Expertos piden superar los prejuicios y dar nuevos usos al agua regenerada en Málaga

Málaga, y en especial la Costa del Sol, dispone de agua regenerada en cantidad y calidad, que permite muchos usos, más allá del riego de campos de golf. Pero para ello es necesario superar los prejuicios sobre la calidad de este suministro depurado. Además de contar con financiación bancaria, con la colaboración institucional y herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial para aumentar el abastecimiento ante una demanda creciente.

Estas han sido las principales conclusiones de un panel de expertos convocados por SUR, en torno a la economía verde y la transición hacia un nuevo futuro, que ha tenido lugar hoy en el hotel Málaga Palacio. En concreto, en la mesa titulada 'Colaboración público-privada en el sector del agua', han participado José María López Jiménez, director de Estrategia ESG de Unicaja; Gonzalo Jiménez Espinosa, director de Sostenibilidad de Hidralia y Matilde Mancha, consejera delegada de Acosol.

«En la Costa se producen 45 Hm3 de agua regenerada al año, tiene un potencial brutal, y ahora mismo estamos regando los jardines con agua potable» (menos 8 Hm3 que se destinan para los campos de golf), explica Matilde Mancha. «En invierno tenemos excedentes y sobra, y en verano nos desborda la demanda, de ahí que se pueda destinar a la recarga de acuíferos para el suministro, pero hace falta concienciación y quitar barreras mentales». «El agua regenerada es todo un servicio nuevo que tenemos que ser capaces de desarrollar, con recursos económicos y con colaboración publico-privada, hay mucho recorrido en la ejecución de inversiones en redes de abastecimiento».

Gonzalo Jiménez respalda las bondades de la recarga artificial de acuíferos con agua regenerada. «Queremos demostrar que es viable y seguro, con una gestión de la calidad del agua, del suelo y del acuífero, tiene futuro. En la Costa del Sol esas aguas se pierden en las épocas en que no hay consumo; tenemos que ser capaces de captar y acumular reservas y tener más garantías», y concluye: «El agua regenerada, sí o sí. A veces tenemos rechazo pero hay que romper ese sesgo, los tratamientos son seguros con la legislación exigente».

Jose María López Jiménez, de Unicaja, explica que se ha avanzado mucho en la financiación de operaciones vinculadas con el agua: «Estos años hemos aprendido sobre indicadores de financiación de inversiones con fines climáticos y a conocer las necesidades de empresas; ahora estamos en disposición de atender las peticiones de los clientes con un lenguaje común.

Con todo, el representante del sector bancario advierte sobre los escollos: en el análisis de riesgos ya se tienen en cuenta la sequía, la posibilidad de inundaciones e incluso la potencial subida del nivel del mar, que son factores que se consideran a la hora de cerrar la financiación. «El control del riesgo físico se consigue por el manejo de datos y la tecnología de 'machine learning' e inteligencia artificial.

«El sector financiero quiere contribuir a la financiación de proyectos, para compatibilizar el crecimiento económico con la preservación de los recursos naturales, pero también hay que poner límites al crecimiento en función de los recursos disponibles. La presencia de las administraciones en estas operaciones permite compartir riesgos».

El foro también abordó otras cuestiones, tales como el ahorro de agua y la desalación. Matilde Mancha recuerda que en la Costa del Sol el principal indicador es la presa de La Concepción, que ha termindo el verano con 24 Hm3, esto es, mejor que el anterior. Pero la situación de sequía sigue siendo «severa, que no grave».

El consumo en la Costa occidental se ha reducido este verano hasta un 10%, por el buen comportamiento de los residentes y turistas. Y la ampliación de la desaladora supondrá que a final de año podrá producir hasta 20 Hm3, a los que se sumarán los recursos del embalse y los subterráneos (supone el 30% del total), para llegar hasta los 90 que se gastan cada año. Además, en el futuro, la presa de Gibralmedina, en Cádiz, también supondrá un apoyo y permitirá preservar el agua subterránea.

«La desalación aporta un recurso adicional, no podemos vivir mirando al cielo ni confiar en la meteorología, tenemos que buscar nuevos recursos y usar los más disponibles y eficientes», recalca Gonzalo Jiménez. Además, este experto advierte de que el precio del agua también tiene que ser sostenible, y la innovación aporta ahorro para que el crecimiento económico también sea sostenible y viable.

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