La crisis de vocaciones hosteleras llega a La Cónsula: de tener las plazas rifadas a llenar sus aulas por los pelos

En el curso 2012-2013, La Cónsula batía su récord de solicitudes: más de 580 aspirantes se disputaron las 44 plazas de nuevo ingreso que ofrecía la escuela de hostelería de Churriana. Eran otros tiempos: el prestigio del centro estaba en su punto álgido gracias a la fama de exalumnos como Dani García o José Carlos García; y además Málaga sufría por aquellos años una pavorosa crisis económica que elevaba la tasa de paro por encima del 30%.

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Afortunadamente, la situación económica de Málaga es muy diferente: se crean empresas y empleo a buen ritmo y hay oportunidades laborales en muchos sectores. Y ahora la hostelería, motor de la economía malagueña durante tantos años, ya no atrae a los jóvenes como antes. Prueba de ello es la caída de demanda que sufre la escuela de hostelería más emblemática de la Costa del Sol. Ayer, la delegada territorial de Empleo, Carmen Sánchez, anunciaba la prórroga del plazo de solicitud para matricularse en La Cónsula y La Fonda, hasta el próximo 2 de julio, con el fin de cubrir sus plazas: 100 de nuevo ingreso y 50 de segundo curso.

Detrás de esta prórroga hay una realidad: no abundan las solicitudes para estas dos escuelas de hostelería dependientes del Servicio Andaluz de Empleo, pese a que son gratuitas y gozan de una inserción laboral de prácticamente el 100%. «Ahora mismo cubriríamos el cupo, pero por poco, sobre todo en el itinerario de Servicios de Restaurante, donde tenemos 28 ó 30 aspirantes para 25 plazas. Nos gustaría que fueran más para poder hacer una buena selección de alumnos», explica Carmen Sánchez. En el itinerario de Cocina hay algunas solicitudes más, alrededor de 40 en cada escuela. Pero esta cifra contrasta con las más de 300 que solía haber en los años dorados sólo para La Cónsula.

El cambio es notable. Antes, eran los alumnos los que hacían cola para entrar en La Cónsula; ahora, en muchos casos, son los orientadores quienes convencen a los jóvenes que acuden a las oficinas del SAE de que se matriculen.

¿Qué ha pasado para que La Cónsula empiece a preocuparse por no poder llenar sus aulas? El análisis es complejo, ya que inciden diferentes factores. La bonanza económica influye, como ya se ha mencionado,: la tasa de paro es menor que en aquel año 2012 (aunque sigue habiendo más de 120.000 parados registrados en la provincia) y hay más alternativas laborales. Esto enlaza con la crisis de vocaciones en la hostelería, que es indiscutible, según Sánchez, especialmente en los itinerarios de sala. «En cocina, aunque menos que antes, seguimos teniendo suficientes solicitudes, pero en sala se ha notado mucho la caída. Creo que no se conoce bien lo que puede ser el trabajo de sala: de nuestras escuelas salen expertos en sumillería, en coctelería, jefes de sala, que salen de aquí con contratos en hoteles de lujo», asegura.

Indudablemente, la mala fama que arrastra el sector de la hostelería en cuanto a condiciones laborales tiene su influencia en esta caída de la demanda formativa enfocada a este sector; lo mismo que el cambio en la cultura del trabajo de las nuevas generaciones, que dan más importancia al tiempo libre y la vida personal y, por tanto, choca con las características del trabajo en la hostelería.

Hay otros factores añadidos que explica Carmen Sánchez. Al ser centros de formación para el empleo, las escuelas de hostelería de la Junta deben tener un cupo reservado para personas desempleadas, que es del 70%. Y desde la reforma laboral, con la conversión de muchos trabajadores temporales en fijos discontinuos (que no son considerados parados), es más complicado captar a un perfil clásico de alumno de la Cónsula: el que trabajaba durante el verano para poder formarse durante el invierno.

También es posible que La Cónsula y la Fonda estén pagando ahora, en términos de prestigio, la factura de la crisis en la que estuvieron sumidas estas escuelas entre 2013 y 2018 por culpa de los problemas de financiación a los que estuvieron sometidas estas dos canteras de excelencia hostelera.

Ante esta nueva realidad, las escuelas ya están reaccionando. Este año, el requisito de tener el título de la ESO ya no es obligatorio en el itinerario de Restaurante. De esta forma, esperan captar a jóvenes que no han conseguido titular pero tienen vocación hostelera, así como a extranjeros en situación irregular que podrán optar así al permiso de residencia por «arraigo para la formación».

Además, la delegada de Empleo destaca una novedad del próximo curso: el programa Erasmus +, que permitirá a diez alumnos de las dos escuelas realizar prácticas durante 30 días en restaurantes de Dublín.

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