Adolfo González Montes es obispo emérito de Almería. SUR
Adolfo González Montes, Obispo emérito de Almería

«Ciriaco y Paula soportaron el martirio por amor a Cristo»

El que fuera presidente de la Comisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales clausura un ciclo de conferencias sobre los patronos de Málaga

Ana Medina

málaga.

Domingo, 16 de junio 2024, 02:00

El Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo ha acogido, en los días previos a la fiesta de los santos patronos de Málaga, el 18 de junio, un ciclo de conferencias sobre su figura. Organizado por el propio centro y la Congregación de San Ciriaco y Santa Paula, las ponencias pueden escucharse en 'diocesismalaga.es'. El ciclo se abrió con ponentes como el profesor de los centros teológicos diocesanos y doctor en Teología Ángel Nuño, que hizo un acercamiento fenomenológico a los conceptos de sabiduría, santidad, martirio y lugares sagrados; y el catedrático de Arqueología de la UMA Pedro Rodríguez Oliva, que se centró en la importancia de la familia de Torres en la promoción del culto a los santos patronos de Málaga. Por su parte, la doctora en Historia Mari Pepa Lara trató sobre la ermita de Martiricos y su romería, y, como broche final, el obispo emérito de Almería, Adolfo González Montes, experto en temas de Ecumenismo y Relaciones Interconfesionales, se acercó a los santos Ciriaco y Paula bajo el epígrafe de 'La sangre de los mártires y la reconciliación de las Iglesias'.

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-Los mártires patronos de Málaga dieron testimonio de su fe en esta ciudad. ¿Qué le dicen, personalmente, estos jóvenes que la Iglesia católica toma como ejemplo?

-Me he procurado informar sobre estos jóvenes mártires que vivieron en el último tercio del siglo III y dieron su vida por Cristo a comienzos del siglo IV. Los mártires siempre me han impresionado por el arrojo con el que afrontaron el testimonio de Jesús. Los jóvenes son generosos y, cuando es el amor el que los mueve por una causa justa, afrontan peligros y son capaces de arriesgar su vida. En estos mártires se cumplen las palabras de Jesús que transmite el evangelio de san Juan: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos», y ellos fueron, por eso, amigos fuertes de Cristo.

-Sigue habiendo mártires hoy. ¿Cuáles son los principales motivos de persecución en la actualidad?

-Son los mismos de siempre: amar a Dios por encima de todas las cosas, por encima del poder y de la riqueza, del placer. Los mártires pusieron pasión en hallar la verdad y rechazaron vivir al margen de las exigencias de su conciencia. Fueron mártires por tener la justicia de Dios como criterio frente a los diversos tipos de corrupción que tientan a los hombres y los arrastran a la «apostasía de Dios y de Cristo», como decía san Juan Pablo II. Los mártires no se avergonzaron de su fe cristiana y fueron testigos de Jesús en su propia circunstancia de vida.

-¿Cómo se puede contemplar la realidad del martirio de modo que tenga frutos en la vida de los creyentes?

-Primero de todo, tratando de conocerlos más de cerca y luego siguiendo su ejemplo. El martirio no es una muerte buscada ni patológicamente querida. Un cristiano no se inmola matando. El martirio de los jóvenes Ciriaco y Paula fue soportado imitando el martirio de Jesús, crucificado por nuestro amor. Lo soportaron por amor a Cristo fieles al Evangelio que ya entonces había sido proclamado en las tierras meridionales de España.

-¿Cómo ayuda la sangre de los mártires a la reconciliación de las Iglesias, a la unidad de los cristianos y a vencer aquello que les separa?

-El martirio es la prueba mayor de amor a Dios y la unidad de los cristianos es un don de Dios que esperamos alcanzar en la medida de nuestra configuración con Cristo redentor. Dios nos ha manifestado su amor en la pasión y en la cruz de Jesús, por eso los que dan su vida por Dios uniéndose al sacrificio de Cristo, derramando su sangre, como dice san Pablo, se asocian a la redención de Cristo, que es nuestra reconciliación y nuestra paz.

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-¿Podría destacar alguna realidad que ayude a ver ese ecumenismo de la sangre?

-El ecumenismo de la sangre es el ecumenismo de los mártires, que por amor de Cristo han experimentado el odio del mundo hasta la muerte y han superado en el martirio por Jesús las diferencias que los separaban. Dios quiere que los seres humanos se amen como hermanos y no se causen sufrimientos recíprocos. Nos acercaremos unos a los otros, si reconocemos en Dios al Padre común que en Cristo nos descubre que somos hermanos. Los cristianos no tenemos que tener miedo a anunciar el amor universal de Dios revelado en Cristo, como hicieron los mártires, para que un mundo sin Dios no alimente odios y desencuentros, guerras y destrucción que amenacen de muerte la vida de los hombres.

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