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En 2015 Alberto Montero (Cornellá de Llobregrat, 1970) fue elegido diputado por Málaga bajo las siglas de Podemos y luego en la coalición Unidos Podemos ... cuando se repitieron las elecciones en 2016 y la formación morada fue junto a IU. Cara a los comicios generales de 2019, no repitió tras abandonar la primera línea política después de llevarlo meditando un tiempo aunque la gota que colmó el vaso fue su malestar por el hecho de que Izquierda Unida copara los dos primeros puestos de la lista por Málaga. Entonces volvió a su puesto como profesor universitario en la UMA, donde imparte clases de Economía Política y de Economía y Finanzas. Junto a ello trabaja para distintas consultoras, fundamentalmente Llorente y Cuenca. La cita es a las puertas de su facultad de Ciencias del Trabajo, donde mientras posa para el fotógrafo algunos alumnos le preguntan cuándo estará la nota del último examen. Ya en su despacho, donde hay que encender las luces a las 2 de la tarde porque la luz natural no entra a pesar de ser un edificio de nueva construcción, comparte un rato de charla con SUR el mismo día en que los titulares se los llevaba el inicio de la crisis del PP por el enfrentamiento entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.
-¿Sigue militando en algún partido?
-No. Sigo recibiendo propuestas para colaborar puntualmente, pero no milito activamente. Estoy en chats de la Secretaría de Economía de Podemos donde hay compañeros economistas con los que he trabajado bien y seguimos manteniendo una relación.
-Desde la distancia de no estar en la primera línea, ¿cómo ve la política?
-La veo polarizada, crispada y más generadora de tensiones que resolutiva. Esos niveles de crispación no son buenos a ninguno de los efectos: ni para los políticos por la imagen que transmiten, ni para la sociedad por lo que está permeando en esa sociedad.
-¿Qué opinión le merece la gestión que hace el Gobierno de coalición?
-En términos materiales me merece una valoración muy positiva. El hecho de que se aplicaran los ertes por parte del Ministerio de Trabajo en una situación de pandemia utilizando un mecanismo que se ha mantenido en el tiempo y que venía de la reforma laboral del PP, me parece que ha sido algo muy positivo para la mayor parte de la población, que no perdió su vínculo con el puesto de trabajo; se ha creado un ingreso mínimo vital; se ha subido el SMI durante dos años; se han avanzado en los aspectos más problemáticos de la Reforma Laboral con el acuerdo de la patronal y los sindicatos... Me parece que en la acción de gobierno hay elementos que no son comunistas, sino que son elementos de la socialdemocracia de los países de nuestro entorno a los que queremos asimilarnos. Se han producido avances importantes como para que no se entienda el nivel de agresividad que hay contra un Gobierno que va haciendo que se avance en derechos.
-Hablando de la reforma laboral. En campaña PSOE y Unidas Podemos propugnaban derogar la reforma que hizo el PP, pero no se ha hecho tal sino que se han llevado a cabo modificaciones de acuerdo ¿Qué le parece que no se haya derogado? ¿Se ha quedado corta la actuación y se debería haber hecho más?
-Ese tipo de debates nominalistas no lleva a ninguna parte. Efectivamente se anunció la derogación de la reforma laboral como si pudiéramos volver a 2011, pero no se puede volver porque la sociedad y la economía han avanzado y hay elementos que, encima, se han demostrado positivos y es bueno salvaguardarlos. Porque dijiste algo muchas veces (en alusión a la derogación) en un exceso retórico, no parece que tengas que ser permanentemente esclavo de una palabra. Y después me parece que las posiciones maximalistas no llevan a ninguna parte. Nunca me han gustado las posiciones de todo o nada y me parece que el contexto y la correlación de fuerzas determina hasta dónde se puede llegar. ¿Era importante que se hiciera (la reforma)? Sí era importante. Los niveles de precariedad y temporalidad de este país no son asimilables a ningún país europeo. Europa nos estaba diciendo que hiciéramos algo al respecto y se ha hecho. ¿Que no era lo que la izquierda pura hubiera reclamado? Pues seguramente no. ¿Que no era lo que la derecha pura hubiera querido? Pues seguramente tampoco. Pero es lo que un Gobierno legítimamente ha elegido y ha conseguido poner de acuerdo a los agentes sociales, patronal y sindicatos, lo que me parece un avance importante. Todo lo demás es retórica vacía.
