La cuarentena frena en seco la actividad de casi 200.000 trabajadores malagueños, un tercio del total

Casi 200.000 trabajadores, un tercio de la población ocupada malagueña, ha visto frenada en seco la actividad de la que comen sus familias a raíz de la cuarentena ordenada por el Gobierno para frenar el coronavirus. Un escalofriante dato que hace augurar al secretario provincial de CC OO, Fernando M. Cubillo, una subida «bestial» del paro, sobre todo en la hostelería y el comercio. «No soy optimista. El impacto que va a tener esta crisis sobre el empleo no tiene precedentes», afirma en declaraciones a SUR. El mercado laboral malagueño recibe este golpe en un estado de forma que no es precisamente óptimo: es la segunda provincia andaluza con más parados, 153.000 a cierre del mes de febrero.

Los sindicatos tienen sus esperanzas puestas en el decreto anunciado para mañana martes, que incluirá la segunda parte del plan de choque económico (la primera se aprobó el jueves, con una moratoria fiscal para pymes como medida estrella). Se esperan medidas de agilización de los expedientes de despidos temporales (ERTE) y de apoyo a los trabajadores y empresas afectados por la «emergencia económica derivada del coronavirus», según las palabras del presidente Pedro Sánchez. Unas medidas que en principio iban a incluirse en el mismo decreto que instauró el estado de alarma, pero que finalmente fueron pospuestas, al parecer por falta de acuerdo entre las diferentes sensibilidades que forman el gobierno de coalición.

CC OO ha rogado a los empresarios malagueños que aguarden a conocer dicha ley antes de hacer despidos. «Les pedimos que agoten todas las posibilidades que vengan en convenio: que los trabajadores se cojan los permisos, días de asuntos propios, vacaciones... y que esperen al martes«, explica Cubillo. Y en cualquier caso, el sindicato quiere que se utilice la vía de los expedientes de regulación temporal de empleo, es decir, que se suspendan contratos, no que se extingan. «Las empresas que hagan despidos nos van a tener enfrente», advierte su secretario provincial, que reconoce que esos despidos ya se han empezado a producir. Por ejemplo, Meliá ha despedido a las 21 camareras de piso de su Hotel Sol Príncipe dentro de un recorte de empleo a nivel nacional.

Muñoz afirma que los ERTE se pueden aplicar tanto por empresas grandes como pequeñas, «incluso un autónomo con un bar que tenga un solo trabajador». Tanto los sindicatos como la patronal han pedido al Gobierno que se agilice la tramitación de estas suspensiones temporales (habilitando para este caso la figura del ERTE por causa de fuerza mayor), que sea el Estado el que sufrague las cotizaciones sociales y que, por el lado de los trabajadores afectados, se contemple el acceso a la protección por desempleo sin exigir periodo de carencia y sin que se le descuente para futuras prestaciones.

De ese decreto, insiste Muñoz, depende «la viabilidad de las empresas a futuro». «No sólo hay que paliar las pérdidas que van a sufrir ahora; hay que garantizar que puedan volver a arrancar su actividad una vez que pase el estado de alarma porque hay muchas que no van a volver a la normalidad de un día para otro; por ejemplo, los hoteles no van a tener clientes esperando en la puerta», explica el líder sindical. «También hemos pedido que se articulen ayudas para los autónomos», afirma.

En este sentido, los autónomos son uno de los colectivos más vulnerables frente a esta situación de inactividad y falta de ingresos. El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, advirtió ayer al Gobierno central de que si no aprueba la «suspensión» de la cuota de autónomos durante los dos próximos meses y «garantiza» la prestación de paro para estos profesionales «instarán a que todos causen baja y no se vuelvan a dar de alta hasta que pase esta situación». A la misma vez, una petición en Change.org con casi 250.000 firmas pide «la anulación de la cuota fija mensual de autónomos, liberación de impuestos, cobros e intereses de forma indefinida hasta que se asegure la estabilidad del trabajador durante y después esta crisis sanitaria«.

Además del empleo que se destruye, está el empleo que no se va a crear. Cada año, la Semana Santa marca el pistoletazo de salida para las contrataciones temporales que refuerzan las plantillas de los establecimientos de hostelería durante la temporada alta. Hay miles de trabajadores malagueños que se aferran a esos empleos temporales como única vía de ingresos en todo el año. «El año pasado en el mes de abril se incrementaron las altas en la Seguridad Social en 12.000 personas. Esas 12.000 personas este año van a quedarse en su casa, paradas. Si hablamos del verano, la cifra sube a 20.000 empleos que o mucho cambia la situación, o seguramente no van a generarse«, afirma Fernando Muñoz.