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Nacida en Tetuán en 1944 en el seno de una familia de malagueños, está inscrita en el Registro Civil con el nombre de Hortensia, pero ... todo el mundo la conoce como Chiqui Gutiérrez del Álamo. Una veterana feminista cuya trayectoria política está marcada por la defensa de la igualdad de la mujer y su pertenencia al PSOE, partido por el que fue parlamentaria autonómica durante 18 años y una de las siete únicas mujeres que formaron parte de aquella primera Cámara autonómica en 1982.
–¿Cuándo entró en política?
–Desde 1974 yo formaba parte del Movimiento Democrático de Mujeres. Un movimiento nacional de carácter feminista donde se agrupaban mujeres de partidos de izquierdas y progresistas independientes. Tras la muerte de Franco, me afilié al PSOE en 1976, aunque mantuve mi vinculación con el Movimiento Feminista de Mujeres, desde el que hicimos, en aquellos años de la Transición, muchas campañas por la igualdad de la mujer en asuntos como el debate en el seno de la comisión que redactó la Constitución sobre la prevalencia del varón en relación la mujer en el orden sucesorio de la Corona; o la legalización de los anticonceptivos y de la interrupción voluntaria del embarazo. Me afilié al PSOE porque es un partido que tiene la igualdad como uno de los ejes de su ideario; en sus estatutos se defiende la lucha por una sociedad de ciudadanos iguales, libres e inteligentes.
–¿Qué cargos públicos ocupó?
–En 1978 fundé el Centro Asesor de la Mujer y estuve como directora hasta 1982. En ese año fui elegida parlamentaria andaluza y estuve hasta el 2000, siendo unos años secretaria general del grupo parlamentario socialista y miembro de la Mesa en la 'legislatura de la pinza' (1994-1996). También fui directora general de Consumo en la Consejería de Salud desde 1982 a 1986.
–¿Y orgánicos?
–He sido muchos años integrante de la ejecutiva provincial, donde entre 1977 y 1982 llevé la secretaría de Prensa; fui secretaria general de mi agrupación del PSOE, que entonces se llamaba Centro-Malagueta del PSOE; y he sido miembro del comité federal del partido y del regional.
–En 2000 dejó la primera línea política, ¿qué ha hecho desde entonces?
–Ese año me incorporé a trabajar en una clínica de interrupción del embarazo hasta que me jubilé en 2010.
–¿Sigue militando?
–Sí. Eso es algo que no se puede dejar, sobre todo, cuando se llevan más de cuarenta años de militancia.
–¿Y cómo vive esa militancia?
–Voy a algunas asambleas, a actos públicos, mítines,... es una militancia menos intensa que la de antes. La edad también cuenta.
–Fue una de las primeras siete mujeres en el Parlamento de Andalucía, ¿cómo vivió aquel hito?
–Con mucha emoción. Recuerdo el calor que pasamos aquel día de julio cuando se constituyó el Parlamento en los Reales Alcázares de Sevilla, todo lleno de tapices, pero para todos los que estuvimos allí fue muy emocionante. Era un pleno con cinco partidos políticos, aunque el PSOE tenía mayoría absoluta, lo cual nos llenaba de orgullo por el apoyo recibido del pueblo andaluz y, al mismo tiempo, de responsabilidad por la tarea que teníamos por delante porque era un momento nuevo e importante para Andalucía y los ciudadanos. El otro día nos hizo el PSOE de Málaga un homenaje a los primeros parlamentarios y reflexionaba sobre cómo ha cambiado Andalucía en estos años en tantos aspectos. En aquel 1982 tardabas entre tres horas y media y cuatro en ir de Málaga a Sevilla pasando por todos los pueblos y hoy tenemos una gran red de autovías; se llevaron a cabo importantes campañas de alfabetización en los pueblos, donde eran las mujeres las que mostraban más interés; se hizo una planificación de nuevos hospitales y, sobre todo, de centros de salud, que no existían en los pueblos; se dotó de centros educativos a las ciudades; y en el campo se puso en marcha el PER que contribuyó al desarrollo de los pueblos. Es decir, en cada una de las áreas que afectan directamente a los ciudadanos, se empezó a hacer un trabajo importantísimo. En esa primera etapa del Gobierno andaluz se hizo una gran planificación de lo que había que hacer para desarrollar Andalucía y a lo largo de los años se construyó una nueva Andalucía.
–El papel de la mujer en política ha avanzado, ¿cómo lo ve actualmente?
–En aquella primera legislatura éramos muy pocas mujeres. Yo iba la cuarta en la candidatura de Málaga, que era un buen puesto. Yo era muy conocida en los ámbitos feministas porque en esos años desarrollamos una gran actividad por la igualdad y el partido me mandaba, como experta, a charlas y conferencias. Cuando entré en el Parlamento tenía un doble sentimiento; por un lado, el orgullo de estar allí y, por otro, el deseo de lucha para que fuéramos más. Antes de que se aprobaran las leyes de paridad en las listas electorales, impulsadas por los socialistas, el PSOE fue el primer partido que incluyó el 25% de las cuotas de mujeres en las listas y se hizo con bastante guerra interna. Por otro lado, había una cierta tendencia a que las mujeres estuvieran en comisiones como asuntos sociales, salud, educación,... asuntos 'feminizados'. Con ser estos importantes, tuvimos que luchar para ocupar otros puestos de más alta responsabilidad; yo, por ejemplo, presidí durante nueve años la comisión de Hacienda del Parlamento de Andalucía.
