Clara Sanz ha estado en Málaga para inaugurar el congreso de Empresas de Formación y ha visitado el Polo Digital, donde se imparte un curso de especialización en Videojuegos. Marilú Báez

Clara Sanz: «Las empresas tienen tanta confianza en la FP que nos desbordan con sus demandas»

La secretaria general del Ministerio de Educación es una de las responsables de la gran revolución que se avecina para la Formación Profesional, tanto educativa como para el empleo

Domingo, 10 de marzo 2024, 11:59

En unos meses, la gran reforma educativa impulsada por el PSOE se completará con la entrada en vigor de la nueva Ley de Formación Profesional ... de 2022 y el Real Decreto que regula su desarrollo, aprobado el pasado julio. La secretaria general de Formación Profesional del Ministerio de Educación, Clara Sanz López, ha estado esta semana en Málaga. Por una parte, inauguró el 28.º Congreso Nacional de Empresas de Formación. Y, por otra, visitó el Polo Nacional de Contenidos Digitales, en la antigua Tabacalera, donde el Centro Público Integrado de FP Alan Turing (disgregado del IES Campanillas) imparte el curso de especialización en Desarrollo de Videojuegos y Realidad Virtual. Desde 2018 está volcada en la transformación y modernización de la FP española, primero como directora general y desde 2020 secretaria general de Formación Profesional del Ministerio. Madrileña, es inspectora de Educación.

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–Usted no conocía el Polo Digital. ¿Qué impresión se lleva de su visita?

–Muy buen, la verdad. Con el profesor Sergio Banderas trabajamos precisamente para poner en marcha este curso de especialización. Los alumnos me han mostrado los proyectos en los que están trabajando, muy interesantes. También mantuvimos una reunión con algunas de las empresas tecnológicas instaladas en el Polo Digital que colaboran en la FP Dual. El Polo es un magnífico espacio de transferencia de conocimiento y de trabajo de colaboración conjunta entre centros y empresas. Precisamente ese es el modelo que impulsamos desde el Ministerio de Educación, FP y Deportes. Es un ejemplo de la FP Dual del nuevo sistema.

–El próximo curso comienza a aplicarse la nueva Ley de FP, que supone un cambio sustancial respecto a la situación actual. ¿Están los alumnos, profesores, centros y empresas preparados para este reto?

–Completamente, porque es un cambio yo diría que tan esperado que están deseando que llegue. Es un cambio que optamos por hacer de manera muy pausada, para que hubiera consenso, para que se trabajara mucho con las empresas, con las organizaciones empresariales y sindicales, con los centros, de tal manera que todos llevan escuchando desde hace cuatro años cómo es el nuevo modelo. Pero no solamente cómo es el nuevo modelo en la teoría de la ley. En paralelo hemos elaborado el primer Plan de Modernización de la FP y ahí profesores, centros y estudiantes han visto lo que es empezar a tener más plazas que financiamos desde el propio Ministerio, que haya aulas tecnológicas digitales de última generación, han visto lo que es tener aulas de emprendimiento o ciclos bilingües. Hemos ido desarrollando muchas iniciativas que en paralelo se han ido haciendo precisamente para generar esa sensación de que, ¡caramba!, esto sí que está cambiando. O el caso de muchos proyectos de innovación en los que los centros trabajan con otros centros y con empresas. Así que sí, yo creo que están preparados. Aunque hablamos muy fácilmente de la gestión del cambio, a todos nos cuesta. Así que poquito a poco, porque las cosas no cambian de un día para otro. Pero creo que estamos en muy buen camino.

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–En los últimos cinco años el número de alumnos de FP se ha incrementado en un 35%. ¿Tiene el sistema educativo capacidad para seguir creciendo a ese ritmo?

–Es verdad que es un crecimiento espectacular, pero es algo que como país necesitábamos hacer. Hay que tener en cuenta que España no partía en Formación Profesional del mismo punto en el que estaban el resto de los países europeos, por ejemplo, que nunca entendieron que la FP fuera una vía de segunda, como aquí se pensaba. Por esto tenía que aumentar, porque de lo contrario no íbamos a tener posibilidades de crecer a nivel económico, de cubrir los puestos que necesitan las empresas, de generar empleo. Pero en nuestro caso teníamos que hacerlo en un tiempo muy corto y eso era muy complicado. No podíamos esperar porque las grandes transformaciones, la revolución tecnológica, no espera. Entonces teníamos que hacer en poco tiempo una transformación que habría durado décadas.

