El precio de las capturas ha caído en picado y muchas pescaderías han cerrado también sus puertas. A. PELÁEZ

Barcos de la flota malagueña amarran al no poder garantizar la seguridad de los marineros

La caída de las cotizaciones en algunas lonjas ha obligado incluso a varias embarcaciones a tirar parte de las capturas

Viernes, 20 de marzo 2020, 00:55

Mientras sectores como el de frutas y hortalizas han llegado a experimentar durante unos días una importante subida de precios ante la entrada en vigor del estado de alarma, cotizaciones que ahora se empiezan a normalizar volviendo a sus niveles habituales, en el sector pesquero de la provincia el efecto ha sido el de una caída en picado del valor de las capturas como consecuencia del cierre de restaurantes, chiringuitos, bares, cafeterías e incluso pescaderías. A pesar de tener autorización para seguir vendiendo, muchas pescaderías han decidido cerrar durante el periodo que dure el estado de alarma al haber descendido el número de clientes que acuden a hacer la compra. Ello ha provocado una caída sin precedentes de los precios del pescado en lonjas como la de Caleta de Vélez o la de Fuengirola, donde ya hay armadores que han optado por dejar de faenar.

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«La lonja está abierta para los barcos que quieran salir a faenar. Somos un servicio público básico, pero la realidad es que cada vez son menos los compradores que acuden a comprar pescado. No vienen restaurantes ni bares ni pescaderías. Los precios no compensan el gasto que hacemos. Salir a faenar nos cuesta el dinero. En Fuengirola hubo barcos este lunes que tuvieron que tirar las capturas a la basura porque por debajo de 0,30 euros el kilo ya no se vende. Tuvimos que tirar el pescado porque tampoco podemos transportarlos para llevárselo a las asociaciones benéficas», ha explicado el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Fuengirola, Juan Sánchez.

Aunque debido al temporal la flota de esta localidad costasoleña ha estado amarrada los últimos dos días, según Sánchez, «tenemos barcos que están pensando a salir sólo dos o tres días por semana a faenar, mientras que otros han optado por parar hasta que concluya el estado de alarma. Si lo hacemos así es para no dejar a la población desabastecida. Pero el problema es que la compradores no acuden a la lonja a comprar, porque muchos tienen sus establecimientos cerrados», ha insistido este patrón.

En Caleta de Vélez, que es el puerto malagueño que más capturas realiza en la provincia y una flota más grande, el número de embarcaciones que han decidido no salir a faenar, al menos de momento, alcanza la quincena y de todas la artes (arrastre, chirla, marisco y pulpo). «Algunos porque los propios marineros lo han porque no tienen garantizadas las medidas de seguridad, dado que se trata de un trabajo que exige muchas veces trabajar codo con codo. Se les recomienda que sus tripulantes extremen las medidas de higiene y sigan las recomendaciones que determina el Ministerio de Sanidad, pero no tienen mascarillas ni guantes. En otros casos han parado porque los precios no compensan», ha manifestado la patrona mayor de Caleta de Vélez, María del Carmen Navas.

David Pendón, dueño de tres barcos de arrastre con base en Caleta de Vélez, es de los que ha parado la actividad. Según asegura, «el pescado no tiene salida porque no se vende y porque la gente no va a comprar a las pescaderías. Sólo está teniendo salida en las grandes superficies. Pero sobre todo porque los marineros trabajamos uno al lado del otro y es imposible mantener una distancia de seguridad. La única forma de evitar el riesgo de contagio es no saliendo a faenar». Pendón ha señalado que su intención es mantener amarrados sus barcos hasta finales de marzo.

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Pedro es propietario de una pescadería en Caleta de Vélez. Aunque ha abierto un día, al final ha decidido cerrar a cal y canto porque los clientes no van a comprar y porque prefiere no poner en riego a su familia.

A pesar de todo, la Federación Nacional de Asociaciones Pesqueras de Pesca Artesanal (FENAPA) ha pedido que se autorice incluso al cerco, que está de parada biológica, para que pueda salir a faenar y que todo la flota pueda acceder a todos los caladeros, a la vez que se permita la pesca de atunes a la flota artesanal para poder abastecer a la población. También piden que se garantice el precio de salida en primera venta por encima de los costes de producción, se bonifique el diésel y se exima de las tasas portuarias a la flota.

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