Científicos buscan en el Boquete de Zafarraya las claves de la extinción de los neandertales

La cueva del Boquete de Zafarraya, situada en el municipio de Alcaucín, ha dado pocos restos fósiles, una mandíbula completa y un fragmento de fémur que se exhiben en el Museo de Málaga. Pero las nuevas técnicas de análisis de ADN han abierto nuevos caminos a la investigación: ahora se pueden extraer las muestras de origen humano de los sedimentos depositados en la cueva.

Esto es lo que han estado haciendo esta pasada Semana Santa investigadores del Instituto Max Planck de Alemania, con la colaboración de españoles. En concreto, del Max Planck de Antropología Evolutiva participan en el proyecto Matthias Meyer (líder del grupo de Técnicas Avanzadas de Secuenciación de ADN) y Alba Bossoms Mesa, especialista en Paleogenómica. Del Museo Nacional de Historia Natural de París ha intervenido el paleoantropólogo Miguel Caparrós Carmona. También arqueólogos de la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana: Antonio Cabral Mesa, Cecilia Barroso Medina y Antonio Santiago Pérez. Y el catedrático de Genética de la UMA, Enrique Viguera. La actividad arqueológica ha estado dirigida por el antropólogo Francisco Bermúdez Miranda, también del Instituto de Investigación de Prehistoria.

Francisco Barroso explica que las muestras sedimentarias tomadas en la cueva, unas 300, se encuentran en Alemania para su análisis, pues la extracción de ADN de antiguos sedimentos es una tecnología muy novedosa que ha desarrollado el laboratorio alemán.

«Es una metodología muy novedosa, que no necesita de restos humanos para secuenciar el ADN, que obtienen de los sedimentos, de restos que pudieron caer en su día y que, curiosamente, parecen más estables en el tiempo que los orgánicos», explica el catedrático Enrique Viguera.

El estudio genético que se realiza en Alemania proporcionará el perfil de los habitantes de la cueva mediante el estudio sistemático de los últimos 60.000 años. «Si coinciden en el tiempo restos neandertales y del hombre moderno, tendremos pistas sobre la extinción de los primeros», avanza el antropólogo.

La cueva del Boquete de Zafarraya es muy interesante para los antropólogos, pues es uno de los pocos yacimientos con restos neandertales. Su rastro se perdió en Europa hace unos 40.000 años, pero parece que se refugiaron en el sur de España, Italia o Gibraltar. En esos años pudieron entrar en contacto con el Homo sapiens.

La cavidad malagueña, situada en la sierra de Alhama, domina un amplio paisaje hasta la costa, y se conoce que los neandertales la ocupaban de forma ocasional como una estación de caza, al menos desde hace entre 30.000 y 45.000 años.

Analizar aquella relación entre estos dos homínidos puede dar las claves de la desaparición final del hombre de neandertal, aseguran Bermúdez y Vigueras. De hecho, cerca del 3% de genoma humano no africano procede de los antiguos neandertales, lo que, en opinión de Enrique Viguera, es una prueba de que hubo hibridación entre ambas especies.

Pero el hecho de que hace unos 40.000 años se pierda el rastro de los neandertales en el registro arqueológico, mientras al mismo tiempo empiezan a aparecer evidencias relacionadas con los humanos modernos, ha recibido diferentes interpretaciones, desde el exterminio de los neandertales por parte de los Homo sapiens modernos hasta su aislamiento y posterior extinción por los efectos perniciosos de una cada vez mayor tasa de consanguinidad.