Mari Carmen Aguayo Torres: «Con el gazpachuelo tengo la fe del converso»

–¿Cuándo supo que quería ser ingeniera de Telecomunicación?

–Desde pequeña. A los 13 o 14 años descubrí que me gustaban las Matemáticas y la Física. Quería ser ingeniera para mejorar el mundo a través de la tecnología.

–¿Encontró el apoyo de su familia?

–Sí. Procedo de una familia humilde. En verano trabajaba para pagarme los estudios. He sido la primera universitaria en la familia. ¡Mi madre sacaba dinero de debajo de las piedras! Aún no sé cómo pudo pagarme mi primer ordenador...

–¿Recuerda su primer día de clase en la Universidad? ¿Cómo fue?

–Sí, perfectamente. Vivía en una residencia en la calle Victoria y cuando salía para la escuela me encontré a Celia García. Nos fuimos juntas y seguimos trabajando juntas y con una gran amistad.

–¿En algún momento se sintió la 'rara' del grupo de amigos?

–No tuve esa sensación de soledad. Éramos sobre el 20% de chicas, más o menos como ahora, e hicimos piña entre nosotras.

–¿Con qué palabra o frase definiría Málaga?

–Frescura. En sentido literal (que soy de Córdoba y sé de lo que hablo) y figurado (por la forma de afrontar la vida).

–¿Un lugar para relajarse?

–El Parque de la Concepción. Me gustan las glicinias, pero más aún las zonas umbrías donde crece la costilla de Adán.

–Una playa para echar el día...

–Maro, con un buen rato en piragua, descubriendo seres vivos increíbles y viendo el mar desde otra perspectiva.

–Una excursión o ruta por la provincia...

–Aunque el Caminito del Rey es espectacular, prefiero los pinsapares de la Sierra de las Nieves.

–Su palabra o expresión malagueña favorita...

–La que más me llamó la atención al llegar fue eso de 'Está to' perita'.

–Un bar donde desayunar ...

–Unos churros de Casa Aranda. Un pitufo con zurrapa blanca en casi cualquier sitio.

–¿Dónde ir de cañas?

–Un vinito o un vermú en la Casa de Guardia. Una cerveza en La Botica de la Cerveza.

–¿Dónde comer?

–Cualquier buen chiringuito o restaurante cerca de la playa donde el pescado sea muy fresco; por decir uno, los Mellizos de Saint Tropez. Una buena venta como El Ventorrillo de Santa Clara si apetece más montaña.

–¿Y cenar?

–Nos gusta mucho un pequeño bar de mi barrio, el Ali Olé.

–¿Su plato preferido?

–Con el gazpachuelo tengo la fe del converso.

–¿Dónde ver atardecer o amanecer?

–Con frecuencia subo al mirador del Monte Victoria muy muy temprano y veo desde allí cómo aparece la ciudad.

–¿A dónde iría para pasar una noche loca?

–A cualquier sitio con la compañía adecuada. Si se ven muchas estrellas, como en el Torcal, mucho mejor.

–¿Qué rincón de Málaga recomendarías a un amigo?

–La Plaza de la Higuera detrás del Museo Picasso.

–El mejor 'selfie' ...

–Con la Alcazaba y el Teatro Romano al fondo.

–Una visita cultural imprescindible ...

–El Museo Aeronaútico. La ciencia y la tecnología también es cultura.

–Una joya por descubrir en Málaga...

–La Cueva de la Pileta (aunque debería haberme guardado el secreto).

–Lo mejor de Málaga:

–La variedad. Mares vivos y montañas de 2.000 metros en unos pocos kilómetros.

–Y lo peor:

–La movilidad. (Un buen transporte público ayudaría).

–Algo que eche de menos:

–Pasear por calles empedradas disfrutando del patrimonio de mi ciudad natal.

–Una tradición que no debe perderse:

–Los verdiales. Ni el cante ni el baile ni los trajes.

–Su malagueño/a favorito/a:

–Mis hijos, boquerona y boquerón de pro.

–¿Tirarán por la ingeniería, como su madre?

–La mayor, que empezará segundo de Bachillerato, parece que sí.