precariedad laboral, que afecta sobre todo a las mujeres, y que se interpreta como otra forma de violencia contra ellas. Y el colectivo de pensionistas puso de relieve la brecha de género existente en sus retribuciones y que propone cerrar igualando las pensiones mínimas al salario mínimo interprofesional. La manifestación también hizo visible el lugar en el que la lucha por los derechos de las mujeres confluye con la protección medioambiental: el ecofeminismo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.