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Desde el pasado 29 de diciembre, Antonio Sevilla Rodríguez (Granada, 1976) está al frente del timón de Vox Málaga como presidente de la gestora del partido. Un puesto para el que este malagueño de adopción, empresario del sector turístico, concejal en el Ayuntamiento de Torremolinos, ... fue elegido por la dirección nacional tras un último trimestre de año 2020 convulso en el partido de Santiago Abascal en la provincia con la repetición de las primarias, la dimisión del vencedor –Enrique de Vivero– un mes después de ganar y una gestora interina presidida por la diputada Patricia Rueda, que fue la encargad de proponer nombres para esa gestora. Sevilla, al frente de un equipo de cinco militantes permanecerá en el cargo hasta que la ejecutiva nacional nombre una nueva gestora o convoque unas primarias.
–Tiene por delante una papeleta complicada.
–Complicado es todo en política. Es un reto muy ilusionante y apasionante. Es cierto que hemos vivido un tiempo convulso pero no lo vemos tan complicado. El equipo que tengo es muy bueno y estamos muy animados.
–¿Cuáles son sus objetivos?
–El objetivo a corto plazo y la principal función ahora es nombrar toda la estructura del partido con la designación de las vicesecretarías, a las que queremos dar total independencia y que ellos nombrarán sus propios equipos de trabajo, los coordinadores de zona y los coordinadores locales. A largo plazo, el objetivo es ampliar nuestra presencia en las instituciones, especialmente los ayuntamientos, conseguir unos buenos resultados, lograr influir en las instituciones y poder lograr alguna Alcaldía.
–La imagen desde fuera es que Vox Málaga es hoy un partido dividido, ¿cómo pretende unirlo? ¿tiene alguna receta?
–Efectivamente las primarias han sido una época convulsa y complicada, pero, ¿en qué partido no lo son? Prácticamente lo es en todos. ¿Que el proceso ha sido convulso? Sí. ¿Actualmente un partido dividido? Ahora mismo nuestra sensación es que el partido para nada está dividido.
–Es decir, no percibe una situación de división en Vox Málaga.
–Ahora mismo no. Nos están felicitando gente que iban en otras candidaturas. No vemos esa división; ahora todos vamos a remar en la misma dirección.
–¿Por qué se llegó a esa situación convulsa en las primarias?
–Santiago Abascal lo definió muy bien: es condición humana. Eso es propio de unas primarias, pero ahora mismo lo que vemos es mucha ilusión por todos los afiliados.
–Algunos sectores de su partido han criticado su nombramiento por el hecho de que iba en la candidatura de José Enrique Lara, que perdió las primarias.
–En política es normal recibir críticas. Patricia Rueda es una persona bastante independiente y trabajadora y habrá elegido a gente (para la gestora) que ha demostrado su compromiso y su lealtad con el proyecto de Vox y su capacidad de trabajo. Nuestro reto ahora es demostrar que ha sido buena la elección y que vamos a hacer un buen trabajo.
–¿Qué opinión le merece Enrique de Vivero?
–Una persona muy correcta con la que he tenido muy buen trato, al igual que con prácticamente todos los miembros del partido.
–Respecto a lo que dicen que usted es una persona manejada por José Enrique Lara.
–Habladurías siempre puede haber. Aquí nadie es de nadie. Aquí todos los que estamos y nos hemos afiliado es porque creemos en el proyecto de Vox y que hay que mejorar España. No estamos en un bando ni en otro; aquí estamos en Vox.
–¿Qué sensación personal tiene cuando desde fuera se le ataca a su partido acusándole de ser de extrema derecha, populista?
–Simplemente nos atacan porque no nos conocen. El problema que hay es que la gente que habla no quiere conocer lo que realmente dice Vox, sus medidas,... la crítica es gratuita y fácil. La izquierda y en algunos casos el PP nos critican porque no quieren conocer lo que es Vox. Pero hay mucha gente, cada día más, que realmente está viendo cuál es el discurso de Vox y una vez que lo conoce ve que no tienen nada de realidad todas esas críticas que nos hacen.
–Si usted se tuviera que definir ideológicamente, ¿cómo lo haría?
–No me gustan las etiquetas. Sí es verdad que ser de Vox ya te etiquetan en un cosa concreta. Pero a la política hay que venir a cambiar las cosas y esa es la idea y ese es el proyecto de Vox. En Vox tenemos nuestras cien medidas que son como la Biblia, pero que se resumen en dos principios: aquí venimos a servir y no servirnos y sin esperar nada a cambio. Para mí esto es la política y a esto se tiene que venir a la política. Lo que no puede ser es que un Ayuntamiento, que se crea para servir al pueblo, hoy sea el pueblo el que sirve a esos políticos; la alfombra roja no tiene que ir para el político o para el alcalde, sino para el vecino que entra en ese Ayuntamiento para usar esos servicios.
–¿Qué mensaje lanzaría a los militantes y votantes de Vox que se han podido ver desorientados por la situación?
–Animarlos porque ahora se abre ante nosotros una época muy buena, con un proyecto muy interesante e ilusionante, que quiere cambiar esa visión de la política que tienen los dos grandes partidos. Vox ha llegado a la política para cambiar muchas cosas. Para ello necesitamos de todos esos afiliados, simpatizantes y votantes, que cada uno colabore en lo que puede porque todos los que estamos aquí lo hacemos voluntariamente, sin remuneración ninguna, porque quien viene aquí es porque realmente lo siente y quiere cambiar la política.
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