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ALEJANDRO DÍAZ
Sábado, 13 de julio 2019
La mítica carretera nacional 340, a su paso por la Costa del Sol, fue testigo sin quererlo del nacimiento de espacios que tenían un claro objetivo:atraer la atención del turista europeo de élite. El ocio, el esparcimiento y la diversión fueron las premisas de ... algo más que un estilo arquitectónico que se desarrolló entre las décadas de los cincuenta y que se prolongó hasta la de los setenta en el litoral malagueño.
Fue el artista Diego Santos quien acuñó el término de 'estilo del relax' en su obra homónima publicada en 1987. Los textos eran del historiador del arte Juan Antonio Ramírez; las imágenes, del fotógrafo Carlos Canal, y la coordinación, de la profesora universitaria y gestora cultural, Tecla Lumbreras.
Aquella obra iniciática, reseñada en medios nacionales como 'El País', definía una serie de construcciones de la Costa del Sol que habían surgido al amparo del 'boom' turístico que experimentó la zona durante dichas décadas.
«Trabajé contracorriente, no había ningún tipo de estudio que recogiera la arquitectura de esa época», explica Santos, investigador de un estilo que mezclaba quiebros y curvas y elementos 'kitsch' para transmitir una imagen pop, optimista y luminosa que contrastaba con la de la España del franquismo.
El estilo del relax nació de forma espontánea, sin una definición y un marco teórico previo, a la medida de las necesidades turísticas que iban demandando Málaga y la Costa del Sol. Torremolinos fue uno de los municipios donde triunfó. El bazar Aladino o el hotel Pez Espada, que conmemora este año su sesenta aniversario, son algunos de los símbolos de una propuesta que iba más allá de las fachadas y que se adentraba en los interiores, como en la propia coctelería de dicho hotel, donde tras una pequeña 'encerrona' de la prensa rosa que indignó a Frank Sinatra, el mejor 'crooner' de todos los tiempos salió esposado por la policía camino de la comisaría. Allí escupió a una foto del dictador, lo que le llevó a ser, automáticamente, expulsado del país no sin antes desembolsar 25.000 pesetas de la época.
La emperatriz Soraya de Persia, Alberto II de Bélgica, los duques de Windsor, los barones de Rotschild, Ava Gardner, Ingrid Bergman, Sofía Loren, Carlo Ponti, Rock Hudson, Orson Welles o Kim Novak son algunas de las figuras que se enamoraron del estilo del relax e hicieron de la Costa del Sol un escenario cinematográfico, musical y cultural en tecnicolor.
Fruto de aquel mestizaje, localidades como Marbella, Benalmádena o la ya citada Torremolinos se convirtieron en lugares donde la libertad cotizaba al alza. Algunas noches eran más largas que el día en zonas de ocio como la discoteca Pipers, donde muchos malagueños tuvieron su primer contacto con la música de The Beatles.
En el año 2010, el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), con Pedro Marín al frente, realizó una doble publicación con la reedición de 'El relax histórico' y la incorporación de 'El relax expandido', este último con textos de la académica Maite Méndez. Aquello supuso un impulso para que dos años después se organizase la exposición 'Premiére del Relax', donde comenzó a promoverse la idea de construir un museo dedicado a este estilo. En 2016, la Sala del Rectorado de la UMAacogió la muestra 'El Museo del Relax', comisariada por la propia Tecla Lumbreras y que se dividió en varios apartados para contextualizar: 'arquitectura', 'la costa como plató', 'los personajes' (actores, escritores e intelectuales), y 'diseño y moda'.
Ahora sí, con un marco teórico y con la propuesta de museo vigente, Santos lucha por la defensa de todo ese patrimonio que él mismo ha ido catalogando a lo largo de décadas. «Hay que entender que los hoteles o los cines serán las catedrales del futuro», sentencia. El conjunto que conforman las vidrieras interiores del Banco de España, la gasolinera Alaska, la Residencia de Tiempo Libre de Marbella o La Casa Lange, entre otros muchos ejemplos, merecen para el artista malagueño ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como ocurrió en 2016 con el conjunto arquitectónico de Pampulha, en Brasil, que bien podría pertenecer al sincrético estilo del relax.
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