«Por fin empieza la selectividad, se nos ha hecho todo muy largo»

A las siete y media de la mañana ya había colas y atascos para acceder al campus universitario de Teatinos. Hasta aquí, la imagen habitual de todos los años cuando miles de jóvenes acuden para realizar las pruebas de acceso a la universidad. En el edificio de Gerald Brenan, al igual que en el resto de las diez sedes habilitadas en la capital, hay fijadas largas listas de nombres en un tablero que se ha colocado en el exterior. Los alumnos comprueban el aula que les ha tocado y ahora deben esperar hasta que el personal de apoyo los llama para ubicarse en su sitio. Todos llevan mascarilla y se desinfectan las manos. Algunos de manera compulsiva. La idea era evitar, en la medida de lo posible, la formación de grupos y aglomeraciones. Para ello se ha incrementado el número de sedes en la capital, incorporando a la Facultad de Comunicación, pasando de nueve a diez. No obstante, evitar las aglomeraciones puntuales no siempre ha sido posible.

Pablo Ortega estudia en el IES Huerta Alta, un instituto de Alhaurín de la Torre. «Por fin empieza la selectividad, se nos ha hecho todo muy largo. Estoy contento por poder pasar esto ya», asegura que el tiempo de espera y la incertidumbre generada por el coronavirus y la suspensión de las clases presenciales le han pesado estos últimos meses. El momento antes de entrar a hacer el examen de Lengua y Literatura Castellana, el primero de un día que estará dedicado por completo a las materias troncales, lo aprovecha para repasar autores con sus compañeros de clase. «Esto no sirve de nada, pero bueno...», le espeta Zaira Ruiz, también del IES Huerta Alta.

Si hay algo así como un 'coronabonus' para el curso de bachillerato que más difícil lo ha tenido, es la flexibilización en el modelo de examen. Los alumnos podrán elegir entre más preguntas, lo que abre el abanico de posibilidades. Zaida asegura que se trata de una medida necesaria: «Las clases virtuales han sido duras en todos los sentidos, el calor ha pesado al final. Pero lo peor era la presión para acabar el temario, apenas nos ha dado tiempo».

Un primer sondeo entre los alumnos revela que las carreras relacionadas con la salud no han perdido su atractivo. Ni el Covid-19 ha acabado con las ganas de estudiar Enfermería. Esta selectividad también se caracteriza por ser la más disputada. Al elevarse el número de examinados hasta la histórica cifra de 9.100, también lo harán las notas de corte.

No han faltado en estos primeros compases de la selectividad los grupos de padres que han venido a acompañar a sus hijos. «Somos los intensitos», dice de sí misma María Victoria Ariza. La idea es permanecer aquí hasta las 15:00, cuando finaliza el último examen del día, que es Lengua Extranjera. Si se le pregunta por los últimos meses, reconoce que hubo cierta angustia: «Más que nada por la incertidumbre. No sabíamos qué iba a pasar, incluso si la selectividad se podía suspender. Para ellos también ha sido muy duro, todo el día estudiando». La figura de los padres como sufridores en paralelo ha crecido en estos meses.

La primera selectividad bajo el denominador común del coronavirus también ha dejado constancia de una movilización de personal inédita. El número de vigilantes de seguridad en el exterior de las sedes se ha elevado. Por primera vez, se ha creado la figura del denominado profesor de apoyo. Estos han sido los encargados de llamar a los alumnos y también los deberán acompañar si desean acudir, por ejemplo, al servicio. Además, deben insistir en que se mantengan las distancias de seguridad entre las personas.