El diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz deja la política
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«El presente a veces debe sacrificarse por el futuro», afirma en su despedida, donde agradece «el sueño hecho realidad» de haber representado a la provincia en el CongresoGuillermo Díaz se va de la política. El diputado de Ciudadanos por Málaga ha anunciado esta mañana en una comparecencia sin preguntas y donde se le ha visto emocionado que inicia una nueva andadura personal «al margen de la política» después de siete años como diputado en el Congreso. Un cargo que dejará a mitad de agosto cuando se disuelva la Diputación Permanente de la Cámara Baja y de la que es miembro y en estas semanas también abandonará su cargo como viceportavoz nacional de la dirección del partido naranja. Sobre su futuro aún no tiene decidido si volverá a su puesto como empleado municipal del Ayuntamiento de la capital o emprenderá otros retos profesionales.
«Esta etapa de siete años en el Congreso llega al final y con ello termina mi tiempo en política. Es bueno que la política sea temporal. Es bueno implicarse en política pero también es bueno saber irse», ha afirmado Díaz, quien ha reconocido que tuvo ofertas de otros partidos (el PP) para seguir en la política pero que las rechazó. Y en este punto ha sido directo y tajante con un mensaje que ha sido una pulla a aquellos compañeros suyos que abandonaron Ciudadanos para dar el salto a otros partidos: «Mis ideales son liberales. Creo en la racionalidad, la ilustración y el humanismo. Es importante ser coherente con tus ideales, no venderlos porque lo único que tenemos seguro es nuestra palabra».
El diputado de Ciudadanos y exlíder del partido en la provincia ha afirmado que ha sido «un gran honor» ser diputado en el Congreso y «una gran suerte serlo por Málaga». «Ser diputado por Málaga es un sueño hecho realidad, gracias por hacerme tan afortunado Esta etapa ha sido el mayor honor que he tenido en mi vida», ha destacado, al tiempo que en el capítulo de agradecimientos ha tenido palabras de reconocimiento al intelectual Arcadi Espada, «sin él -ha dicho- no hubiera entrado en política»; a Albert Rivera, un líder «excepcional»; a Inés Arrimadas, que ha sido «mi brújula y ejemplo» y a sus compañeros del partido en Málaga a quienes defendió como «los irreductibles que mantienen la pica del liberalismo en la tierra donde reposa Torrijos».
«He desarrollado mi trabajo parlamentario de la mejor forma que he sido capaz. He trabajado cada intervención; he pensado cada palabra; he dedicado muchas horas a preparar mis intervenciones intentando ser digno del privilegio que los españoles me han otorgado al elegirme para representarles», ha manifestado, al tiempo que ha recordado su contribución y la de su partido para la negociación de leyes, así como para defender la cultura, combatir la leyenda negra y la censura y defender la libertad.
Guillermo Díaz, que ha sostenido que se aprende «más» en las circunstancias más duras, ha destacado que Málaga vive «el mejor momento de su historia y no es por casualidad, ya que estas cosas se trabaja, se luchan y se buscan y lucha y mi partido ha sido corresponsable de este éxito». «Málaga es una tierra de oportunidades, que demuestra que se puede progresar sin acudir a los falsos atajos del nacionalismo o el victimismo, que se puede prosperar y crecer gracias al optimismo, la apertura al mundo, al trabajo y la ruptura de los tópicos», ha remarcado, al tiempo que ha advertido respecto al momento «dulce» que vive la capital que debe evitarse que sea «una moda pasajera».
Díaz también ha desvelado que ha sido uno de los dirigentes que en su partido abanderó la necesidad de que Ciudadanos no se presentara a las elecciones generales del 23 de julio tras el batacazo de las municipales. «Es una decisión muy dura, pero acertada. El presente a veces debe sacrificarse por el futuro», ha manifestado.
En su adiós, el político liberal ha reflexionado sobre el momento «convulso y crucial» que vive España en una época donde «el identarismo con sus diferentes versiones, siendo el nacionalismo la más destacable, amenaza nuestro sistema de derechos y libertades. «Europa en general y España en particular viven una época donde debemos afrontar desafíos importantes. Hay una relajación en la defensa del Estado de Derecho tratando de no ofender a minorías hipermovilizadas que normalmente pulsan en contra del interés general. Nos enfrentamos al apaciguamiento y la normalización de privilegio basado en el código postal o la lengua. También es un desafío el auge de las ideas populistas gracias a la excesiva simplificación de la política. Se están abandonando los ideales ilustrados y humanistas y se están cambiando por el relativismo y el mantra posmoderno de que la verdad no existe», ha advertido.
Aún así, Guillermo Díaz se ha mostrado optimista porque estos desafíos tienen «una respuesta acertada y correcta que puede vencerlos: la evidencia científica, el pensamiento ilustrado, los avances tecnológicos y el haber identificado estos retos» y porque «la mejor España, la que emerge de 1978, cada vez que se ha enfrentado a un desafío importante ha sabido superarlo con creces».
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