Miguel Ángel Arráez es desde hace 25 años el jefe del servicio del Hospital Regional de Málaga. Además, en 2021 fue elegido vicepresidente primero de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía, que está integrada por unas 140 sociedades de todo el mundo y unos ... 25.000 neurocirujanos pertenecen a ella. Pero más allá de eso, el médico ha conseguido desde la dirección de su servicio elevar la neurocirugía malagueña hasta ser reconocida a nivel internacional. Aprovechando esta efeméride, Arráez hace balance de lo conseguido, un raconto en el que se refiere a la necesidad imperiosa de la súper especialización, el trabajo en equipo y las innovaciones tecnológicas. Además, aprovecha para huir del debate entre sanidad pública y privada. «Lo importante es hacer buena o mala medicina», sostiene.
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–Este año cumple 25 operando en el Hospital Regional. Se dice pronto.
–Efectivamente
–No sé si al cumplir 25 años se plantea algún balance de todo todo este tiempo. En términos generales, aunque luego iremos a lo concreto.
–Pues la verdad, el balance es totalmente positivo. Yo trabajaba en el Hospital Virgen de las Nieves, era jefe de sección, dirigía una unidad dentro del Servicio de Neurocirugía de Granada y entonces surge la plaza de jefe de Servicio en el Hospital Regional. Y la verdad, y ya saliéndonos del ámbito puramente profesional, mi mujer es dentista infantil y además tenía una que una plaza de profesor titular para ser catedrático con treinta y pocos años. Acabábamos de de construirnos un chalet en las afueras de Granada y estábamos allí encantados de la vida. Y bueno, pues surge la plaza y la obtuve. El balance realmente ha sido positivo, lo cual no quiere decir que todo quede en un camino de rosas. Aunque sea un poco inmodesto por mi parte, hemos intentado y hemos poco a poco conseguido hacer un gran servicio; servicio que me ha permitido no sólo desarrollar mis labores como neurocirujano y como jefe del equipo, sino al mismo tiempo tener una proyección profesional que posiblemente de otra manera no hubiese llegado. Yo ahora mismo tengo dos posiciones muy destacadas gracias a ello.
–No son posiciones cualquiera...
–Ahora mismo soy el presidente de la Academia Mundial de Neurocirugía y hay una organización que es la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía, que aglutina a todas las sociedades de neurocirugía del mundo y soy el primer vicepresidente. Pues todo esto viene un poco de la mano de que puedas tener un determinado desarrollo profesional. Y un desarrollo profesional de una especialidad como la mía, pues también viene de la oportunidad que te pueda brindar un hospital que tenga potencialmente mucho volumen de cirugía. Nuestra especialidad es la experiencia y el conocimiento, pero también influye que tengas la posibilidad de operar muchos casos. Entonces, para mí, desde el punto de vista personal y desde el punto de vista profesional, creo que el balance no puede ser mejor.
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–En términos meramente profesionales o académicos. ¿Donde está el gran salto? El gran cambio de estos 25 años.
–Hay una serie de elementos que se pueden destacar. En primer lugar, el haber consolidado un equipo de neurocirugía importante en número. Ahora mismo somos el servicio más grande del país, tenemos entre los médicos de información y el staff cerca de 30 especialistas. Pero no sólo por el número, sino porque a lo largo de todos estos años nuestro trabajo ha sido fomentar su especialidad o la súper especialidad dentro de la neurocirugía. Hace 25 años se hacía un poco de todo. Ahora el equipo de neurocirugía tiene una determinada capacidad para afrontar los problemas, todos los problemas del día a día dentro de la neurocirugía. El servicio está dividido en secciones que están súper especializadas en distintos campos, como la neurocirugía infantil, la cirugía de epilepsia, la cirugía de base de cráneo… Digamos, determinadas determinadas facetas de la neurocirugía que requieren un volumen de pacientes elevado. Y por otra parte, como digo, por ese desarrollo que hemos conseguido conferir al servicio en el sentido de tener unidades especializadas que permiten afrontar los casos más difíciles dentro de las distintas ramas de la neurocirugía. En este sentido, somos un poco la estación terminal. Nosotros recibimos pacientes de otros sitios de Andalucía y de otros sitios de de fuera de Andalucía, e incluso también hemos recibido pacientes del extranjero.
–Digamos que el Hospital Regional es un referente nacional en neurocirugía.
–Bueno, realmente así me gusta considerarlo en muchos aspectos. Y bueno, quizá este ha sido el cambio más importante. Es ese cambio pues digamos que se ha visto materializado o se ha plasmado en el contexto de otras situaciones. Por ejemplo, el incremento de la tecnología del servicio, la sofisticación de medios del servicio.