-¿Qué crítica haría al Gobierno actual?
-Creo que les ha tocado unos tiempos muy difíciles de gestionar. No es fácil pasar por donde ellos han pasado como supongo que no tuvo que ser fácil para Mariano Rajoy cuando el mundo se hundió en 2008. ¿Cuál es el nivel de crítica que le haría? Es muy difícil hacerle crítica a un Gobierno que ha tenido que gobernar en condiciones de excepcionalidad y enfrentándose a algo que no conocíamos. Es muy injusto decir que todo se ha hecho mal. Quizás nos han mareado más de la cuenta con restricciones que luego se han demostrado que no eran necesarias, pero… no tengo los argumentos para saber si en ese momento lo que estaban haciendo es lo que tendrían que hacer. Quizás la crítica serían los excesos retóricos.
-A su juicio, ¿qué prioridades debe acometer el Gobierno en lo que queda de legislatura?
-Una reforma fiscal y una reforma de la Administración. Ahí sí hay un elemento de crítica importante y es que no puedes gestionar a la sociedad del siglo XXI con una administración del siglo XIX, donde al ciudadano en lugar de inspeccionarlo a posteriori para ver si ha hecho un uso adecuado o no de las ayudas o de lo que sea, pues se le presupone defraudador, un parásito social,… La administración debería ser más ágil en términos administrativos.
-¿Qué le pareció que Pablo Iglesias dejara el Gobierno y la política?
-A mí me parece bien que los políticos dimitan. Si personalmente no estás cómodo y si políticamente no sientes que estás desarrollando lo que tú crees que deberías estar impulsando, la dimisión… dimitir es un verbo sano y que se ejercita poco. Me parece que cuando se marchó tras un mal resultado electoral hizo una cosa ejemplar.
-¿Mantiene contacto con él?
-Últimamente no. La última vez quizás fue cuando le transmití ánimos el día que dimitió.
-¿Mantiene contacto con Íñigo Errejón?
-Con Íñigo menos. Tuvimos las tensiones que tuvimos y yo estoy más vinculado a la gente de economía de Podemos y menos a la gente de Más País.
-¿Cómo valora la figura política de Yolanda Díaz?
-Políticamente me parece una figura muy positiva en el sentido de que ha demostrado una enorme capacidad de negociación y capacidad de trabajo desde su ministerio en un momento muy difícil. Me parece que aúna valores muy importantes. Es una persona que se está demostrando muy pragmática, es decir, que prefiere un acuerdo que no sea de máximos a ningún acuerdo. Es una figura que puede acabar lastrada por el entorno. Va a necesitar construir algo distinto porque el peso de las marcas a las que está asociada, lastra.
-¿Puede ser la esperanza para esa izquierda que unifique a todos esos grupos disgregados?
-Me parece que la unión de la izquierda se ha demostrado mala cada vez que se ha producido. Cada vez que ha pretendido ir junto todo lo que hay a la izquierda del PSOE se ha tenido un menor resultado. De hecho Podemos nace contra la unidad de la izquierda y las primeras elecciones a las que me presento yo no vamos con IU porque no tenía ningún sentido ya que el peso de IU en aquel momento tiraba hacia abajo como se demostró en los resultados. Volviendo a Yolanda, su figura es lo suficientemente transversal como para que si va muy marcada por ser la representación o el líder de la unidad política de la izquierda, le lastra frente a un electorado del PSOE, que la puede ver como una dirigente muy a la izquierda o una dirigente importante en el ámbito de la izquierda, en una izquierda socialdemócrata o incluso un poco más allá; sobre todo con un PSOE donde su militancia normalmente se sitúa sociológica y políticamente más a la izquierda que sus dirigentes.
-¿Qué la parece la gestión como ministro de Alberto Garzón?
