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Montaban a los niños en el coche y se recorrían los pueblos de Málaga , con un póster del aparato reproductor femenino y una caja con ... diafragmas, preservativos y píldoras por todo material, para hablar de anticonceptivos con mujeres a finales de los 70, cuando la píldora acababa de legalizarse, pero en muchas farmacias se negaban a venderla y hablar de sexo era pecado. Iban por las tardes para pillar a las mujeres, así que tenían que incluir en la expedición a sus propios hijos. «Les dábamos cinco pesetas para que se fueran a comprar chucherías y se entretuvieran mientras nosotras hablábamos, pero ellos entraban y salían por allí. La hija de Carmen, Eva, tendría ocho o nueve años y un hombre le soltó: Tú esto no lo puedes oír. A lo que ella contestó: »De esto sé yo mucho más que tú. Otro día se metieron en la charla una docena de niños adolescentes, sin que ningún adulto protestara por su presencia hasta que empezaron a hablar de masturbación y les mandaron a la calle inmediatamente. Ese día volvimos las dos muertas de risa«. Las anécdotas la recuerda la exdiputada socialista por Málaga Chiqui Gutiérrez del Álamo, compañera de andanzas de Carmen Olmedo en aquellos años.
Eran de la misma pandilla y sus hijos iban juntos a clase en el colegio Gutiérrez Mata. Desde Málaga hacían un programa los jueves por la tarde en Radio Juventud con María Teresa Campos, en el que hablaban de trabajo, discriminación, malos tratos, educación y anticoncepción, cuando estaba casi todo por hacer en el camino de la igualdad.
El padre de Carmen era general mutilado por la guerra. Se crió en una en una familia católica y conservadora, como casi todas las de entonces, pero con una sensibilidad a la justicia social muy grande. «Ella era la oveja roja, una mujer sencilla, que no iba dando discursos y predicaba con el ejemplo», recuerda su hija Eva, consciente de que su familia no era la norma de esos años: hija de padres separados, que no estudió religión en el colegio, ni hizo la comunión. El feminismo y la justicia social lo ha mamado desde que nació y hoy es coordinadora en Málaga de Derecho a Morir dignamente.
Olmedo vio la realidad de muchas mujeres e intentó cambiar la sociedad con lo que podía hacer entonces: acompañarlas a abortar o a denunciar a su marido tras recibir una paliza .
Tocaba muchísimas facetas de derechos de las mujeres y hacía especial hincapié en la educación y el trabajo, que eran la llave de la igualdad y la independencia. Puso en marcha infinidad de iniciativas pioneras para vigilar la discriminación laboral o desmasculinizar profesiones como la de cámara de televisión.
Su poder de convicción movía montañas. En Villanueva de Cauche había un cura comunista que organizó una semana cultural y quiso que vinieran a informar y abrir los ojos a las mujeres del pueblo. La conferencia estaba planificada en el bar, pero cuando el dueño supo lo que hacían se negó y el cura accedió a abrirles la iglesia para que hablaran de planificación familiar entre el altar mayor y la virgen de los Dolores.
Pero su labor fue mucho más allá. Participó en la creación y puesta en marcha de los primeros centros de mujeres de Málaga, germen de lo que luego fueron los institutos de la mujer, que muy pronto empezaron a surgir por toda España, ideó la red de casas de acogida para víctimas de violencia de género y, ya como diputada socialista, defendió en el Congreso la reducción del IVA para los productos de higiene íntima femenina. La edición revisada del libro 'Valiente, influyente y poderosa. Carmen Olmedo', promovido por asociaciones feministas para difundir su papel en el movimiento, recuerda la figura de esta pionera y visionaria que cambió la vida de las mujeres de su generación y cuya lucha por la igualdad y contra los malos tratos fue determinante en la aprobación de la Ley de Violencia de Género.
Al centro creado en Málaga llegaban mujeres que querían abortar o que salían huyendo de su casa con lo puesto y tres niños de la mano, a las que había que buscar una salida. A alguna la tuvo que acompañar a abortar a Londres o a Tánger o a presentar una denuncia contra su marido cuando en comisaría les decían: Hija, es que eso pasa en muchas casas.
Tuvo claro que había que había que hacer una ley específica para combatirlo. Dio esa batalla en el partido cuando acababan de reformar el Código Penal. Dio también la del aborto y la de la cuota del 25%, con muchas voces en contra, porque primero era feminista y luego socialista. Para Gutiérrez del Álamo «Carmen es Patrimonio de las mujeres».
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