Los economistas alertan de la «reducción drástica» de la licitación de obra pública en el primer trimestre en Málaga

Pero también, insiste Méndez de Castro, están las infraestructuras, que han de entrar en la ecuación para resolver los problemas no sólo de movilidad, sino también residenciales. La ampliación del metro, de las carreteras, del ferrocarril, el descongestionamiento de las entradas a la capital, la construcción de un ramal por el interior, defiende, permitirían que fuera más fácil que la población se moviera fuera de la capital y la costa, donde los precios de las casas están más caros, y pudieran desplazarse hacia los mercados inmobiliarios de la zona metropolitana interior: «No podemos deslocalizar vivienda si no tenemos infraestructuras viarias», ilustra Méndez de Castro. «La oferta de suelo que hay es muy cara y donde puede haber suelo más barato, no hay infraestructura de movilidad que sea capaz de absorber a la gente», aporta Font. Con más facilidades de transporte que favorecieran la distribución de la población en un territorio más amplio, apunta Méndez de Castro, también sería posible un mayor equilibrio en toda la provincia, que se cerraran brechas de precios y se pudiera extender el tejido productivo y el talento de una manera más uniforme por todo el territorio.

En cuanto a las razones de la reducción de la licitación pública en Málaga, Méndez de Castro esboza dos posibles motivos: bien a «componente político», bien la «dificultad de dotar de infraestructuras a la provincia». De acuerdo con los datos de la patronal de la construcción, todas las Administraciones han reducido la inversión en la provincia: desde la central (-27%), pasando por la local (-53%) y también por la autonómica (-89%). Pero hay que precisar que los datos se ciñen al primer trimestre de este 2024, que comparan con unos de 2023 que más que duplicaron los de 2022, y que el trimestre más fuerte en obra pública suele ser siempre el tercero.

Los economistas, durante la presentación de su primer barómetro sobre la economía malagueña correspondiente a este año, pusieron el acento en la necesidad de hacer más viviendas, de construir más infraestructuras viarias, pero también en que no hay que olvidar el problema estructural que supone la sequía: «No debemos caer en la complacencia por las últimas lluvias», incide Méndez de Castro, a lo que Antonio Pedraza, vicedecano del Colegio añade: «La del agua es una cuestión fundamental, tanto para el turismo como para la agricultura. No debemos abandonar este problema, no podemos paralizarnos con las infraestructuras del agua si no, en octubre volveremos a estar en las mismas: en Estepona han dicho que van a hacer una desaladora y la están haciendo, así hay que hacer. Es un tema estructural, no coyuntural. Málaga es una de las provincias semidesérticas que tienen el riesgo de estar desertizadas en los próximos años».

Vivienda, movilidad y agua como asignaturas pendientes para una economía malagueña que los expertos continúan viendo como «robusta» y con cifras de crecimiento y de actividad general persistentemente por encima de la media española. Así, por ejemplo, para este año prevén que el PIB provincial se expandirá a ritmos del 2,1%, frente al 1,9% que esperan para el nacional. Javier Font, director del servicio de estudios, de esta manera, afirma que si bien Málaga no es ajena a una situación geopolítica convulsa y a la debilidad de algunas economías tan importantes como la alemana o la británica para el turismo local, «está manteniendo el tipo», gracias a la mejora de las exportaciones, pero también al dinamismo del turismo, que incluso se mantiene fuerte durante los meses de invierno, lo que es muestra de la desestacionalización de esta industria, gracias, en general, por tanto, a la resistencia del sector servicios. Por todo ello, Méndez de Castro sintetiza que, pese a las amenazas que hay por todos los frentes, sobre todo el geopolítico, los empresarios siguen mostrando mucha confianza y se está normalizando que la inestabilidad es algo con lo que hay que convivir.