A las siete de la tarde, el embalse de Casasola, diseñado para laminar las avenidas del río Campanillas, superaba ya los 22 hectómetros cúbicos. Teóricamente su llenado máximo es hasta los 21,72. El resto, lo desagua por el aliviadero y se desliza por el paramento de la presa. Para que se desbordara, el agua tiene que saltar por completo la infraestructura. Para eso quedan 2 hm3 amplios, a juzgar por los niveles históricos del embalse, que llegaron a superar los 24 hectómetros cúbicos en octubre de 2003.
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El consejero de Presidencia de la Junta, Antonio Sanz, ha explicado los efectos acumulativos en el embalse de todas las danas y la gran cantidad de vegetación flotante, troncos, cañas, material suelto, áridos, ramas... «La situación se ha ido complicando permanentemente. Y las lluvias de estos últimos días han taponado el desagüe. Se ha actuado con buzos, batimetría con sondas y otros medios, pero lo turbio del agua impide intervenir. Es imposible detectar dónde está obstruido. No podemos solucionar este problema, lo hemos venido logrando, pero las últimas lluvias han dejado complejidades en los embalses», ha recalcado.
«No es achacable a nadie, no para de llover. Y por la poca visibilidad no hemos podido intervenir», ha añadido, al tiempo que ha dicho que la presa ronda el 102% de su capacidad.
Se da la circunstancia de que no se ha podido realizar un desembalse por los desagües de fondo durante el fin de semana, cuando el cauce del Campanillas estaba tranquilo, debido a un atoramiento del sistema por los arrastres de las últimas danas y borrascas. Ya después de las de otoño, la Consejería de Agricultura tuvo que llevar a cabo una obra de emergencia. Las imágenes que ofrece esta tarde Casasola son las de un embalse casi en su límite, con un 100% de nivel de llenado, y con la operación de desagüe al alza. De momento, el río Campanillas varía de caudal pero no se encuentra en fase amarilla, la primera de peligrosidad. Lleva 16,60 metros cúbicos por segundo. Y la tendencia inmediata es estable, según la web de Hidrosur.
La presencia de Casasola ya evitó males mayores durante las dos danas de otoño (entonces logró que el cauce del río, afluente del Guadalhorce por la izquierda, no se triplicara). Ha duplicado en solo una semana su volumen. De no haber estado, toda esa agua hubiera discurrido aguas abajo hacia Campanillas.
El único cauce en nivel de alerta en la provincia es, en estos momentos, el del río Grande, a su paso por las Millanas, lo que ha sido una constante durante las últimas semanas. También, a media noche, entró en fase amarilla el Guadiaro, en el trasvase al Majaceite (Cortes de la Frontera).
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