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El comercio de Málaga ha desoído la obligación de instalar puertas automáticas recogida en el decreto de ahorro energético puesto en marcha por el Gobierno el pasado mes de agosto. Tras concluir la moratoria dada por el Ejecutivo, apenas un diez por ciento de los ... establecimientos han modificado el acceso a sus establecimientos tal y como se recoge en el Plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización, según los datos que maneja el sector.
La nueva norma especifica que los edificios y locales con acceso desde la calle deben disponer de un sistema de cierre de puertas adecuado «con el fin de impedir que éstas permanezcan abiertas permanentemente, con el consiguiente despilfarro energético por las pérdidas de energía al exterior». Dicha obligación debía cumplirse antes del 30 de septiembre de 2022, por lo que desde el pasado sábado es de aplicación en toda España.
Según reconocen diferentes portavoces del sector comercial en la provincia, la medida, aunque conocida por todos, no se ha podido poner en práctica de forma generalizada por su alto coste. El presidente de la federación Málaga Comercio, Salvador Pérez, confiesa que es «un gasto inasumible para muchos autónomos que no pueden casi ni pagar las nóminas». A esto -añade- habría que sumarle el periodo tan corto que se ha dado para su aplicación (se aprobó en el BOE el pasado 1 de agosto).
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Pérez explica que una instalación de este tipo de cierres puede costar entre 3.000 y 8.000 euros, en función de la obra que se deba realizar en el local. «Estamos viviendo un calvario; muchos no han podido empezar a pagar los ICO y ¿ya les van a obligar a pedir otro préstamo?», se pregunta. «No estamos en contra del ahorro; los primeros que estamos intentando ahorrar somos nosotros porque no podemos pagar la luz», justifica.
En los mismos términos se expresa Juanibel Vera, presidenta de la asociación de comerciantes Centro Histórico CCA. «En el Centro no se ha hecho nada porque es un gasto que no podemos soportar», expone. Esta empresaria considera que la nueva obligatoriedad no es aplicable en todos los comercios, ya que muchos tienen un flujo continuo de personas que les impediría abrir y cerrar las puertas y otros son tan pequeños que no pueden instalarlo. «Parece que los que hacen las normas viven en un mundo irreal», señala.
Para Vera, poner puertas de cierre automático solo supone «sumar gastos y las cuentas van regular; la gente tiene miedo a la crisis y al comercio es lo que le faltaba». Añade que todos los establecimientos asociados a la Confederación Española de Cascos Históricos están igual que ellos, con problemas para ponerla en marcha.
A nivel regional, y ante el panorama que se avecina, la federación Comercio Andalucía ha reclamado este lunes «flexibilidad, tiempo y ayudas para garantizar su cumplimiento». Según los comerciantes andaluces, el sector lleva años trabajando en la mejora de la eficiencia energética de sus establecimientos, pero después de las dos crisis económicas y de la pérdida de cuota de mercado con respecto a otros formatos comerciales «una parte importante de establecimientos no tienen capacidad económica para abordar las inversiones necesarias».
En concreto, Comercio Andalucía ha solicitado que se utilicen los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para articular un paquete de ayudas de apoyo al sector del comercio, ya que más de un 40% de dichos fondos están previstos para combatir el cambio climático y la transición ecológica. De forma similar, también lamentan que el real decreto «no tiene en cuenta las diversas particularidades de los establecimientos comerciales en cuanto a tipo de producto y a la zona geográfica en la que se ubican», ya que no tienen nada que ver las temperaturas de las ciudades andaluzas con otras del norte de España.
La obligatoriedad de instalar puertas automáticas viene recogida en el artículo 29 del real decreto, en donde también se regulan las temperaturas máximas y mínimas que puede haber en el interior de los establecimientos. En concreto señala que la temperatura del aire en los recintos calefactados no será superior a 19 ºC y en los recintos refrigerados no será inferior a 27 ºC. También recoge, entre otras, que los escaparates deberán permanecer apagados desde las 22 horas. Ambas entraron en vigor el pasado verano.
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