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La deriva que tomaron los acontecimientos el pasado sábado, con las duras restricciones que imponía el Gobierno para salir a la calle, la empujó a hacer algo más que quedarse en casa cruzada de brazos. «Es momento de arrimar el hombro para salir, como individuos y sociedad, lo mejor parados posible», defiende Mónica Lalanda, doctora especializada en Medicina Gráfica, que ha impulsado desde Valladolid, donde reside, un red de profesionales sanitarios que, voluntariamente y de forma altruista, se ofrecen en Internet para solventar las dudas de pacientes con dolencias, nuevas o antiguas, que les preocupan. «El sistema sanitario debe dejarse exclusivamente para lo grave y, lo que no, puede esperar», advierte esta doctora, que al mismo tiempo es consciente de la ansiedad que puede causar a muchas personas esta situación de incertidumbre. «Es imperativo aislarse, pero también evitar el miedo y el agobio. Si, además, el paciente está preocupado por su salud, más allá del coronavirus, puede resultar muy angustioso», explica Lalanda.
La respuesta en cuestión de horas ha sido abrumadora. Ya se han sumado más de 200 expertos, tanto médicos, como matronas, enfermeros, fisioterapeutas y psicólogos... «Una maravilla», recalca emocionada esta doctora, de origen italiano que tras años trabajando en urgencias en un hospital de Valladolid acabó desencantada. «Los profesionales sanitarios están hechos de otra pasta. A pesar de haber sido maltratados durante tanto tiempo, de llevar meses viendo muchos más pacientes de lo que es sensato, con inseguridad laboral, en una situación extrema como ésta vuelven a demostrar su disponibilidad absoluta. Son un gran tesoro, un bien social», apunta.
Muy activa en redes sociales (tiene más de 27.000 seguidores en Twitter), recalca su admiración por estos profesionales, algunos de los cuales se han ofrecido desde Iberoamérica. «La respuesta a la llamada a ayudar online es solo una gota de agua en el océano de dedicación que hay ahora mismo: empatía, profesionalidad y dedicación en cuerpo y alma a pesar del riesgo para su propia integridad y la de su familia. Administración y políticos tienen mucho que aprender de nosotros», desliza esta Lalanda.
En breve estará disponible la web con los nombres, especialidades y direcciones de correo electrónico necesarias para contactar con estos especialistas. «Está alojada en Acta Sanitaria, aunque la lista de profesionales aún no está disponible. Ya puede buscarse por: 'profesionales sanitarios solidarios que responden a dudas sobre salud'», aclara. Mientras tanto, invita a quien necesite hacer una consulta hoy mismo, a dirigirse a una página de Facebook, que creó el mismo sábado. «Pueden buscar profesionales a través del enlace 'Médicos Solidarios on-line coronavirus'».
Asegura Lalanda que es el momento de que cada uno ofrezca lo que tiene, «tiempos de volver a crear redes y sensación de comunidad», pero hace una llamada de atención: que se use con responsabilidad y «entendiendo que lo hacemos bajo el principio de buen samaritano». En su opinión, una situación tan excepcional con la que está viviendo el país requiere de respuestas excepcionales a pesar del riesgo. «Es un formato irregular sin comprobación de profesionales. Pero es mejor que nada», incide.
A este proyecto se ha sumado, desde Málaga, Concepción Ruiz, que además de médico del deporte en la Universidad de Málaga (UMA) es presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina del Deporte y directora del área de Medicina del Deporte del Colegio de Médicos de la capital. Desde que el sábado vio en Twitter la iniciativa que lanzó Lalanda se puso manos a la obra. «En primer lugar, retuiteé la medida, pero a medida que pasaba el día fui viendo en esta red social cómo otros profesionales de distintas especialidades publicaban sus ofrecimientos a título particular. Médicos que no siguen a Mónica y que quizá desconocían su proyecto, así que decidí responderles con el mensaje de ella para que, si lo deseaban, pudieran sumarse a él», explica.
A esta doctora le faltan horas en el día (tiene a su cargo una persona mayor y es la encargada de sus compañeros en la UMA), pero desde el primer momento ha dado un paso al frente como voluntaria para ayudar. «La gente se sigue poniendo enferma, le sigue doliendo la cabeza, se tienen que operar de apendicitis o sufren un ataque de asma. La teleasistencia no es nueva, pero ahora es fundamental». Aunque admite estar en una «segunda línea» en ese proyecto, está convencida de que el trabajo de difusión en crucial en estas horas. También lo es, apunta, el papel de los jóvenes. «Es la población que más puede ayudar, porque los mayores están menos acostumbrados a manejar las redes sociales. Muchos de esos adolescentes tienen abuelos, padres o tíos con alguna dolencia y pueden servir para conectarlos con estos profesionales si lo necesitan», explica.
Pero como incide Lalanda, «que nadie piense que esto es un problema solo de los mayores; es un problema sociosanitario que atañe a todos y cada uno de nosotros. La única vacuna contra el coronavirus somos nosotros mismos», zanja la especialista.
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