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Ignacio Lillo
Málaga
Jueves, 31 de agosto 2017, 00:47
Tal y como se esperaba, el aumento de turistas en la Costa del Sol ha traído consigo la vuelta de las caravanas habituales este verano en las carreteras principales de la Costa del Sol. Conductores habituales, profesionales y usuarios obligados por circunstancias laborales, detectan ... ya una decena de puntos donde las retenciones son frecuentes durante el verano. La mayoría se concentra en el eje entre Benalmádena y Marbella, pero tampoco se libran Rincón de la Victoria y la capital, aunque esta última en menor medida.
Desde Málaga, por la autovía A-7, el primero que aparece es el polémico acceso a Arroyo de la Miel (kilómetro 222), que ya está en vías de solución por parte del Ministerio de Fomento. «Muchos coches se quieren meter en el último momento y ralentizan los otros carriles, aparte del efecto mirón de ver tantos coches parados en el arcén», explica Eduardo Castilla, conductor de servicios precontratados, que recorre a diario la Costa del Sol. Esas caravanas a veces van desde el acceso a Torremolinos e incluso desde Plaza Mayor.
Precisamente, este último, en la capital, es otro de los más temidos, aunque sólo los fines de semana, por la cantidad de público que accede a este centro comercial. Una vez que se pasa el Higuerón y la bifurcación de la AP-7 y la A-7, hacia Fuengirola, toca rezar para que no se produzca un accidente. «La zona de La Cala de Mijas es una ratonera. Como haya un accidente estarás en caravana bastante tiempo». Castilla lo justifica por el hecho de que no hay una salida alternativa hacia el peaje, y pasa igual una vez pasado Calahonda (donde está la entrada a la autopista, y no hay otra hasta un poco antes de La Cañada). «La carretera de la Costa se ha quedado obsoleta, y con la reducción del límite a 80 Km/h muchos vehículos circulan incluso más lento».
El estado de saturación, la antigüedad del trazado, con múltiples incorporaciones directas desde las urbanizaciones, y el alto riesgo de accidentes de la autovía A-7 ya llevaron en su momento al Ministerio de Fomento a limitar la velocidad máxima a 80 km/h. Mientras, la DGT colocó dos radares de tramo para tratar de reducir la elevada siniestralidad.
Ante esta situación, proliferan los movimientos ciudadanos que reclaman al Gobierno que libere el peaje de la AP-7 en el tramo de Fuengirola a Marbella, al menos en los momentos en los que se colapsa la carretera pública. En la plataforma Change.org y en las redes sociales existen varias peticiones en este sentido por parte de afectados y vecinos; y lo mismo reclaman alcaldes y empresarios de la Costa. La petición más fundada la ha hecho la patronal, que propone una política de precios ajustada para los camiones, que permita descongestionar la autovía.
Aunque el Gobierno central tiene la última palabra, sobre todo para negociar con la concesionaria, Cintra (perteneciente al Grupo Ferrovial), en realidad es una concesión que se considera «joven», y por tanto sería muy caro de expropiar. El tramo Málaga-Estepona se puso en servicio en 1996; mientras que el Estepona-Guadiaro lo hizo en 1999. La primera tiene un periodo de concesión de 50 años, por lo que la explotación se prolongará hasta el 2046. Quedan por tanto 28 años de viajes de pago, salvo decisión contraria. El tramo que llega a Cádiz lo hará hasta 2054, porque se dio por 55 años.
Una vez en Marbella, el tráfico es generalmente fluido porque hay tres carriles. Pero cuando se sale del túnel de Istán (salida 176) de nuevo hay colas habituales y a diferentes horas del día. «Desde Puerto Banús hasta el túnel de San Pedro el trafico a veces es lento, y a veces está parado. Las obras del túnel de San Pedro no ha tenido los resultados esperados. El problema es doble porque las caravanas se producen en ambos sentidos. Una vez pasado este enclave en dirección Estepona no suele haber congestiones.
Carmen Rodríguez vive en la urbanización mijeña de Riviera del Sol y se desplaza a Marbella a diario para trabajar. Según su experiencia, los problemas comenzaron este año en abril, durante la Semana Santa, sobre todo en la zona de Las Chapas y Calahonda. «Existe un punto negro en la curva de Elviria y Torre Real, es una curva muy pronunciada y hay accidentes casi a diario, lo que provoca retenciones».
Otro «infierno» –como lo califica la conductora– es la travesía de San Pedro: «El túnel no ha servido para nada, hay atascos todo el año, tanto por la concentración de coches como por la ocurrencia de que la entrada a San Pedro en dirección a Estepona tiene un solo carril, que desemboca en una rotonda con la carretera de Ronda». Lo mismo ocurre con la entrada y salida a Puerto Banús. «Está siendo un verano horroroso», concluye, y añade: «Otra vez somos ricos y gastamos gasoil». «He llegado a tardar desde mi casa al Centro de Málaga más de una hora: había un atasco en las curvas de Mijas, luego en la travesía de Fuengirola, tráfico lento a la altura del Higuerón y por último, un accidente en la MA-20 en la capital».
En la Ronda Este, entre Cerrado de Calderón y Rincón de la Victoria también se forman colas habituales, sobre todo, en las horas punta de regreso de las playas, los fines de semana. Y lo mismo ocurre en varios puntos de la carretera de Las Pedrizas (A-45).
En cambio, desde la Dirección General de Tráfico (DGT) valoran que las retenciones son iguales que las del año pasado, y destacan el hecho de que el nivel máximo al que se ha llegado es el amarillo, en ningún caso ni rojo ni negro, salvo por accidentes puntuales y por la vuelta de las playas. Precisamente, consideran que los siniestros por alcance, que son muy comunes, son la principal causa de problemas. Con todo, reconocen que este verano el tráfico está siendo superior y se espera que pueda llegar a aumentar un 5%, en consonancia con la tendencia nacional.
Estas fuentes destacan la dedicación «al 100%» de los agentes en labores de auxilio y control, para retirar los vehículos accidentados lo más rápido posible; y de los funcionarios para dar información a los conductores las 24 horas. También mediante los paneles de mensajería variable, en los que se reflejan los tiempos de recorrido de cada alternativa (libre y peaje) y «cada uno decide».
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