–Entró en el Gobierno andaluz para llevar el timón de una 'macroconsejería' con áreas complejas: Economía, Industria, Universidades... ¿Cuál le provoca más dolores de cabeza?
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–(Ríe) Bueno... La verdad es que cada área tiene sus particularidades. Las universidades son instituciones muy complejas y ... cualquier modificación de las condiciones de funcionamiento pueden tener el rechazo de los colectivos que trabajan en ellas, pero los problemas no van más allá de un ámbito en el que se pueden resolver. En lo industrial, tenemos una política de captación de inversiones y de apoyo al sector muy intensa, los resultados no son malos, pero nunca son suficientes para que Andalucía tenga un sector industrial más potente. En los parques tecnológicos y esa área de conocimiento, tengo que decir que estamos muy contentos de los resultados obtenidos.
–Es catedrático universitario y ha trabajado para una multinacional como Telefónica. ¿Cree que la Universidad debe adaptarse más y mejor a la realidad profesional?
–Las universidades públicas se han ido adaptando a los cambios en el mercado de trabajo, se percibe clarísimamente en todas las ingenierías y, en particular, en las ingenierías de 'software' y telecomunicaciones. Hay un proceso de actualización y hoy ofrecen todos los títulos de todos aquellos campos que se están desarrollando con mayor rapidez.
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–Ha defendido la llegada de universidades privadas a Andalucía. ¿Qué papel pueden jugar estas entidades en el mapa formativo regional?
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–Mire, yo creo en la competencia, que es sana, porque obliga a las empresas y las instituciones a ser más eficientes, a que las decisiones que tomen tengan un mayor impacto sobre la realidad, a que sean capaces de adaptarse a las necesidades del mercado. En definitiva, creo que es beneficioso que existan universidades privadas en Andalucía. Dicho esto, las universidades públicas no tienen nada que temer, en primer lugar porque tienen recursos suficientes para competir de sobra; en segundo lugar, tienen una experiencia acumulada y una capacidad de adaptación extraordinarias. Son 260.000 alumnos en las universidades públicas de Andalucía. La cifra es apabullante. Las universidades públicas que se vayan a instalar serán muy pequeñas, comparadas con las universidades públicas, de manera que no tienen nada que temer.
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