Empezó de forma modesta, en un rincón del vestíbulo del edificio negro, y ayer consiguió reunir a casi 800 personas, entre estudiantes y profesores, que llenaron y dejaron pequeño el aulario López de Peñalver, en el campus de Teatinos. Y de una participación ... estrictamente local en sus inicios, la competición ha reunido en esta ocasión a estudiantes llegados de toda la geografía nacional, Aragón, Cataluña, Baleares o Galicia entre los más alejados.
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La actividad, organizada por el Politécnico Jesús Marín, fue intensa, y la jornada fue seguida con interés por unos 600 estudiantes, que llevaron acompañados de otros 200 profesores de distintos centros de Formación Profesional de Málaga, Andalucía y el resto de España. En el vestíbulo, una pista en la que se desarrollaron competiciones de minisumo, 'battlebots' o luchas de robots, pruebas de velocidad o una muestra de vuelo de minidrones, una de la actividad que concentró más atención de los alumnos, situados alrededor de las escaleras y la primera planta del edificio.
Malakabot tiene una parte expositiva y otra de competición. Alumnos de los institutos han presentado sus trabajos relacionados con la robótica y la electrónica, como maquetas de viviendas robotizadas, una carrera de luces led, una mano robótica o cintas transportadoras. Otros estudiantes competían en las pruebas de soldadura y programación con Arduino: se les proporciona una placa base y los componentes, que tienen que montar con mucha precisión para soldar a la placa, en la que se coloca un microcontrolador Arduinio que programan para que suba y baje una barrera de control.
En el vestíbulo, por grupos de dos, montaban un puesto de control para automatizar persianas y luces de una vivienda. Los estudiantes tenían que ser rápidos, pero también hacerlo mejor que sus rivales.
Una de las novedades de esta edición ha sido la fusión de electrónica y arte. Lo han realizado estudiantes del IES Politécnico Jesús Marín, donde se imparte el Bachillerato de Arte. Noelia Ben Boubker y Carlota Vázquez han diseñado la cabeza de un toro y Jesús Delgado y Oliver John se han encargado de la parte electrónica con la que hacen posible la transmisión de sentimientos: según la distancia de la persona va cambiando el color de los ojos, emite sonidos y, ya muy cerca, empieza a llorar, una forma de «expresar el sufrimiento que le provocamos», decían los alumnos. Una de las conferencias estuvo impartida por Jorge Mata, un joven zaragozano que ha estudiado el grado Superior en Electrónica y Telecomunicación y que se ha especializado en el reciclado de juguetes. Ahora tiene una academia y una empresa con la que enseña a los jóvenes a dar «un segundo uso» a los juguetes, añadiendo o modificando componentes.
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El IES Santa Bárbara presentó su taller de electromedicina, en el que mostraban la aplicación de dispositivos electrónicos en el ámbito de la salud. Y empresas como Ingenia, Dekra, Aertec o Accenture mostraron a los estudiantes sus principales actividades.
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