Si la factura eléctrica ya es de por sí lo suficientemente complicada para el común de los mortales, los cambios introducidos por el Gobierno para intentar amortiguar la subida de precios le han dado una vuelta de tuerca más que, si bien han contenido esa ... escalada, han derivado en una mayor confusión en los hogares que hace imposible adaptar los hábitos de consumo a las horas más baratas. Y, además, en la práctica, tampoco está suponiendo un ahorro para la mayoría de familias porque esa reducción se está viendo anulada por unas tarifas de los mercados mayoristas que siguen desbocadas. Prueba de ello es que el recibo mensual de un hogar en el mercado regulado (PVPC), que es a la que están sujetos la mayoría de clientes, se situó en noviembre en una media de 115,18 euros, un 68,1% por encima de los 68,50 euros del mismo mes de 2020, según los datos de la organización de consumidores Facua.
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Pero más allá de los vaivenes y sobresaltos que marcan los precios diarios, ahora que en los hogares se habían grabado a fuego los tramos horarios más económicos para poner la lavadora, el lavavajillas o cocinar con un ojo mirando al reloj para ajustarse a los periodos valle, llano y punta que entraron en vigor el 1 de junio, la realidad seis meses después es que esas diferencias entre las horas del día más rentables y las más prohibitivas cada vez están más difuminadas, hasta el punto que hay tramos teóricamente más baratos que en la práctica resultan más caros, especialmente durante la primera mitad del día.
En definitiva, que aquello que vino a aportar algo de luz a los consumidores dejando claro cuándo convenía encender los electrodomésticos ya no es así. Y por si fuera poco con esta confusión extra, este predominio actual de las horas llanas viene con truco, porque los precios son ahora más elevados. A modo de referencia, los umbrales medios que se alcanzaron en todo el mes de junio oscilaban entre los 0,10 y los 0,20 euros el kilovatio hora (kWh), mientras en el último se sitúa entre los 0,22 y los 0,34 euros.
El sistema por el que el recibo depende en mayor medida de cuándo se realiza el consumo y no tanto de la cantidad continúa activo, pero totalmente desvirtuado. De hecho, se ha convertido en habitual que haya momentos del día en los que la luz esté más barata en horas punta (de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 22.00 horas), de lunes a viernes) que en otros enmarcados en el periodo llano (de 8.00 a 10.00, de 14.00 a 18.00 y de 22.00 a 00.00).
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De este modo, la única forma de atinar con la hora más económica es consultar cada día los precios que publica Red Eléctrica de España y recogen otras páginas web como SUR.es. Si no, es una lotería en la que la única bola asegurada para los hogares sujetos al mercado regulado (PVPC) es que para ahorrar conviene dejar algunas tareas para la madrugada. Y no a cualquier hora, porque si antes la línea de la franja valle (de 00.00 a 8.00 horas y todos los fines de semana y festivos) era prácticamente plana, ahora también presenta importantes curvas, de forma que los precios más bajos se registran entre las 4.00 y las 5.00 horas mientras a las 7.00 el kWh sale más caro que en cualquier momento del primer tramo punta del día (de 10.00 a 14.00).
Las tarifas de este jueves son un claro ejemplo de esta nueva realidad. A las 12.00 (punta), el kWh costaba 0,29143 euros, mientras a las siete de la mañana (valle) salía por 0,29635; a las ocho de la mañana (llano) se disparaba hasta 0,32593 euros y a las diez de la noche (llano), se situaba en 0,29750. Si se comparan las gráficas de precios desde el 1 de junio se observa claramente cómo entonces quedaban reflejadas dos jorobas que mostraban las franjas punta.
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Sin embargo, ese efecto camello se fue diluyendo progresivamente a partir del 16 de septiembre, cuando entraron en vigor las medidas temporales aprobadas por el Ministerio de Transición Ecológica para contener la factura reduciendo impuestos (el IVA, del 21 al 10% y Eléctrico, del 5,1 al 0,5%) y cargos que repercuten en la cuota fija del recibo. A día de hoy, esos dos picos no sólo se han suavizado, sino que también se han desplazado dejando prácticamente sin efecto los segmentos horarios establecidos.
¿En qué consistieron esos cambios? Con la facturación por tramos, el precio de algunas horas se disparaba porque se les aplicaban más cargos (sobrecoste de producción en territorios no peninsulares o financiación de las renovables) y peajes (costes de distribución de la energía). Por tanto, al quedar suspendidos estos cargos hasta un 96% esa distancia entre las distintas franjas se ha minimizado.
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«Las medidas introducidas por el Gobierno han reducido las diferencias entre los distintos tramos horarios, pero el precio viene marcado por la otra pata del sistema, los mercados mayoristas. Por tanto, el resultado es que tenemos más horas llanas, pero con un precio muy alto sea la hora que sea», explica el delegado en Andalucía de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), José Carlos Cutiño, quien advierte de que estas alteraciones de las franjas horarias «hacen imposible llevar una planificación en los hogares salvo que estés todo el día consultando los precios».
Mientras tanto, la realidad es que las tarifas mayoristas siguen siendo altas, fundamentalmente por el auge que siguen experimentando los costes de generación por el alza del precio del gas natural.
El compromiso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que el recibo medio de la luz sería similar al de 2018 una vez descontada la inflación se antoja cada vez difícil de cumplir, ya que los hogares llevan pagados de media 120 euros más en sus facturas que lo que abonaron hace tres años durante los primeros 11 meses.
«En el próximo recibo deberían devolvernos dinero para que al cierre del año pagáramos lo mismo que en 2018», resalta el delegado en Andalucía de la Organización de la Consumidores y Usuarios (OCU), José Carlos Cutiño, quien advierte de que «si no se adoptan las medidas oportunas o bajan los precios de los mercados la factura va a seguir subiendo».
Igualmente, desde Facua siguen reclamando al Ejecutivo que imponga durante al menos seis meses un descuento del 50% en la tarifa PVPC que es la que tiene la inmensa mayoría de familias. Según su portavoz, Rubén Sánchez, se trata de una solución contemplada en una directiva europea por la cual «se pueden considerar vulnerables las familias que el Gobierno determine», por lo que, a su juicio, en esa categoría deberían entrar la mayoría de las familias españolas, quedando excluidas solo las de rentas altas.
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