–¿Qué cifras manejan de nuevos puestos escolares en FP?

–Inicialmente nuestro planteamiento era financiar la creación de 200.000 nuevas plazas y hemos creado 330.000 y llegaremos a 450.000 plazas al final de esta legislatura. Ningún otro nivel de enseñanza ha crecido de esta manera. Es un fenómeno que resulta sorprendente para la Comisión Europea, para la UNESCO, para la OCDE, que están todos mirando el modelo de España y nos ponen como ejemplo.

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Toda la FP Dual

«Desde el primer año van a pisar una empresa para que la formación les resulte atractiva»

–Hay muchas más plazas, pero también aumenta el número de estudiantes que no consiguen una plaza en la pública...

–Es verdad que crece la oferta en la FP y que siguen quedando estudiantes fuera. Lo que queremos es que todos los estudiantes tengan una plaza y a ser posible en la enseñanza pública. Y si quieren ir a un centro privado, que sea porque lo eligen, no por obligación. Si echamos la vista atrás, hace unos años no era noticia que quedaran alumnos sin plaza en FP. Creo que lo más importante ha sido conseguir ese cambio de percepción social y que ahora la Formación Profesional es como si tuviera una imagen de marca que le gusta a todo el mundo. Es tan importante porque esa plaza es realmente la puerta de las oportunidades.

–¿Se corre el peligro de mercantilizar la educación?

–Lo importante es la planificación que hace una administración autonómica de su oferta, como competente en esta materia, y, por tanto, la autorización o no de centros depende del criterio que tiene cada comunidad autónoma. Por eso el porcentaje de este tipo de centros es tan diferente entre comunidades. Como estamos en un libre mercado cualquiera puede montar un centro. Lo más importante es que ofrezca una formación de calidad y cumpla con los requisitos legales. Y nuestra prioridad absoluta es que ningún estudiante que vaya a un centro privado lo haga porque no tiene una plaza en un centro público, que sea una libre elección, no una obligación, porque las administraciones no estaríamos cumpliendo con nuestra obligación.

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–En su opinión, ¿qué necesitan las empresas que aporta la FP?

–Necesitan formaciones muy pegadas a sus necesidades. Y para eso tienes que diseñarlas con las propias empresas. Llevamos cinco años trabajando con las empresas, tratando de hacer toda la formación dual, diseñando la formación con ellos de acuerdo a sus necesidades. Y les resulta muy atractivo. La Universidad tiene otro ámbito en la formación. Es una formación de carácter más académico. Lo que aprenden los titulados universitarios no es lo que aprenden los técnicos o los técnicos superiores de FP. Es verdad que antes muchas empresas pensaban que era mejor contratar a alguien sobrecualificado para un puesto. Ya eso no funciona porque lo único que les genera son gastos, porque esa persona sabe hacer otras cosas muy bien, pero no lo que necesita la empresa y tienen que formarle de cero. Entonces por eso han crecido tanto las peticiones, las demandas de empleo para titulados de Formación Profesional.

Nueva ley

«Es un cambio tan esperado, que centros, profesores y alumnos están deseando que llegue»

–¿Cree que la FP se va desprendiendo de ese sesgo un tanto peyorativo que la consideraba enseñanza de segunda clase?

–Queda mucho por hacer, pero es cierto que hemos iniciado el camino. Las empresas tenían una proximidad relativa a la FP y ahora tengo que decir que una de las cosas de las que más orgullosa me siento es de que las empresas tengan tanta confianza en la FP que nos desbordan con sus demandas, porque eso significa que sí está funcionando. Y eso es lo que nos ha permitido convertir toda la FP en dual, que garantiza que cualquier estudiante va a pisar una empresa. Pero no como ahora, en el segundo año, al final, cuando a lo mejor ya se había aburrido o abandonado el primer año o descubre que no es lo que le gusta. Desde el primer año va a pisar una empresa para que la FP sea una formación atractiva, de calidad, que es lo que nuestros jóvenes buscan y lo que los trabajadores ya no tan jóvenes necesitamos.

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–En una comunidad tan poco industrializada como Andalucía, ¿ve posible que todos los alumnos de FP pasen por una empresa?

–En esta cuestión hay probablemente desconocimiento o falta de reflexión. Andalucía puede tener menos industria que otras comunidades, pero la FP llega a todos los sectores, desde el agrario, muy potente en Andalucía, al comercial, sanitario, etcétera. El esfuerzo que tenemos que hacer es llegar a todas las pequeñas y medianas empresas para que entiendan que para ellos es buenísimo contar con estudiantes en prácticas, porque luego van a poder atender incluso a la reposición generacional que les va a tocar. Cuando tienes a varios estudiantes en formación sabes perfectamente cuál es el mejor si es que necesitas contratar personal.