–¿Cómo ve el papel actual de la mujer en la política?
–Creo que no hay ninguna duda, de que las mujeres, gracias a las legislaciones impulsadas por el PSOE, están en los parlamentos en pie de igualdad con los hombres. Una situación que era impensable en los años ochenta e incluso en los noventa. Eso ha sido posible en unos partidos gracias a las cuotas y en otros partidos porque son conscientes de que las mujeres deben estar en pie de igualdad con los hombres. Todo ello ha hecho que muchas mujeres ocupen altas responsabilidades. En los primeros gobiernos de Felipe González hubo muy pocas ministras, mientras que los de Zapatero y Pedro Sánchez son paritarios. Y no sólo eso, sino que ocupan, a día de hoy, ministerios potentes como los de Economía, Hacienda o Defensa.
–¿En qué punto se encuentra la lucha por la igualdad de las mujeres?
–Queda muchos aspectos aún en los que avanzar. El primordial es el de la lucha contra la violencia de género. Sin minusvalorar siempre decimos que con ETA hubo casi 1.000 muertos, hoy, la violencia de género ha provocado más de 1.000 muertas, una cifra terrible. Es una lacra contra la que hay que seguir luchando, poniendo más medidas y medios. El otro tema, a mi juicio, primordial es el de la lucha contra la brecha salarial entre hombres y mujeres. Un tema que no sólo repercute a la hora de recibir un salario, sino que el principal problema son las pensiones, que son más bajas en las mujeres que en los hombres. Otros asuntos en los que se debe avanzar es en el tema de la conciliación y el reparto de tareas dentro de la pareja, donde se ha avanzado pero aún no lo suficiente, y en el de incidir en la educación en igualdad desde niños y que no se vean algunas profesiones, sobre todo en el ámbito de la ciencia, como exclusivas de hombres y otras de mujeres.
–¿Cómo valora la posición de Vox sobre la violencia de género?
–Pienso que no conocen la realidad o la quieren negar porque es tan evidente lo que está pasando que hasta en sus propias filas ha ocurrido (en alusión al senador de Vox por Ceuta acusado de violencia de género). Vox no conoce la realidad de lo que se hace en las delegaciones provinciales del Instituto Andaluz de la Mujer, en las delegaciones de la mujer en los ayuntamientos, en los centros de acogida...
–En algunas ocasiones desde Vox se ha dicho que hay organizaciones feministas que son «chiringuitos».
–Eso no son chiringuitos, sino servicios necesarios. En los años en que fui directora del Centro de la Mujer viví cómo venían mujeres golpeadas de todas las clases sociales. Cuando Vox dice esas cosas es que no conoce el trabajo que se hace, la ayuda que se les presta y el trabajo que les cuesta a esas mujeres salir de ahí. Creo que esos posicionamientos de Vox obedecen al desconocimiento o a malas intenciones. Insisto en que no son chiringuitos sino servicios absolutamente necesarios que si no se prestaran dejaríamos desasistidas a muchas mujeres.
–¿Cómo ve la política a día de hoy en estos tiempos convulsos?
–La veo ilusionante. En un problema tan serio como ha llegado a ser la situación de Cataluña se está haciendo un esfuerzo por parte del Gobierno para buscar una solución porque no se puede no hacer nada como se hizo antes por el PP. Sé que es difícil pero hay que intentarlo.
–Políticamente, ¿qué le parece Pedro Sánchez?
–Un político valiente al que le ha tocado un momento muy difícil pero lo está llevando con energía. Me parece que es una persona con una habilidad especial para rodearse de unos equipos estupendos. Lo demostró con el anterior Consejo de Ministros y ahora, con el actual, donde hay personas muy potentes, muy formadas y solventes. Eso es muy bueno para el país y está en el haber de Sánchez.
–En Andalucía hay un debate abierto sobre el futuro de Susana Díaz. ¿Es una política amortizada?
–Es un debate que está en los medios. De momento Susana es la portavoz del PSOE en la oposición. En política no se puede profetizar y dar por amortizado a nadie. Susana es una persona joven, con energía y que quiere; eso es importante para estar.
–Hoy, por primera vez en la historia, la derecha gobierna en Andalucía, la derecha, ¿cómo lo está viviendo?
–Gobierna gracias al voto de la extrema derecha. Se trata de un año de mandato de mucha agitación y propaganda. Gobiernan con lo que dejó el PSOE y todavía está por ver qué ha cambiado. No veo que hayan cambiado nada. Dicen que son el gobierno del cambio y de la libertad y a mí no me gusta nada cuando dicen eso porque con el PSOE había la misma libertad.
–Y, ¿cómo está viendo la labor de oposición del PSOE?
–Es difícil. Cuando has gobernado casi cuarenta años y tienes que cambiar el chip hay que acomodarse. Creo que en Málaga hay una parlamentaria que me gusta mucho, Beatriz Rubiño, y que está haciendo un trabajo importante de oposición, fiscalizando la labor del gobierno.
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