El aumento de las temperaturas es evidente, y en el caso de Málaga y la Costa del Sol se suma a unos índices de humedad ... relativa muy altos. «La combinación de ambas variables, temperatura y humedad, nos lleva a deducir que el clima ha pasado durante los meses de verano de ser caluroso a tórrido», advierte Enrique Salvo, profesor, botánico y director de la Cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga (UMA).
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En los pronósticos para el futuro, la línea de tendencia que se ve en el gráfico demuestra aquello que ha llamado la atención a los investigadores del Instituto de Salud Global y del grupo de investigación internacional sobre Salud y Cambio Climático: «O se reacciona ya, o Málaga va a ser una ciudad inhóspita durante los veranos», alerta Salvo.
El investigador observa que el mar de Alborán se está calentando muy rápidamente. De hecho, el agua del mar ha vuelto a marcar récord histórico este verano: según el Instituto Español de Oceanografía (IEO), las aguas de Fuengirola (donde estaba su sede hasta fechas muy recientes) han alcanzado la mayor temperatura de la que se tiene constancia desde que empezaron a tomar mediciones, allá por 1984: por primera vez en 40 años se han registrado los 27 grados. Además, la boya de Puertos de Estado en la rada de la capital ha llegado a marcar 28,3 grados en dos ocasiones a finales de agosto.
«El mar es una olla a presión, una isla volcánica con el magma muy próximo a la superficie, y eso hace que cambien las corrientes atlánticas que nos han beneficiado desde el punto de vista climático y que refrescaban, por ejemplo en Marbella y en Rincón de la Victoria, y que daban un clima moderado y confortable».
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En este punto, Enrique Salvo advierte sobre el impacto especialmente en las temperaturas mínimas: «La previsión es que los tres meses de verano tendrán noches que irán desde tropicales a infernales, por lo que sólo se podrá dormir con el aire acondicionado... Y todo ello, en un contexto de pobreza energética creciente».
Por tales, se refiere el profesor a las noches con el termómetro por encima de 20 grados (tropical); mientras que para las de 25 grados o más se habla de «tórrida» o «ecuatorial». Y la «noche infernal» se refiere a los todavía escasos momentos en los que el mercurio no baja de los 30.
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«Tenemos que preparar la ciudad, de ahora a 2050 hay que hacer un esfuerzo de transformación para combatir esto, con menos pavimento y más arbolado», reclama Enrique Salvo. «Nuestro óptimo ecológico alcanza un punto máximo de 35 grados, a partir de ahí empezamos a ser improductivos y el sistema nervioso se ve afectado, con agresividad y pérdida de movilidad».
«En los mapas de las islas de calor urbano, estamos viendo zonas de Málaga con temperaturas que se elevan hasta dos grados más sobre la media, y hasta 56 grados en parques infantiles con suelo de caucho negro». Por eso, pide a las administraciones que sigan el ejemplo de otras urbes, donde ya se han empezado a levantar tramos de calzadas para sustituirlas por espacios verdes.
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¿Hasta qué temperaturas se puede llegar en la provincia? Jesús Riesco responde: «Depende de las medidas que se tomen a nivel mundial. No sirve que una zona pare y otra no», advierte. Además, el fenómeno del calentamiento tiene su propia inercia: «Aunque se dejara radicalmente de verter gases a la atmósfera ahora mismo, todavía seguiría subiendo. Pero si no se corta, subirá más». De ahí la incertidumbre, sobre si a final de siglo habrá subido 2,5, 3 ó 4 grados, en función de lo que se haga...
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