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El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid tiene previsto interrogar hoy al usuario de Twitter que publicó numerosos mensajes en tono de mofa sobre la búsqueda del pequeño Julen, que cayó al interior de un pozo en la sierra de Totalán ... el 13 de enero y que fue rescatado, sin vida, el día 26 del mismo mes.
Al visionar los mensajes, la familia denunció los hechos por medio de su abogada, Antonia Barba, al considerar que se había «cruzado una línea roja» y que el contenido de los mismos suponía un «trato degradante» hacia ellos y hacia la memoria de su hijo. Se amparan en el artículo 173 del Código Penal, que lo castiga con la pena de prisión de seis meses a dos años.
El tuitero denunciado es Camilo de Ory (Segovia, 1970). Durante la búsqueda de Julen, se publicaron desde su cuenta de Twitter numerosos mensajes en un tono hiriente mofándose de la situación que se estaba viviendo en Totalán. Sus tuits no pasaron inadvertidos para otros usuarios, que lo calificaron de «inhumano» o ruín» –por reproducir algunos– y lo criticaron por reírse «de todo un país» con un tema tan sensible. Algunos tuiteros hicieron capturas de pantalla o redirigieron sus mensajes a las cuentas de policía o Guardia Civil.
De Ory, que previsiblemente hoy dará su versión ante el juez, declaró a este periódico, tras conocer la citación judicial, que su intención era «humorística y literaria»: «Trataba de denunciar el circo mediático. Y, a partir de cierto momento, empecé a recibir mensajes con amenazas de muerte, cientos. E intenté jugar con eso: cómo alguien que sentía esa humanidad y empatía respecto al caso, al minuto quería matar a otro al que no conocía».
El tuitero reconoce haber ganado dos mil seguidores en Twitter tras el caso -«para que veas el morbo que despierta esto», expresó el pasado 3 de abril en declaraciones a este diario- aunque asegura que no buscaba popularidad. «Llevo años haciendo humor negro y nunca he tenido problemas con nadie», afirmó.
Pese a que es consciente de que publicaba esos mensajes en una red social, insiste en que «no podía prever» que llegarían a los padres. Aun así, dijo que no se arrepentía: «Mi intención no era ofender, aunque sí puedo lamentar que hayan llegado [sus tuits] a estas buenas personas», matiza. «Puede que me haya equivocado, lo último que quiero es hacerles daño. Si lo hubiera previsto, te aseguro que me callo».
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