Carla Danelutti lleva más de una década afincada en Málaga. SUR
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Carla Danelutti: La joven italiana que vio a Málaga como un destino efímero, pero terminó echando raíces

«Me sorprendió esa mezcla entre lo cristiano y lo árabe que aún aquí se puede ver y que es algo único en Europa», afirma

Lunes, 16 de agosto 2021, 00:42

Tenía alma de trotamundos cuando llegó a Málaga. De hecho, la ciudad que vio nacer a Picasso entraba en sus planes sólo como un hito ... más en su trayectoria profesional, antes de embarcarse en el siguiente, que debería haber sido un doctorado en Alemania. Pero, un proyecto ilusionante y una ciudad que le sorprendió fueron suficientes motivos para que Carla Danelutti se quedara aquí.

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De aquel punto de inflexión en su vida, han pasado ya once años. Llegó para hacer unas prácticas de seis meses en la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), pero los distintos proyectos que ha ido acometiendo en este ente internacional y la «calidad de vida de Málaga», han conseguido que Carla haya echado hasta raíces en lo que tenía que haber sido un destino efímero.

El pasado mes de junio dio a luz a su hijo, Samuel. Y hace un año dejó el centro de la ciudad para mudarse a una casa de Rincón de la Victoria, donde tiene mucho más espacio que en el piso que compartía junto a su pareja y padre de su hijo, Jacobo, en calle Cuarteles.

En principio, la ciudad donde tenía que haber realizado sus prácticas tenía que haber sido Valencia, pero Carla anduvo rápida y astuta para cambiar ese destino con la capital de la Costa del Sol. «Había otra chica que tenía su plaza para Málaga y le propuse el trueque, que afortunadamente ella aceptó», recuerda.

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Como muchos foráneos, a Carla le seducía el sur de España, por sus paisajes, pero también por su historia, aunque no esperaba ni mucho menos lo que le aguardaba. «Me sorprendió mucho esa mezcla entre lo cristiano y lo árabe que todavía aquí se puede ver y que es algo único en Europa», afirma esta italiana, que hoy es la coordinadora del Programa de Planificación Espacial y Resiliencia de los Ecosistemas, en la UICN.

Durante sus primeros años ha vivido entre el Perchel y el centro histórico, lo que hoy asegura que echa bastante de menos. «Me gustaba mucho estar en una zona donde podía ir a muchos sitios andando», explica Carla.

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Pero el continuo encarecimiento de los alquileres en esta parte de la ciudad propiciaron que meses antes de que Samuel fuera concebido, Jacobo y Carla decidieron mudarse a Rincón de la Victoria. «Desde que llegué hasta que me fui de esta zona de Málaga, hemos pasado a pagar el doble de alquiler, lo que nos parece una barbaridad», comenta.

Carla considera que «esos precios desorbitados» son una causa directa del éxito que ha tenido Málaga en el ámbito del turismo y de la implantación de empresas tecnológicas en los últimos años. «Es una ciudad que ha cambiado muchísimo desde que llegué», resalta. Y en esa afirmación hay algo de añoranza, porque para ella había cierto encanto «en una ciudad que no era tan conocida».

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También influyó en la decisión de mudarse la pandemia. Ahora viven con más espacio en Rincón de la Victoria, aunque para Carla el sitio perfecto sería uno donde tuviera mucho más contacto con el campo. Lo echa de menos sobre todo porque nació y se crió en un pequeño pueblo del norte de Italia.

Una provincia que también ha cambiado mucho

Cuando Carla Danelutti llegó en 2010 a Málaga la rehabilitación del Caminito del Rey aún sonaba a quimera y en el horizonte no se intuía que la Sierra de las Nieves llegaría a ser parque nacional. Tampoco existían ni la Gran Senda de Málaga ni la Senda Litoral.

Desde sus distintas responsabilidades en los proyectos de la UICN, profesionalmente ha podido ver de cerca todos esos saltos de calidad en Málaga. En especial, el de la Sierra de las Nieves, en el que incluso ha colaborado estrechamente.

Aunque actualmente está de baja por maternidad, Carla pronto regresará a la actividad en su puesto como coordinadora del Programa de Planificación Espacial y Resiliencia de los Ecosistemas, en la que tiene bastantes retos profesionales que acometer en un ámbito internacional desde Málaga.

La Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza, que tiene una de sus sedes en Málaga, está integrada por organizaciones gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil.

También le atrajo de Málaga su provincia, tan montañosa y con tantos senderos por recorrer, que le recuerda a su región de origen. La lejanía de su familia y la pandemia en un mismo cóctel han propiciado que en algunos momentos haya pensado en regresar a su país.

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Pero, actualmente, no se plantea dejar su residencia en territorio malagueño. Eso sí, aclara que su estabilidad profesional depende mucho de los proyectos que desarrolla en la UICN, que tiene su sede en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA).

Y también está su media naranja, Jacobo, un gallego de Orense que la acompaña en Málaga desde hace más de un lustro. «Nos conocimos en 2010, cuando él trabajaba en Madrid, pero finalmente se vino aquí a vivir conmigo a Málaga cuatro o cinco años más tarde», relata Carla.

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No fue difícil convencerle para que se viniera. Después de tantas visitas a la ciudad para verla los fines de semana, se sintió también atraído por ella. De hecho, lo pasaba mal cuando tenía que regresar en AVE con destino a la capital del reino, dejando atrás no sólo a Carla sino también a una ciudad que le sedujo por su calidad de vida.

En Málaga, no fue fácil que Jacobo encontrara un trabajo como ingeniero agrónomo, pero finalmente se incorporó a una empresa con sede en Madrid que le permite teletrabajar desde la casa que comparte con Carla.

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