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–Además de ampliar el equipo, entiendo que las técnicas en 25 años han cambiado totalmente.
–Han cambiado muchísimo. Nosotros, de la mano de este planteamiento nuestro de la súper especialización, hemos ido desarrollando técnicas muy sofisticadas, y ha habido un cambio extraordinario en la filosofía del trabajo, por ejemplo, intervenciones de cirugía de base de cráneo, intervenciones quirúrgicas que antes duraban 12 horas y teníamos que desmontar literalmente el cráneo y la región de las órbitas. Pues esas intervenciones ahora las hacemos en unas pocas horas a través de las fosas nasales, sin tener que hacer ningún tipo de incisión en el paciente de la mano de de la cirugía endoscópica. Toda esa sofisticación de medios se ha ido desarrollando y también, indiscutiblemente, el hospital y la institución, unas veces con más dificultad, otras veces con menos dificultad, ha sido sensible y ha ido contribuyendo a que nuestros medios hayan sido envidiables.
–Es una constante que cuando los médicos del resto de España hablan de Málaga, lo hacen poniéndonos como ejemplo.
–Málaga es un referente nacional dentro de la medicina, tiene un extraordinario peso en el ámbito del sistema público y también del privado. Creo que aquí en Málaga se hace una muy buena medicina, y esa es una percepción que se tiene dentro y fuera de España.
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–Hablábamos de cómo han cambiado la forma de trabajar y las innovaciones tecnológicas, pero también en estos 25 años entiendo que habrán visto una evolución del tipo de enfermedades o del tipo de dolencia que tratan.
–Después de estos 25 años, con una cierta perspectiva, ves como afortunadamente determinadas patologías como la patología infecciosa, pues ya prácticamente ha desaparecido, a excepción de algunos pacientes que pueden venir de países del tercer mundo o algún paciente que ha viajado allí y ha adquirido alguna enfermedad infecciosa de este tipo. Por otro lado, hemos visto cómo se ha incrementado el diagnóstico de la patología tumoral. Porque antes, hace 25 años, una persona de cierta edad se moría en su casa, entre comillas, de viejo. Ahora sabemos de qué se mueren los pacientes, por padecimientos cerebrales. Si yo tuviera que subrayar alguna bondad dentro de nuestro grupo, sería el del verdadero trabajo en equipo. Yo soy un ferviente defensor y creyente del trabajo en equipo, la unión hace la fuerza. Nosotros hacemos neurocirugía, somos un servicio que tiene un perfil, vamos a decir, de alta cirugía y de alta complejidad. No lo digo como un mérito mío, lo digo como un mérito de todos los compañeros que trabajan conmigo y que me honro en dirigir. Ahora podemos intervenir tumores en el sistema nervioso que hace 25 años eran absolutamente impensables y siguiendo un poco nuestras dos bases, que son eficacia y seguridad.
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–Por último, le quería preguntar un poco por las diferencias que realmente se aprecian hoy entre trabajar en la sanidad pública y privada.
–Realmente el debate de la medicina pública y de la medicina privada ha sido utilizado políticamente. Yo soy un médico que se dedica a la medicina y no me dedico a la política, y los médicos tenemos que intentar presumir de ser personas prácticas. Para nosotros la gran diferencia no es la medicina pública ni la medicina privada, es medicina bien hecha o medicina mal hecha, y eso muchas veces depende del propio profesional, porque ahora mismo querer es poder. Yo trabajo en un ámbito y en otro y dirijo un equipo de neurocirujanos e intento que el rasero sea exactamente el mismo. La sanidad pública y la sanidad privada contienen determinados matices. Siempre recurro a una comparación que es un poco burda, pero que se entiende. En una ciudad, ¿quitamos el taxi o quitamos el autobús? Pues creo que ambos se complementan. Dicho esto, nuestra provincia es en volumen de sanidad privada es la tercera provincia del país. Pienso que es un éxito que en un país como España, por ejemplo, se pueda presumir de que con independencia de tus posibilidades económicas o de tus posibilidades sociales, tengas derecho al mejor tratamiento posible. Creo que eso es algo envidiable.
–Lo tiene claro.
–Sí, y quiero añadir una cosa más. De las muchas facetas en las que nosotros nos hemos desenvuelto durante todo este tiempo, durante seis años he dirigido la fundación de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía y me gustaría aprovechar esta efeméride de los 25 años para agradecer el esfuerzo que ha hecho el hospital. Ha sido una piedra de toque importante en una de nuestras líneas, la de la proyección internacional del servicio. Afortunadamente tenemos esa proyección y tenemos un poco ese reconocimiento internacional y para nosotros es muy, muy satisfactorio.
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