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Las desaladoras portátiles se han situado en la agenda política y técnica de la gestión del agua dada la sequía prolongada y acuciante por la que atraviesa la provincia de Málaga. A la idea inicial del alcalde de Estepona, José María García Urbano, que fue ... el primero en proponer una instalación portátil a raíz de un proyecto redactado por Hidralia, se le ha sumado el contenido del que será el IV Decreto de Sequía emitido por la Junta de Andalucía y que se traducirá en el plan Sequía Plus. En este caso, hablan de la idea de añadir capacidad a la desaladora fija de Marbella con módulos portátiles y de utilizar otras más pequeñas para tratar el agua salobre de pozos.
Se trata de un sistema mucho más demandado en el extranjero que en España, como confirman a este diario desde SETA PHT y Bidatek, empresas radicadas en Madrid-Huelva y Guipúzcoa respectivamente. Es un sistema que tiene ventajas claras pero también inconvenientes con respecto a las tradicionales. Y otras cuestiones, como los trámites ambientales, son muy parecidas.
Pueden caber en un maletín o abastecer a poblaciones de decenas de miles de habitantes. En catástrofes se utilizan algunas que pueden ser de apenas 3 metros cúbicos por hora y cuentan con su propio generador y bomba de captación.
Las más habituales van dentro de un contenedor, como los de puerto. Las más grandes pueden procesar 25.000 metros cúbicos al día.
Son modulables y, por lo tanto, fácilmente ampliables. Cabe calcular que una de 5.000 metros cúbicos diarios puede suministrar a una población de unos 41.000 habitantes.
La planta va por dentro separada en dos, con doble puerta. Esto es para que los químicos y el proceso de ósmosis (desalación física) no se mezclen. Dentro del contenedor, se habilitan los sistemas de telegestión y control.
Unos cinco o seis meses. Depende del tamaño y de otros condicionantes. Primero se fabrican, lo que dura unos 3 meses; después viene el transporte, cuya complejidad ya variará según cada caso; y, finalmente, la instalación, que es muy sencilla. En esta fase final, también se proporciona formación a los operarios.
La ventaja es que la instalación viene probada de fábrica y mientras se está desarrollando se construye la losa sobre la que se asentará y las tuberías de captación, rechazo y conexión a la red. Los permisos ambientales y de otro tipo los gestiona el cliente. Las empresas suelen entregar un estudio de impacto ambiental.
Desde el pedido hasta la entrega, una desaladora portátil pasa por las siguientes fases: ingeniería, compras y acopio de materiales y componentes, fabricación, pruebas, transporte e instalación, y puesta en marcha y formación. Se les suele llamar el 'llave en mano' de la desalación.
Como el contenedor es el sustituto de la obra civil, todo se abarata. Una pequeña sale en torno a 700 euros por metro cúbico al día, lo que da un presupuesto estimado de 350.000 euros. En el caso de la referida para 41.000 habitantes, el metro cúbico baja a 550 y puede situarse en 2,8 millones. Y de ahí hasta cuatro o cinco veces más en el caso de las grandes. El coste de los terrenos, tuberías y captaciones es aparte. En Estepona, por ejemplo, el suelo lo tiene el Ayuntamiento junto a la desembocadura del arroyo Castor.
«Por lo general, en España siempre ha habido demanda, pero la decisión de compra se pospone mucho, y se retoma cuando la sequía aprieta. Entonces se buscan soluciones de urgencia, en lugar de una planificación y gobernanza. Casi siempre tenemos alguna en fabricación para el extranjero», declara a Antonio García, director general de SETA PHT, una de las empresas que fabrican estas plantas. Empieza, no obstante, a recibir consultas, pero no encargos en firme. Corrobora este extremo del mayor interés foráneo, Aitor Irízar, de la compañía vasca, Bidatek, que asegura que el grueso del trabajo está en el extranjero.
Evidentemente en el el caso de una administración, deben seguir el procedimiento de contratos públicos, con sus correspondiente licitación pública.
Las ventajas están claras: menor coste, menores plazos y flexibilidad. Son ideales para una población media o pequeña. Sin embargo, la captación de agua de mar la expulsión de salmueras llevan los mismos trámites que una desaladora convencional. Esto en España ralentiza mucho, sobre todo en la fase de declaración de impacto ambiental. Por otra parte, no son recomendables para grandes volúmenes de población y además tienen los mismos problemas de bombeo y carga en red que las desaladoras fijas.
En cuanto a la energía, no ofrecen diferencias significativas. En algunos casos, como en el de Estepona, se plantea el autoabastecimiento con un huerto de paneles solares. Pero eso mismo se puede hacer en las fijas. De hecho, Emasa tiene ese proyecto para la desaladora de El Atabal, que trata agua de los pantanos del Guadalhorce, y que se lleva gran parte del coste de la factura eléctrica de la empresa, que ha llegado a ser de 13 millones de euros anuales.
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