Secciones
Servicios
Destacamos
El trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH), generalmente conocido como trasplante de médula ósea y, concretamente, el trasplante alogénico (de un donante), ha protagonizado en los últimos años varias campañas que recalcan que es el único tratamiento curativo para muchos pacientes con cáncer hematológico. Sin embargo, ... y a pesar de la mejoría en la supervivencia, este tratamiento puede fracasar debido a una recaída de la enfermedad o a complicaciones relacionadas con el procedimiento, «siendo la causa más frecuente de morbimortalidad a largo plazo la enfermedad de injerto contra receptor (EICR), producida por el efecto citotóxico de los linfocitos del donante frente a órganos y tejidos sanos del receptor». Este es el mensaje de alerta que mandaron este jueves en la reunión anual del Grupo Español de Trasplante Hematopoyético y Terapia Celular (GETH-TC), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), celebrada en Málaga.
«En los pacientes receptores de un trasplante de médula, los linfocitos del donante son capaces de reconocer como extraños y atacar algunos de sus órganos sanos», explica Lucía López Corral, hematóloga del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y secretaria del GETH-TC. «Existe una forma aguda, que se produce normalmente en las primeras semanas tras el trasplante y que afecta, principalmente, a la piel, al tubo digestivo o al hígado, y una forma crónica, que se manifiesta, habitualmente, varios meses después del trasplante, y que puede afectar a casi cualquier órgano, siendo los más frecuentes la piel y la boca».
Así las cosas, el estudio de la SEHH señala que entre el 35 y el 65% de los pacientes que recibe un trasplante alogénico desarrollará EICR en su forma crónica y, por lo tanto, va a necesitar tratamiento inmunosupresor prologando, que predispondrá a estos pacientes al desarrollo de infecciones, entre otros efectos secundarios. «Aunque en los últimos años hemos profundizado en el conocimiento de esta complicación y han llegado nuevas opciones terapéuticas, la primera línea de tratamiento siguen siendo los corticoides, a pesar de que más de la mitad de los pacientes no presenta una respuesta mantenida y requerirá de otros tratamientos para controlar la EICR crónica», añade.
La doctora López Corral sostiene que sería más que necesaria tener la capacidad de diagnosticar e intervenir en sus fases más precoces de la enfermedad, «detectar biomarcadores que nos permitan identificar a los pacientes que no van a responder a los corticoides y así evitar sus efectos secundarios, y potenciar redes de investigación que permitan seguir profundizando en el conocimiento de su fisiopatología para seguir desarrollando fármacos eficaces y seguros». Además, la hematóloga destacó la importancia de concienciar a otros especialistas (dermatólogos, oftalmólogos, odontólogos, reumatólogos, neumólogos o ginecólogos, entre otros) sobre la relevancia de esta complicación, así como formar al propio paciente en el reconocimiento de las manifestaciones clínicas iniciales y en aspectos relacionados con la prevención de las secuelas de la EICR crónica.
La rueda de prensa contó con la participación de Raquel Alonso, paciente de EICR crónica desde 2019, cuyo diagnóstico llegó nueve meses después de recibir un TPH para tratar una leucemia mieloide aguda. «Vivir con EICR crónica pulmonar es bastante complicado por las limitaciones a las que me tengo que enfrentar. Hay días en los que puedo realizar esfuerzos un poco mayores, pero esto supone que al día siguiente me encuentre algo más asfixiada de lo habitual», explica Raquel. «Me gustaría que se nos diese más voz a los pacientes, ya que para nosotros es muy importante poder contar con la mejor calidad de vida posible después de haber pasado por un proceso tan complicado».
El trasplante de médula
Según el último balance publicado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), España registró en 2022 su máximo histórico de actividad de trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH), con un total de 3.630. De todos ellos, 610 tuvieron lugar en centros hospitalarios andaluces, convirtiendo a Andalucía en la tercera región con mayor número de TPH realizados, por detrás de Madrid y Cataluña y, posicionando al Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, y al Hospital Regional Universitario de Málaga, entre los centros más trasplantadores de España.
«En Andalucía, todos los pacientes que necesitan un trasplante de médula lo están recibiendo en un tiempo adecuado gracias al desarrollo de nuevas estrategias de profilaxis para la EICR, que permiten el uso de donantes alternativos. Asimismo, los centros andaluces estamos participando en estudios europeos en los que se comparan los resultados de unos centros con otros, ayudando a su evaluación, y hemos aumentado nuestra participación en publicaciones científicas en el ámbito del trasplante», explicó José Antonio Pérez Simón, hematólogo del Hospital Virgen del Rocío y vicepresidente del GETH-TC.
Por otra parte, Andalucía cuenta con tres centros designados por el Sistema Nacional de Salud para el uso de terapia CAR-T, entre los que se encuentra el Regional de Málaga. «El TPH y la terapia CAR-T gozan de buena salud en Andalucía, pero necesitamos el apoyo de la Administración para afrontar un proceso cada vez más complejo y exigente en lo que respecta a controles, autorizaciones o auditorías», concluyó el doctor Pérez Simón.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.