El azud de Aljaima se queda pequeño para el río Grande

Regular y aprovechar los caudales del río Grande, que nace en la Sierra de las Nieves y desemboca en el Guadalhorce, lleva décadas en el debate técnico y político. Ahora sólo se puede aprovechar una ínfima parte gracias al azud de Aljaima, una derivación que carga agua a la red de Málaga capital pero que no puede almacenar. Todo lo que sobrepase la capacidad de la instalación y el consumo en ese momento de la capital salta la presilla y se va río abajo. La falta de otro azud mayor aguas arriba o, incluso de un embalse, ha hecho que durante los cinco años de sequía la capital haya perdido agua para más de un año. SUR ha hecho los cálculos a partir de los más de 46.000 registros hora a hora, aportados por la red de control Hidrosur.

El punto de medición está situado en Aljaima, que ya está en el Guadalhorce. El resultado de los cálculos es que no se han podido aprovechar 50,6 Hm3. Esa cifra podría ser mayor porque hay un buen número de registros horarios sin señal, aunque el resultado quedaría compensado porque luego habría que restar, en una eventual presa, factores no despreciables como la evaporación y el caudal ecológico. Y esto, en un ciclo seco. En otras condiciones, los resultados se multiplican.

El agua que baja por el río es desviada, filtrada (eliminación de algas y arenas), extraída con unas bombas y enviada al Atabal para ser potabilizada y puesta en red. Sólo se puede retener algo gracias al foso o cántara de 8 metros de profundidad a la que vierten el río y los numerosos pozos de la zona (Fahala y Aljaima). Y hay un extra en la minipresa del Tomillar o de los Pilones, un depósito de 2 hectómetros cúbicos situado en el entorno del PTA.

Estos cinco años por Aljaima ha bajado agua que supera el consumo de Málaga capital durante más de 1.000 días. Por contra, en otros 400 el nivel era de cero. Y esta es la clave de la instalación: tiene una capacidad limitada y depende directamente de la lluvia y de cuánto dure el caudal.Por ejemplo, las lluvias de Semana Santa hicieron que al viernes siguiente todavía fluyera un volumen de 4.600 litros por segundo, más del triple de la capacidad del azud y de la red. Porque la potencia de las bombas es de 2.500 litros por segundo, pero es demasiado para lo que admite la ciudad. Normalmente, las puntas en Málaga son de 1.700 litros.

En estos cinco años, se han podido cargar en la red de Málaga 13,8 hectómetros, tres meses y medio de consumo (la cifra será algo mayor dados los registros nulos citados). Algunos hitos de macroanálisis de la estación de Aljaima revelan que hay dos registros de 597.000 y 545.000 litros por segundo (más de 500 veces por encima de la capacidad del azud); cuatro registros de entre 330.000 y 394.000 litros por segundo, y cinco de entre 211.000 y 289.000.

Queda claro el interés desde el punto de vista del abastecimiento urbano de regular el río Grande, una actuación que, dadas las obras de interconexión previstas, en marcha o terminadas, podría beneficiar a muchos más puntos de la provincia.

Pero el impacto de alterar un cauce es incuestionable y es lo que la Junta quiere estudiar otra vez. En este sentido, ha incluido en sus planes analizar la posibilidad de un embalse para el río Grande (presa de Cerro Blanco) en el horizonte 2032. La idea tiene el visto bueno del Consejo Nacional del Agua.

El embalse es una propuesta de los 90, incluida en el Plan Hidrológico Nacional. Tenía una capacidad de entre 45 y 50 hectómetros cúbicos y se situaría en los términos de Guaro, Monda y Coín. Pero tuvo mucha contestación política y de colectivos agrícolas y ecologistas por sus afecciones a la Sierra de las Nieves.

La presa se desinfló y evolucionó en forma de un azud mucho más grande que el de Aljaima, esta vez pensado entre Guaro y Coín, con idea de aprovechar 20 hm3 anuales (más de un tercio del consumo de la ciudad). Costaría 57 millones y llevaría una gran conducción de 38 kilómetros hasta Aljaima primero y el Atabal después. El caudal máximo previsto era de 4.000 litros por segundo. El informe de viabilidad fue emitido por la sociedad estatal Acuamed en marzo de 2006. Pero ahí quedó todo.

¿Cuál es el debate? Dejar el río como está, con aprovechamientos puntuales; añadir un azud aguas arriba del actual, con lo que se multiplican los resultados y sigue habiendo caudales apreciables río abajo; o un embalse, que es garantía de abastecimiento pero tiene un impacto mayor. Cualquier intervención trastoca la recarga de acuíferos y los aportes a playas y estuarios, además de fauna y flora. Eso es lo que hay que evaluar.

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