-La gestión de Alberto es la gestión que compete a un ministerio que normalmente no ha existido como tal. Por tanto, sus ámbitos de gestión son muy limitados y me parece que se es muy injusto con Alberto porque Alberto dice cosas que dichas por cualquier otra persona nadie las cuestionaría al nivel que se le cuestiona a él. Me parece que hay un nivel de agresividad gratuito contra Alberto y su gestión política donde sobre temas concretos. En el último de ellos las macrogranjas, la posición del PSOE no era distinta, pero sin embargo la dice Alberto en lugar de Luis Planas y el mundo se hunde. Me parece que hay una animadversión muy personal contra él que hace que todo lo que haga o diga está mal.
-Usted formó parte en la génesis de Podemos y su irrupción en el tablero político. Ahora que ya han pasado algunos años desde la aparición de los nuevos partidos, ¿qué creen que han supuesto?
-Supuso abrir las ventanas del bipartidismo y que el tablero se abriera mucho más. Si los resultados de Podemos o de Ciudadanos se hubiera seguido manteniendo hubiera sido muy positivo, pero de repente nos encontramos con la aparición de un partido como Vox, hacia cuyas posiciones se ha ido una parte del electorado del PP. Incluso yo diría que mucha gente que nos votó a nosotros por antisistema ahora vota a Vox por antisistema. Es gente sin un alto nivel de ideologización, pero sí un alto cabreo que le lleva a votar a aquel que representa aquello que se supone que te oprime. Volviendo a la aparición de los nuevos partidos, creo que nos acercó a algo que está ocurriendo en la normalidad de Europa y que son parlamentos fragmentados y mayor sensibilidad en la representación de las posiciones políticas. El que haya más matices que te permitan, por ejemplo, ser una persona de derecha pero más liberal, más conservadora o más demócrata cristiana y tener un espacio preciso en el que te sientas más representado, eso me parece que es bueno y que no sean dos sacos grandes y tengas que elegir uno u otro (bipartidismo). Sí me parece que como sociedad estamos en un proceso de aprendizaje a convivir, a entender que las diferencias políticas no pueden ser motivo de tensión social y de agresividad al nivel en que estamos. En conclusión, la irrupción de los nuevos partidos es positiva pero necesita madurar.
-Visto los acontecimientos desde que dejó la primera línea política, con un Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, ¿ha pensado en algún momento: 'De haber seguido en política yo podría haber sido secretario de Estado, ministro'? ¿Alguna vez le ha pasado eso por la cabeza?
-Nunca. No se me ha pasado eso por la cabeza.
-Cuando se formó el Gobierno de coalición, ¿Le ofrecieron algún cargo?
-Me ofrecieron un par de cosas, una dirección general o incorporarme a un gabinete en el Gobierno. Decidí que no.
-¿Echa de menos la primera línea política?
-En absoluto.
-La fragmentación de la izquierda es generalizada en España y más agudizada, si cabe, en Andalucía, donde hay elecciones este año. ¿Hay posibilidad de que haya unidad cara a esos comicios?
-Creo que cuando una figura como la de Teresa Rodríguez y un partido como Anticapitalistas que estaban al frente de la dirección de Adelante Andalucía se impugnan a sí mismo y acaban tensionando cuando tú eres la dirección y acabas provocando la explosión de ese grupo parlamentario, tú tienes un problema de toxicidad. Todos sabemos que el troskismo se caracteriza por el entrismo en la organización, pero ya que seas troskistas y hagas dinamitar la organización que tú diriges no aporta nada nuevo. Me parece que Teresa Rodríguez es una figura política tremendamente desaprovechada. Me parece que la izquierda en Andalucía pierde un gran valor, pero al mismo tiempo no creo que sea buena la unidad.
-Y en la provincia, ¿cómo ve a Unidas Podemos?
-No lo sigo mucho. Estoy fuera y no quiero opinar sobre lo que no estoy implicado. Veo que los que fueron mis compañeros trabajan mucho, especialmente en el Ayuntamiento de Málaga, sigo los chats, alguna vez he participado en charlas,… pero valorarlo no porque no estoy y no soy árbitro de nada.
-¿Hizo amigos en la política?
-Sí. El tipo de amigos que puedes hacer cuando tienes 50 años. Mantengo contactos con ellos.
-¿De otros partidos?
-Sí, por supuesto.
-¿Con quién mantiene contacto de otros partidos?
-Con Pedro Saura (PSOE), Carolina España (PP), Guillermo Díaz (Ciudadanos) o con Carles Campuzano (ERC).
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