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Las cabinas de teléfonos cada vez tienen menos uso. Ñito Salas
Las cabinas telefónicas son la resistencia en Málaga

Las cabinas telefónicas son la resistencia en Málaga

En la provincia aún quedan 549 teléfonos públicos, aunque apenas registran una llamada cada tres días

Domingo, 19 de enero 2020, 14:18

Un 88% de los españoles jamás ha utilizado una cabina telefónica. Para los más jóvenes, conviene aclarar que se trata de esos tótems instalados en la calle con un arcaico aparato que permite llamar a cualquier destino previa introducción de unas monedas. La progresiva expansión de la telefonía fija en los hogares empezó a desplazarlas a un segundo plano, pero ha sido la alta penetración de los móviles en todos los segmentos de la sociedad las que ha acabado por arrinconarlas y prácticamente condenarlas a la extinción. Aun así, lo cierto es que aún quedan unas 15.500 en toda la geografía española, que registran una media de una llamada cada tres días. Nada que ver con las 65.000 que había en los años 90, que marcó el culmen de la expansión de este icono urbano que ha estado presente en las calles desde que en 1928 se instaló la primera en el Parque del Retiro de Madrid.

Las primeras cabinas llegaron a Málaga a comienzos de la década de los 30, aunque en los archivos de Telefónica no consta con exactitud. Lo que sí que figura en los registros de la multinacional es que a día de hoy todavía quedan 549 supervivientes, de las que 179 están en Málaga capital. En cualquier caso, la realidad es que la mitad no realiza ni una llamada al día.

El Gobierno acaba de conceder el indulto a las cabinas hasta finales de 2021 debido al servicio universal que prestan

Pese a su escasa rentabilidad, el Gobierno se resiste a liquidarlas debido al servicio universal que prestan, toda vez que garantizan que cualquier ciudadano tenga acceso al teléfono con independencia de su localización geográfica, con una calidad determinada y a un precio asequible.

De su mantenimiento se encarga Telefónica, por designación del Gobierno como operadora del servicio universal de telecomunicaciones después de que el último concurso convocado quedara desierto. Un desinterés lógico teniendo en cuenta que a la multinacional le cuesta 4,52 millones de euros anuales conservarlas en buen estado. El contrato expiraba el pasado 31 de diciembre y, a tenor de las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), todo apuntaba a la supresión de las 15.500 cabinas, pero finalmente han vuelto a ser indultadas, al menos hasta que acabe 2021, al prorrogarse su inclusión en el citado servicio universal de telecomunicaciones.

¿Qué pasará cuándo expire ese nuevo plazo? Es una incógnita, pero algunas están siendo aprovechadas para otros usos más ajustados a los tiempos actuales. En el Centro de Málaga ya son una decena las cabinas que han cambiado su uso para ser aprovechadas como cargadores de móviles, puntos de conexión 'wifi' e incluso como puntos de información turística. En otras ciudades, como Salamanca algunas se utilizan para dejar o intercambiar libros. Son las llamadas 'bibliocabinas'. Renovarse o morir.

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