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Meliones. Es un manantial salino que vierte en el embalse del Guadalhorce provocando la salinización de los recursos que almacena. Parte de esa sal contamina los campos del Guadalhorce. Salvador Salas
El embalse lleno de salmuera

El embalse lleno de salmuera

Domingo, 10 de diciembre 2017, 00:41

El embalse del Guadalhorce es el tercero más grande de la provincia en capacidad con 126 hectómetros cúbicos, sólo por detrás de La Viñuela (165 Hm3) y Guadalteba (153 Hm3). Desde su entrada en funcionamiento en el verano de 1973, pocos se imaginaban que esta presa iba a dar tantos quebraderos de cabeza.

La razón es un manantial de agua salada, Meliones, que vierte sus aguas en la cola del pantano y que saliniza los recursos de este embalse. Su alta salinidad convierte en un agua de mala calidad el principal recurso hídrico de la capital para abastecer a los vecinos, que tienen que pagar en sus recibos un recargo por desalinización (entre 0,10 y 0,90 euros por metro cúbico). El agua con mayor salinidad es la que va a parar a la desalobradora de El Atabal. El descenso del agua embalsada ha dejado el manantial a la vista. Algo que sólo ha sucedido con anterioridad en las sequías de 1995 y 2005. Durante años la capital reclamó una solución a la mala calidad del agua que bebían los malagueños. Ello se solventó con la desalobradora de El Atabal que se acometió en la sequía de 2005. La planta permite eliminar la sal y la cal al agua que beben los vecinos, sin embargo la salinidad no está resuelta.

Desde entonces no se ha invertido nada para acabar con el problema. En los años 90 se realizó un ‘saleoducto’ de 53 kilómetros de longitud que estuvo funcionando casi tres años y medio, para verter el agua salada en el mar. La conducción se rompió y no se reparó, aún cuando supuso más de 1.100 millones de las antiguas pesetas. Con anterioridad se realizaron diversas obras que tuvieron como finalidad evitar que las aguas fluyentes del entorno penetraran en algunas de las cuevas que rodean el cauce convirtiéndose en salmuera. Las opciones que baraja la Junta para acabar con el problema consisten en la construcción de dos pequeñas presas para aislar el manantial o tapar las cuevas donde se acumula la salinidad. La obra corresponde al Gobierno central.

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