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Un padre abraza a su hija después de protegerla con una bolsa de plástico, en la estación de autobuses de Málaga. ÑITO SALAS

Los becados por Amancio Ortega adelantan su regreso por el avance de la pandemia

Los 20 jóvenes malagueños aterrizaron en Madrid en vuelos procedentes de Dallas y Toronto. En autobuses, que han realizado escala en distintas ciudades, han llegado a la capital

Viernes, 27 de marzo 2020

Emoción, mucha emoción. Llantos y abrazos. Muchos abrazos. Pero nada de besos. Tras siete meses separados, era lo que más les apetecía, besar a sus hijos después de llegar de un largo viaje, pero la seguridad es lo más importante para todos. Abrazos a través ... de un plástico, y caricias con unos guantes de protección. Los 20 jóvenes malagueños que estaba estudiando en Estados Unidos y Canadá gracias a la beca de la Fundación Amancio Ortega ya están en casa. Por la tarde ha llegado un primer grupo, los que estaban en Canadá (7 estudiantes), y de madrugada los 13 que estaban en Estados Unidos. Los 600 jóvenes que tenía la Fundación Amancio Ortega en ciudades y pueblos de estos dos países han sido repatriados en una operación especial, organizada en un tiempo récord y sin incidencias. Los estudiantes, que estaban repartidos por pueblos y pequeñas ciudades fueron reunidos en estas dos grandes ciudades, Dallas, en Estados Unidos, y Toronto, Canadá, para tomar dos vuelos chárter, especialmente fletados por la organización para repatriar a los jóvenes. El vuelo de Canadá llegó sobre el mediodía a Madrid. En autobuses han ido a sus respectivas ciudades. En el caso del autobús de Málaga, ha llegado sobre las ocho de la tarde después de parar en Toledo, Ciudad Real y Córdoba.

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Las familias no ocultan la angustia de estos últimos días, y el alivio que sienten de tener a sus hijos cerca. Destacan y agradecen la labor de la Fundación Amancio Ortega, que les ha tenido informados en todo momento y han sido capaces de organizar el regreso de un número tan importante de pasajeros, 600 jóvenes, en un tiempo récord y en unas condiciones muy difíciles. «Los estudiantes estaban repartidos por todo el país, han tenido que estar contratando vuelos para todos ellos, para concentrarlos en Dallas, con el inconveniente de que se iban cancelando en muchos casos. Mi hijo, que vivía en un rancho en Kansas, perdió el vuelo a Dallas, que salía a las tres de la madrugada. El avión estuvo esperando a todos los chicos y hasta que no han estado todos no ha despegado», cuenta Carmelina Nogués, madre de Pepe Jiménez, estudiantes en el IES Christine Picasso. «Solo podemos tener palabras de agradecimiento hacia la Fundación Amancio Ortega y la agencia que ha organizado su regreso», señala Carmelina.

El grupo de estudiantes que han estado en Canadá, a su llegada ayer tarde a la estación de autobuses de Málaga. ÑITO SALAS

Después de semanas de preocupación, «es un alivio tenerlo en casa», reconoce. Comprende la frustración de su hijo por la interrupción tan abrupta de su estancia en Estados Unidos, pero la situación era ya muy delicada. «Donde vive no hay personas contagiadas, pero no sabemos cómo puede evolucionar la enfermedad, puede que más adelante se suspendan los vuelos y no pudiera volver», explica.

Como Pepe, Maite es otra de las becadas que no se planteaba volver antes de terminar su experiencia americana. Maite Suárez Bravo estudia en el IES Antonio Gala, de Alhaurín el Grande. Pero su madre, Teresa Bravo, cree que ha sido la mejor decisión. «Ni ellos ni su familia adoptiva querían que su viaje terminar así, pero entendemos que dada la situación era lo más conveniente. Ha sido una decisión de la Fundación Amancio Ortega, y confiamos en su criterio», señala. Los institutos en la mayor parte de los estados ya habían cerrado, y su hija llevaba dos semanas sin clase presencial. De hecho, ya habían dado por finalizado el curso (termina oficialmente a finales de mayo). Y la familia está en cuarentena, por lo que considera que ya no tenía mucho sentido que su hija siguiera en Estados Unidos.

Dina, con el pelo tintado de rosa, con su familia de acogida, Elizabeth Francis, Declan y Adaiah. Detrás, el padre, Tyler Francis, con la pequeña Huxlee. Falta en la foto otra hermana, Millie. SUR

«He tenido unos siete meses increíbles en Canadá»

En cierta medida tristes por un regreso precipitado y no deseado, los jóvenes becados tratan de ver el lado positivo de su experiencia. «He tenido unos siete meses increíbles. Por esto, aunque mi deseo era completar mi estancia hasta junio, comprendo que se haya tomado esta decisión», afirma Dina Elisa Mendoza Lowenhielm, del IES Los Montecillos, de Coín. Ha estado en Sparwood, en la Columbia británica, y lo que más le preocupa ya en Málaga es «poner en riesgo a mi familia, después de pasar por tantos aeropuertos».

Manuel Marco Jiménez es otro de los jóvenes malagueños que consiguieron esta beca de la Fundación Amancio Ortega. En su caso estudia en el IES Concha Méndez, de Torremolinos. Ha estado viviendo en un pequeño pueblo de Minnesota, donde ya habían empezado a tomar medidas frente al coronavirus. «El padre ya ha dejado de ir al trabajo y el instituto cerrado», cuenta la madre, Sonia Jiménez. Agradece la información puntural de la organización, y que «se hayan puesto en el lugar de los padres, que estamos aquí con tanta preocupación», señala. Aunque sabe que su hijo «estaba en buenas manos, con una familia que lo ha tratado como uno más, que lo ha protegido mucho», le tranquiliza que ya esté de regreso.

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Una preocupación de los padres y los jóvenes se refiere a la convalidación de sus estudios en Estados Unidos y Canadá, donde han cursado el equivalente a primero de Bachillerato. En muchos casos los institutos ya han dado por terminado el curso. Y han asegurado a las familias que realizarán todos los trámites para recibir las correspondientes convalidaciones.

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