Clara Sanz, en un momento de la entrevista. Marilú Báez

«Las universidades no pueden impartir Formación Profesional»

–La gran demanda que registra últimamente la FP no ha pasado desapercibida a empresas, fondos de inversión e incluso universidades. Estamos llegando a un punto en el que hace falta dinero para estudiar...

–La FP eran las únicas enseñanzas en el sistema educativo donde la participación de los centros privados era menor. De hecho, a nivel estatal está en torno a un 20 por ciento. A nadie sorprende que haya centros privados de Educación Infantil, Primaria, Secundaria o Bachillerato, o universidades privadas. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Que ahora de repente la Formación Profesional se ha convertido en algo atractivo, igual de atractivo o probablemente más que las otras enseñanzas y por tanto lo que se está generando es un aumento de los centros privados y con fondos de inversión detrás.

–Las universidades también se han interesado por la FP. Sin ir más lejos, la UMA ha sido autorizada para impartir grados superiores...

–Del mismo modo que los centros de Formación Profesional no pueden impartir grados universitarios, la Ley Orgánica de Universidades señala que estas no pueden impartir Formación Profesional. Por tanto, hay un periodo transitorio en el que las universidades que se incorporaron a la FP, saltándose la regulación, deberán dejar de hacerlo porque una universidad no puede impartir Formación Profesional.

–Con la natalidad en caída año tra años, les veo compitiendo con la Universidad por captar alumnos...

–No es una cuestión de competencia. No se trata de decir qué enseñanza es mejor, sino qué enseñanza es mejor para cada persona. ¿Es mejor una a otra? No, depende de a qué se quiera dedicar cada persona. Es verdad que la Formación Profesional ha conseguido, y creo que es una evidencia, entender mucho más rápidamente cuál es la realidad de la formación, qué es lo que se necesita, qué buscan tanto los jóvenes como los trabajadores, qué buscan las empresas.

–El nuevo modelo unifica la formación profesional reglada (los estudios de grado Básico, Medio o Superior) con la formación para el empleo. ¿Con qué objetivo?

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–Hay que partir de la base de que la formación profesional es la puerta al empleo y, por tanto, debe ser prioridad de cualquier Administración que sus ciudadanos, tanto los jóvenes como los trabajadores adultos, tengan la mejor formación posible. Tenga en cuenta que con el paso del tiempo los trabajadores tienen que actualizar sus conocimientos porque en caso contrario pierden empleabilidad, no pueden desempeñar un puesto de trabajo o se les encargan tareas para las que no están formados. En mi época, hacer cursos de formación era como ir pegando cromos en un álbum, los ibas acumulando, pero no te servían para avanzar de escalón. Ahora establecemos un sistema en el que la persona se marca objetivos, hasta dónde quiere llegar en su nivel profesional, y van haciendo formaciones que suman. Un joven de 19 años puede hacer un ciclo de 2.000 horas, pero un adulto no tiene por qué dedicar ese tiempo si puede hacer una formación de 800 horas. Por tanto hemos troceado esa formación, haciéndola acreditable y acumulable.

Falta de plazas

«Nuestra prioridad debe ser que haya plazas públicas. Que quien vaya a la privada sea por libre elección»

–El sistema se basa en acreditaciones y titulaciones sucesivas. ¿No hay aquí una cierta 'titulitis'?

–No es una cuestión de 'titulitis'. Precisamente tratamos de huir de ese concepto de formación reglada y no reglada. Aquí hay una formación que sirve y de calidad y otra que no lo es tanto. Ahora nos da igual dónde se haya aprendido. Hemos aprobado unos estándares de competencias en los que se establece qué tiene que saber una persona. Y da igual cómo lo hayas aprendido, si ha sido con un grado Básico o Superior o trabajando desde los 16 años.

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–¿Un profesional no puede demostrar lo que sabe para ser contratado sin necesidad de un título o acreditación?

–Una persona puede ser un maravilloso profesional, pero en una situación de desempleo se va a encontrar en una posición de desventaja frente a una persona que pueda acreditar lo que sabe. No todas las empresas van a permitirle demostrar sus conocimientos. Acreditar esas competencias le va a permitir enfrentarse a un mercado laboral más complejo. Se trata de facilitarle las herramientas necesarias para que tenga éxito.

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