Comienza la selectividad más disputada y controlada que se ha celebrado en Málaga

Laura Silva tiene 17 años y es alumna en el IES Campanillas. Los últimos meses no han sido como ella se los había imaginado. En la vieja normalidad, ahora mismo estaría disfrutando del verano de su vida. En cambio, está a punto de finalizar el curso escolar más largo de la historia, que comenzó en septiembre y ahora va a acabar en julio. El 2020 es el año más importante en su joven carrera académica, pero lleva meses sin ver el aula de su instituto desde dentro. Si todo sale según lo previsto, no volverá al sitio que ha sido para ella como una segunda casa durante los últimos seis años. Tampoco recuerda haber pasado tanto tiempo pegada a la pantalla de un ordenador ni estar en tantos grupos de whatsapp a la vez. Lo han llamado docencia telemática y las sensaciones acumuladas desde mediados de marzo, admite, son las de un viaje en una montaña rusa que no se sabe muy bien por dónde va a salir. Laura, que estudia el bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales, es una de los 9.100 alumnos que aspiran desde hoy en Málaga a conseguir una plaza universitaria en un contexto marcado de lleno y en redondo por el coronavirus. Nunca antes se han presentado tantos estudiantes a las pruebas de selectividad, según confirma a SUR el vicerrector de la Universidad de Málaga (UMA), Francisco Murillo: «Es la cifra más elevada de estudiantes, sin lugar a dudas. Hemos aumentado un 17% con respecto a los 7.817 del año pasado».

Al tradicional folio y bolígrafo se le sumarán hasta el próximo jueves conceptos como el de distanciamiento social o artilugios que jamás se hubieran asociado al desarrollo de un examen, como lo son las mascarillas quirúrgicas o los botes de gel hidroalcohólico. «Ahora mismo, me preocupa más quedarme en blanco por los nervios que un contagio», asegura Laura, mientras trata de hacer un último esfuerzo por repasar lo máximo posible a menos de 24 horas para el Día D.

Selectividad en mitad de una pandemia. Hoy empezará a ser una realidad. Si los alumnos han tenido que soportar una carga y un estrés psíquico inédito, lo mismo se puede aplicar a los profesores y a los organizadores de unas pruebas que se celebran bajo la responsabilidad de la UMA. En los próximos tres días se comprobará si el protocolo desarrollado y la planificación tozuda de los últimos meses, pendientes siempre de una nueva variable llamada curva epidemiológica, han sido los adecuados o no.

Los números para levantar una logística inédita hablan por sí solos. Si los estudiantes están centrados en verter sus conocimientos y por arrancar las notas de corte deseadas, 124 profesionales ligados a la universidad velarán por el desarrollo óptimo de la selectividad. Más personal que nunca. El mandamiento principal de la organización es evitar que se produzcan contagios y minimizar el riesgo de que las Pruebas de Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad y Pruebas de Admisión (PEvAU), así es la denominación técnica, se convierta en un brote de coronavirus. Si se suman los correctores y los profesores de apoyo, la selectividad de este año movilizará a 531 personas, lo que supone un 53% más que en la convocatoria de 2019. La Consejería de Educación y Deporte ha dispuesto que a todo el personal implicado en los exámenes de selectividad se le pueda realizar las pruebas del Covid-19.

En la organización hay otro reto relacionado con un dato planteado al inicio de este texto. Si las circunstancias del momento exigen separación física, esta se tiene que producir cuando se presentan más jóvenes que nunca. Los 9.100 alumnos constituyen un pico histórico, que ha obligado a la UMA a buscar más sedes para hacer los exámenes. En la capital, se ha pasado de las nueve a las diez, sumando a la Facultad de Comunicación al elenco de facultades que se reparten por el campus de Teatinos. Aquí se someterán a escrutinio unos 4.600 estudiantes. El resto lo hará en uno de los institutos habilitados en 13 ciudades de la provincia (Torremolinos, Benalmádena, Antequera, Fuengirola, Marbella, Torre del Mar, Coín, Campillos, Cártama, Vélez-Málaga, Ronda, Estepona y Mijas).

Las instrucciones de las autoridades sanitarias marcan que los exámenes se desarrollen con una tercera parte del aforo permitido. Para evitar aglomeraciones en las puertas, los alumnos permanecerán en fila india ante su correspondiente sede. Están citados para las siete y media de la mañana.

El primer examen, Lengua y Literatura, comenzará una hora más tarde. El día de hoy es para las materias troncales, y se complementa con el examen de Historia de España y el de Lengua Extranjera. Habrá una hora de descanso entre cada prueba. La UMA ha montado carpas exteriores que protegen del calor. El miércoles y el jueves son para las materias específicas. El objetivo principal en el desarrollo de los exámenes es evitar las habituales aglomeraciones que se forman en los pasillos entre prueba y prueba. A cada alumno se le recomienda traer desde casa una mascarilla para cada examen, aunque las sedes están dotadas de material sanitario.

El coronavirus también ha trastocado el habitual modelo de examen que tendrán que afrontar los alumnos. Para compensar las dificultades que se han tenido en los últimos meses de docencia online para dar todo el temario, los alumnos dispondrán de más preguntas a elegir.Así aumentan las posibilidades de dar con un tema que se lleve bien preparado y trabajado, potenciando las posibilidades de éxito.

José David Triguero es el director del IES La Rosaleda, el instituto con más alumnos de Andalucía, y resume cómo ha vivido los últimos meses antes de llegar hasta aquí: «Ha habido muchos rumores, pero en ningún momento nos hemos planteado un escenario en el que no se celebre la selectividad. Hubiera significado un caos en el sistema educativo». El elevadísimo número de alumnos que acuden desde hoy a la selectividad lo relaciona, sin dudar, con las circunstancias del momento. Hubo un reconocido afán en el claustro por evitar que nadie se quede atrás.

De hecho, Triguero vaticina que esta selectividad 2020 dejará otro hito histórico: la nota media más alta de todos los registros. Aunque esto también tendrá su consecuencia sobre las notas de corte, ya que las plazas que oferta la UMA no han crecido en proporción. «Va a haber más competencia para acceder a las carreras y será un efecto de lo que está pasando», concluye.

Esto no es algo que preocupe en estos momentos a Laura, que ya sabe que quiere entrar en Pedagogía, una carrera que tiene un númerus clausus accesible. Otros sentirán más la presión del corte. Desde hoy hasta el jueves, se decidirán se escribirán muchos futuros de un curso escolar, el 2019/2020, que será recordado para siempre. También por finalizar con la selectividad más disputada.