El sábado 2 de febrero de 2019 Francisco Salado se convirtió en el noveno presidente de la Diputación de Málaga de la etapa democrática. ... Un día festivo en su Benagalbón natal al celebrarse la festividad de la Virgen de la Candelaria y donde sustituyó en el cargo a Elías Bendodo tras haber tomado posesión como consejero de Presidencia y portavoz de la Junta. Cinco meses después y tras las elecciones municipales, el también alcalde de Rincón de la Victoria volvió a ser elegido presidente de la institución provincial. En estos días cumple dos años al frente del ente supramunicipal, que han estado marcados por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.
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–Quién le iba a decir hace dos años que tendría que gestionar una situación como la derivada de la pandemia.
–Es verdad que me he encontrado con un mandato muy complicado y difícil porque han saltado por los aires todas las expectativas que tenía, los programas, las estrategias,... y ha habido que centrarte en la lucha contra la pandemia y sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales.
–¿Cómo definiría estos dos años al frente de la Diputación?
–Como un máster en gestión humanitaria, económica y administrativa.
–Es indudable que abordar esta crisis sanitaria y sus efectos sociales y económicos ha sido lo peor de estos dos años. Ahora que se va a cumplir un año de la declaración del estado de alarma, ¿qué balance hace de la gestión realizada por la Diputación para luchar contra el coronavirus?
–En esta gestión desconocida que hemos tenido que afrontar todos los representantes públicos, la Diputación ha sido uno de los grandes salvavidas que han tenido los pequeños municipios de la provincia. ¿Por qué? Fuimos la única administración que atendió las primeras necesidades económicas de los pequeños pueblos. Por ejemplo, rápidamente convertimos el Plan de Asistencia y Cooperación, que es muy finalista en muchos de sus programas, en fondos incondicionados, que era lo que necesitaban esos momentos los alcaldes para destinar los recursos económicos a esas nuevas necesidades que habían surgido de manera imprevista. Me doy por satisfecho en esa gestión porque los alcaldes han encontrado un amigo, una mano tendida, en la Diputación.
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–¿Hace alguna autocrítica?
–Siempre haré una autocrítica no a la Diputación sino que es algo inherente a todas las administraciones públicas y es la lentitud en la respuesta que tenemos que dar a la ciudadanía. Te agota mucho el tener que luchar contra esos trámites administrativos, los informes,... y en muchos casos cuando llegas a dar la respuesta mi sensación es que llegamos tarde.
–De la gestión desarrollada por la Diputación durante la pandemia si tuviera que destacar tres hitos, ¿cuáles serían?
–La primera sería la coordinación. El equipo de coordinación que tuve, al que tengo que darle muchas gracias y donde están diputados, cargos de confianza y personal funcionario, permitió poner en marcha las tareas de desinfección que todo el mundo reclamaba en esos primeros momentos. La Diputación fue el principal pilar que hubo en los pueblos del interior porque puso en contacto y canalizó toda la solidaridad que floreció en ese momento. En segundo lugar, conseguimos un canal de suministro de material de protección en un momento muy complicado y donde la protección individual de las personas que teníamos aquí era fundamental. En tercer lugar, mantuvimos un servicio esencial como es la asistencia domiciliaria a las personas dependientes. Había personas que estaban en la ayuda a domicilio y que por las circunstancias de la pandemia no tenían que asistir a esas personas y hemos seguido pagando ese suministro. Ha sido una ayuda social a esas personas que podían haber quedado en el desempleo y la Diputación ha seguido pagando. A todo ello añadiría el Teléfono de la Soledad, una iniciativa novedosa, innovadora y muy humana y necesaria para atender a través de voluntarios a los mayores que están solos.
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–A nivel general, ¿qué ha echado en falta en la gestión de esta crisis?
–Sobre todo ayudas al sector turístico, que es uno de los sectores más damnificados. Ideas e iniciativas ha habido muchas pero he echado en falta un capitán que liderara las iniciativas que teníamos todas las administraciones públicas para la principal industria de España. Evidentemente quien tiene que poner los recursos económicos encima de la mesa es quien los tiene, el Estado, pero al final todos hubiésemos colaborado. No ha habido ni estrategia ni ganas ni intención de solucionar ese problema porque creo que para el Gobierno el turismo no es ni ha sido su prioridad y como hemos podido comprobar a lo largo de estos meses da palos de ciego.
