Batista, con un ejemplar de su libro. sur
Libros

Fulgencio Batista, a ojos de su hijo

Roberto Batista publica sus memorias sobre el dictador cubano fallecido en Marbella y donde narra el drama familiar del exilio y reconoce el «gran error político» de su padre en el golpe de Estado de 1952

Lunes, 31 de mayo 2021, 00:50

A consecuencia de un ataque al corazón, el 6 de agosto de 1973 falleció Fulgencio Batista en uno de los bungalow de Guadalmina en Marbella donde solía pasar sus vacaciones de verano. Al día siguiente, acompañado por su familia, sus restos fueron trasladados al cementerio ... de San Isidro de Madrid. Testigo de aquellos acontecimientos fue Roberto Batista, uno de los ocho hijos del dictador cubano y fruto del matrimonio con su segunda esposa, Marta Fernández Miranda. Ahora, este vástago del militar que gobernó la isla durante once años en dos periodos distintos publica un libro de memorias, donde narra el drama familiar del exilio y su infancia y adolescencia marcada por las turbulencias políticas que rodearon a su progenitor.

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'Hijo de Batista' es el título de este libro publicado por la editorial Verbum donde el autor narra desde su nacimiento hasta el fallecimiento de su padre. La obra aborda la faceta personal y política de Fulgencio Batista, reivindica su figura «frente a la propaganda difamatoria del régimen castrista» y hace autocrítica sobre alguna de las decisiones de su progenitor que marcaron el rumbo de la historia familiar y de Cuba.

Batista admite que «el gran error político» de su padre fue el golpe de Estado que dio en 1952, instaurando «dos años de dictadura» hasta las elecciones de 1954 a las que concurrió él sólo y cuyo mandato no terminó por el triunfo de la revolución castrista que le llevó al exilio en 1959. Antes, según explica el autor del libro, su padre había sido presidente electo de 1940 a 1944 y puso en marcha una constitución progresista y desde 1954 en adelante intenta volver a situar a su país en la senda democrática. Es en esos años cuando, a juicio de su hijo, comete otro «error» al liberar de la cárcel, en 1955, a Fidel Castro, quien cumplía condena por el asalto frustrado al cuartel de Moncada.

Con el triunfo de los guerrilleros, la familia comenzó el exilio en República Dominicana, Portugal y, finalmente, España. En su libro de memorias, Roberto Batista recuerda con dolor su llegada, en diciembre de 1958, a Nueva York junto a su hermano Carlos Manuel. «Yo tenía once años. Pensaba que íbamos a pasar allí las navidades, pero aquel viaje fue el comienzo de nuestro exilio. Al llegar a Nueva York mi hermano y yo fuimos vejados e insultados por la multitud sin comprender el motivo. Aún no me he recuperado de aquellos momentos, y por eso, en parte, he escrito este libro. Para mí ha sido muy terapéutico», explica.

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En la obra, el autor relata que vivió una infancia «feliz, con unos padres muy cariñosos y comprensivos; una madre que se desvelaba por nosotros y un padre muy atento, lleno de ternura y calor humano y de grandes detalles». Sin embargo, recuerda su adolescencia como una etapa «trágica» en la que tuvo que convivir con la «propaganda nefasta que se hizo esos años sobre mi padre». «El 80% de la figura de mi padre la ha hecho la propaganda castrista», añade en declaraciones a este periódico.

Por ello, en el libro destaca que su padre dejó una Cuba «rica y próspera siendo el tercer país de América en el orden social y económico» y denuncia que el régimen instaurado por Fidel Castro sumió a la isla en «la miseria y el llanto». «Desde aquel diciembre de 1958 no he vuelto a pisar Cuba. No quiero volver a un país donde no se respetan los derechos humanos ni las libertades y no hay garantías de democracia», sostiene.

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Sin embargo, Roberto Batista tiene esperanza en que las nuevas generaciones de cubanos acaben con «63 años de dictadura totalitaria, que ha llevado al país a la ruina y la tristeza».

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