El 'boom' de las zambombas cala en Málaga

Desde finales de noviembre en la capital y la provincia se han ido sucediendo las zambombas, donde se interpretan villancicos tradicionales y otros más modernos tanto en las calles –en muchas ocasiones al calor de las candelas–, como en tablaos de teatros como el Cervantes y el Echegaray o el auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga –institución que colabora con los municipios para la organización de las zambombas–.

Sobre las razones que explican este auge, el empresario Pablo Gonzalo, que ha organizado recientemente una de ellas en el restaurante La Pérgola, apunta a que «se han puesto de moda» porque es una fiesta «muy familiar, donde los asistentes disfrutan mucho». En esta línea, el promotor Emilio Morales, que ha organizado varias de estas fiestas en el balneario de los Baños del Carmen, explica que las zambombas suponen la puesta en valor de un elemento de la tradición popular «donde la gente se reencuentra con el folclore más popular» y representa un espectáculo de música en directo donde el público puede interactuar con los artistas al interpretarse villancicos muy populares.

«Las zambombas son un espectáculo de la calle, de la gente, que quiere pasárselo bien con la música de nuestra tierra y por eso ha ido en progresión en los últimos años. En Málaga hace quince años eran muy raro que hubiera este tipo de espectáculos y ahora son muy habituales en eventos públicos y privados», afirma Rosalía, quien junto a Luisa y María del Mar conforman el trío Hermanas Alarcón, uno de los grupos habituales de estas conciertos en la provincia –en el último mes han participado en una quincena–, donde llevan sus versiones de villancicos por bulerías, tangos y rumbas. Espectáculos donde suelen incluir piezas compuestas por ellas mismas como el que este año han dedicado a sus padres recordando las celebraciones navideñas de antaño.

Si hay un nombre indisolublemente unido a las zambombas en Málaga es el de Encarni Navarro, una de las precursoras hace más de quince años de estos conciertos en la provincia y que este año ha llevado su espectáculo al Teatro Alcalá de Madrid. «Cuando empezamos nadie hacía algo así en Málaga. Fue un reto pero también un acto de amor hacia mis raíces. Quería que la gente volviera a sentir esa magia auténtica de las navidades de antes, en las que lo más importante era compartir momentos juntos», subraya Navarro, que aporta su sello único al denominar a estos espectáculos 'zambombá' con acento en la 'a' como «homenaje a mi familia, especialmente a mi padre, El Morralla, y a nuestra Málaga».

«Las 'zambombás' están en auge porque, en un mundo tan digital y desconectado, todos buscamos algo más real, más cercano. Estas tradiciones nos hacen parar, cantar juntos y sentirnos parte de algo más grande», afirma la artista.

Quienes también se han apuntado a la organización de zambombas son las cofradías, que destinan una parte de la recaudación a fines solidarios. Una de las pioneras es la Hermandad de Humildad y Paciencia, que desde hace seis años tiene fijado en el calendario su zambomba el primer sábado tras la inauguración del alumbrado navideño de calle Larios y que se ha convertido en una de las citas ineludibles en el barrio de La Unión.

El hermano mayor de la corporación del Domingo de Ramos, Antonio Río, explica que la idea surgió de la necesidad de organizar alguna actividad con motivo del Tiempo de Adviento y dada la relación que las cofradías y las zambombas tienen en Jerez, decidieron hacerlo en Málaga abriendo la puerta a que otras hermandades se sumaran (este año, entre otras, han celebrado zambombas la Humillación, Viñeros, Soledad de San Pablo, Crucifixión, Mena, El Rico, Expiración, Nueva Esperanza, la Real Hermandad del Rocío, el Amor o Dolores del Puerto de la Torre).

«En estos años se ha ido consolidando y tenemos unos resultados muy buenos. Hay un ambiente muy familiar y los asistentes disfrutan mucho», subraya Río, quien añade que un «porcentaje alto» de lo recaudado va destinado a la Bolsa de Caridad de la cofradía y en la zambomba la Asociación Española Contra el Cáncer monta un puesto donde venden los adornos navideños que hacen con la cera derretida que la hermandad dona tras la procesión del Domingo de Ramos con lo que esta asociación recauda también para su labor social y asistencial a los enfermos.