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Los pensamientos solo giran en torno al siguiente estímulo. Cada vez que se ilumina la pantalla el cerebro recibe un chute de dopamina. Si se les retira el acceso al móvil, experimentan sensaciones parecidas a las de un adicto a otra sustancia. Aficiones o actividades ... se dejan de lado porque el mayor tiempo discurre ahora en las redes sociales. El psicólogo clínico y sexólogo Arun Mansukhani abordó los efectos que está causando el uso de los móviles entre los jóvenes. Muchos padres están preocupados y Mansukhani aseguró que hay motivos para estarlo. Entre otras consecuencias negativas, la actual generación de jóvenes, la primera netamente digital, también es una generación en la que «aumenta la ansiedad y la sensación de tristeza por el uso del móvil».
Una conclusión que el psicólogo expuso este jueves en 'La Alameda', el programa que coproducen 101TV y SUR, y que presenta el director de este periódico, Manolo Castillo. El plató, reconvertido en un espacio para explorar el mundo de los jóvenes a partir del uso del móvil, se nutrió de un intenso intercambio para ver posibles perturbaciones en la conducta y formular posibles recomendaciones para los padres.
El móvil, así lo recordó Mansuhkani, también se ha convertido en la principal herramienta para acceder a la pornografía, por lo que cabe cuestionarse si los padres están dispuestos a dejar la educación sexual de sus hijos en manos de una industria que produce contenido explícito que, según el psicólogo, estaría a años luz de una sexualidad entendida como sana. «Yo creo que no debemos», aseveró.
La mirada a los jóvenes y el uso que hacen del móvil permite a los expertos correlacionar el uso del mismo con el aumento de los problemas de salud mental en este grupo de edad. La integración del móvil en todas las actividades del día a día tienen para Mansukhani una cara oscura que se compone por una «mayor presión social» y por una «mayor exposición» que redefinen la adaptación de los jóvenes en cada situación. «Hay una mayor comunicación, pero hay una mayor incidencia en la salud mental», aseguró.
Mansukhani, que se mostró favorable a la regulación, incluso a la prohibición del móvil en determinadas franjas de edad, aseguró que «tenemos un problema grave con los jóvenes y los móviles». Más allá de la incidencia social y de la salud mental, el experto también llamó la atención sobre los efectos a nivel cognitivo. «Vemos de manera muy clara como el uso del móvil reduce la capacidad de concentración y de focalización en una tarea», dijo.
Además, añadió que el consumo de contenido audiovisual en el móvil está suponiendo «un freno para el pensamiento complejo». «Podemos mirar a Silicon Valley. En ninguna de las tres principales escuelas de Silicon Valley está permitido el uso de pantallas. Los que fabrican estos dispositivos no quieren esto para sus hijos. Por algo será», añadió.
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Las discusiones entre padres e hijos son casi tan frecuentes como el propio uso del móvil. El experto recomendó establecer unas normas muy claras que fijan qué y durante cuánto tiempo se puede ver en el móvil. «Sabemos que al abrir el móvil se genera una gran descarga de dopamina y el cerebro se estimula», explicó Mansukhani que no dudó en asegurar que el móvil tiene una «capacidad adictiva muy alta».
Ante las dudas sobre cómo materializar una regulación, el experto comparó el móvil con el consumo de alcohol y tabaco. «Es algo que no está permitido hasta los 18 años. Más allá, antes podías fumar y pedirte una cerveza incluso en el instituto. Eso es algo que ahora sería impensable. Lo mismo puede pasar con el móvil», vaticinó cara al futuro.
Las estadísticas, aseguró, dan motivos suficientes para actuar y no huir de una regulación. «La más objetiva es la tasa de intentos de suicidio. Ha aumentado mucho entre los jóvenes y lo podemos relacionar claramente con el uso del móvil», llegó a decir Mansukhani. Por otra parte, el experto también apeló a los padres a no desentenderse de lo que consumen sus hijos a través del móvil.
Una recomendación que hizo extensible a la educación sexual. «La alternativa a no hacerlo sabemos cual es», dijo en alusión a la pornografía. «Una vez que un móvil entra en un aula, en menos de seis meses, toda la clase ha visto contenido explícito», afirmó y aseguró que lo deseable sería poder afrontar esta educación sexual desde los propios centros escolares. «Hemos avanzado mucho en lo que es la educación en salud sexual. Pero el sexo es más. Es hablar de placer, de relaciones afectivas, de deseo, de respeto al otro», detalló.
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