![La imagen muestra a los bomberos españoles buscando a víctimas del terremoto entre escombros, en Hatay.](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202302/10/media/cortadas/b-ReJds5Fkq3pXL4xqr3ZOY8O-624x385@Diario%20Sur.jpeg)
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Montañas de escombro, ciudades improvisadas con tiendas de campaña y fosas comunes. Solo desde arriba se aprecia la dimensión de catástrofe que ha supuesto el terremoto que se ha producido en Turquía y en Siria. Los bomberos malagueños que se desplazaron a principios de semana para unirse a los equipos de rescate que han llegado a Turquía desde numerosos países, utilizan drones para apreciar mejor en qué condiciones se encuentra el terreno. La devastación es el denominador común, como se puede observar en las imágenes que ha facilitado a SUR uno de los profesionales del Consorcio Provincial de Bomberos, Jair Perreira.
Las imágenes corresponden a la ciudad de Hatay, una de las más afectadas, que se encuentra cerca de la frontera con Siria. «Utilizamos los drones para realizar inspecciones en las zonas de trabajo a fin de determinar los accesos y otros aspectos que forman parte del rescate», comenta el bombero en conversación con este periódico.
Las condiciones de trabajo en las que desempeñan su labor son durísimas. Lluvia y temperaturas gélidas acompañan a los bomberos malagueños desde su llegada a Turquía. A eso hay que sumarle una carrera contra el tiempo. Con cada minuto que pasa, disminuyen las posibilidades de sacar con vida a las personas que aún quedan enterradas bajo los escombros. Pruebas de la profesionalidad del equipo de bomberos malagueños ya existen. Este miércoles, lograron sacar a un hombre de mediana edad con vida de un edificio que se había derrumbado. Horas más tardes, repitieron la misma hazaña con otra víctima.
Desde que la tierra empezó a temblar en Turquía, empezaron a caer una infinidad de edificios y casas. Las imágenes que ofrece el dron también evidencian que la mayoría de las infraestructuras ha quedado borrada del mapa o se encuentra muy dañada. En la provincia de Hatay, donde se encuentran los bomberos malagueños, viven más de 1,6 millones de personas.
Según la información que trasciende de las autoridades locales, a estas alturas, ya se han derrumbado unos 1.500 edificios. La catástrofe no solo está costando la vida a personas. También está transformando las ciudades en escenarios de película de terror. Donde antes había casas, comercios, cines y oficinas, ahora quedan escombros, ruinas y guijarros.
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