–¿Cuál es el diagnóstico de la situación actual de la provincia?
–Un diagnóstico muy desesperante. Veo mucha desesperación en todos los sectores, sobre todo en el sector servicios y el pequeño comercio ligado al sector turístico, y así me lo transmiten. Ven que se les acaba el oxígeno y ven mucha indefinición en torno a la vacuna. Esa desesperación hace que tú, como presidente de la Diputación, sientas un grado de impotencia. Por muchas ganas y recursos que tengamos sabemos que nuestra apuesta y recursos son como unas soluciones paliativas para ir moderando el sufrimiento que tiene la sociedad de la provincia, pero quien verdaderamente tiene la solución son las grandes administraciones: las comunidades autónomas y el Estado. No terminamos de ver que se pongan soluciones encima de la mesa para que el colchón que le queda a la economía de la provincia pueda subsistir.
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–Han aprobado el presupuesto de mayor cuantía de la historia de la Diputación, ¿será suficiente para salir de la actual situación económica y social de Málaga?
–Evidentemente, no es suficiente. La Diputación va a hacer este año una inversión millonaria que alcanzará los 132,4 millones de euros y pediremos un crédito de cien millones para desarrollar proyectos de interés provincial, pero es un granito de arena en este desierto que está pasando la economía de la provincia. La economía de la provincia necesita ayudas millonarias.
–¿En cuánto se pueden cuantificar esas ayudas millonarias?
–Si hemos tenido unas pérdidas de más de 10.000 millones de euros sólo en el sector turístico, imagínate de las cantidades astronómicas que estamos necesitando para recuperar las empresas. Eso es lo que el Gobierno tendría que paliar. Nosotros podemos poner medidas paliativas que puedan ayudar a frenar la desaparición de esa empresa, pero quien debe poner las ayudas sobre la mesa es el Estado, que es quien tiene los recursos económicos y legislativos. No sólo tienen que ser ayudas directas sino también medidas fiscales, legislativas. Veo que no se están poniendo soluciones a las empresas, como sí están haciendo otros países europeos.
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–Usted preside el Patronato de Turismo de la Costa del Sol, ¿cuándo estima que empezará la recuperación del sector?
–Siempre soy muy optimista pero estoy entrando en fase de ser un poco más pesimista. Pensábamos que el verano iba a ser una época de recuperación sobre todo del turismo internacional, pero como no se levanten las fronteras internacionales y visto lo visto en torno a la vacunación cada vez soy más pesimista. Así que la recuperación puede vislumbrarse algo después del verano y el primer segmento que se puede ver beneficiado es el del golf.
–Una de las principales críticas de la oposición es que bajo su mandato se ha olvidado de los pequeños municipios.
–Para nada. Nunca esta Diputación ha sido tan municipalista en toda su historia. ¿Por qué? Porque hemos adaptado todos nuestros recursos y programas a lo que nos han dicho y pedido los alcaldes. La del PSOE ha sido una crítica por criticar algo porque no tenían ningún margen de maniobra más. Esa crítica es totalmente injustificada.
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-En estos dos años largo de mandato que restan, ¿qué proyecto de la Diputación le gustaría ver culminado?
–Prioritario es todo. La Diputación tiene que tener proyectos estratégicos como se han hecho con el Caminito del Rey, la Senda Litoral, Gran Senda,... Esos proyectos nacieron, tienen que crecer y consolidarse. Pero luego hay muchos proyectos que son obligaciones de la Diputación que debemos encarrilar. Mi estrategia que a esos déficit que tiene el interior de la provincia se les marque el camino y se pongan en la senda para encarrilarlos y darles una solución: la movilidad no sólo por carretera sino también la tecnológica para que esos pueblos la despoblación sea un problema que a corto, medio y largo plazo se pueda solucionar, la mejora de servicios básicos como el agua o el saneamiento.
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