Gallardo estrecha la mano de Sánchez en presencia de López en un mitin en Cártama en 2017.ñito salas
La Política. Bajo Lupa
Pedro Sánchez y el PSOE de Málaga: una década entre el amor y el odio
Análisis. ·
Aunque a día de hoy hay un cierre de filas con el presidente del Gobierno, el socialismo provincial ha tenido posiciones ambivalentes desde que hace diez año llegó al liderazgo del partido
Pedro Sánchez acaba de cumplir una década desde que accedió por primera vez a la secretaría general del PSOE en sustitución de Alfredo Pérez Rubalcaba ... tras ganar las primarias a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. En estos diez años, la relación del socialismo malagueño, especialmente del 'aparato' del partido, ha sido ambivalente y ha oscilado entre el amor y el odio hasta terminar, sobre todo después del ascenso a la presidencia del Gobierno, en un férreo cierre de filas con el actual inquilino de La Moncloa.
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El 18 de junio de 2014, en su campaña como aspirante a liderar el partido, un desconocido Pedro Sánchez acudió por primera vez a Málaga. En esos momentos, el político madrileño era el candidato respaldado por la todopoderosa federación del PSOE de Andalucía liderada por Susana Díaz. Por ello, la dirección provincial, encabezada por Miguel Ángel Heredia, se posicionó junto a Sánchez.
El propio Heredia acompañó ese día al candidato en su visita al Museo Picasso, a la ofrenda floral que se hizo al monumento a Pablo Iglesias en los Jardines de Picasso de la capital y al mitin que dio en Marbella. Esa noche, durmió en la casa del militante José Manuel Domínguez en Torremolinos, donde al día siguiente desayunó molletes de Antequera; aceite de Riogordo; zurrapa de lomo de Benaoján; y miel de Faraján.
En esas primarias, Sánchez ganó en la provincia con el 59,15% de los votos y aunque hubo plataformas de apoyo al otro principal aspirante, Madina, encabezadas por el diplomático Bernardino León Gross, aquel proceso interno no provocó una fractura interna en el socialismo malagueño.
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Fractura interna
Sí lo haría, el proceso vivido por el partido a nivel federal tras el traumático comité federal del 1 de octubre de 2016 que provocó la caída de Pedro Sánchez como como líder socialista. Cuando éste volvió unos meses después a hacer campaña para medirse en las primarias por la secretaría general a Susana Díaz, su antigua valedora y en ese momento adversaria, el PSOE de Málaga se partió en una división que obligaría a recomponer los equilibrios internos de la formación.
El socialismo malagueño se alineó entre los 'susanistas' y los 'sanchistas'. Miguel Ángel Heredia, entonces líder provincial, y la cúpula del partido apoyó a Díaz, mientras que Sánchez contó con una plataforma de apoyo en la que figuraron los que después serían considerados 'sanchistas pata negra' como Ignacio López, Jorge Gallardo -alcalde de Cártama-, Rafael Fuentes, José María Domínguez o Javier García León. Además, en esa campaña los cinco expresidentes socialistas vivos de la Diputación de Málaga escenificaron su apoyo a Sánchez: Enrique Linde, Antonio Maldonado, José María Ruiz Povedano, Juan Fraile y Salvador Pendón.
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Díaz ganó en Málaga con el 56,69% de los votos, mientras que Sánchez obtuvo el 34,6% de las papeletas y venció en dos grandes ciudades (Fuengirola y Ronda). El hecho de que Pedro Sánchez lograra la secretaría general obligó a buscar equilibrios internos entre las dos alas que en ese momento convivían en el socialismo malagueño. Así en la elección de delegados al congreso federal hubo una lista de unidad con 23 'susanistas', entre ellos Dani Pérez, y 12 sanchistas. De ese cónclave salió elegido como miembro de la ejecutiva federal Ignacio López como secretario ejecutivo de Movimientos Sociales. Además, en las listas electorales que se tuvieron que conformar también entraron representantes de ambas sensibilidades.
Sánchez y Pérez, en un acto en la provincia.
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Aquel proceso dejó un partido dividido en la provincia como se vio en el congreso provincial de 2017, donde el 'susanista' José Luis Ruiz Espejo se impuso al 'sanchista' Rafael Fuentes. La llegada de Sánchez a la presidencia del Gobierno, primero mediante una moción de censura (2018) y luego tras un pacto de gobierno con Unidas Podemos (2019), llevó al partido al cierre de filas con el jefe del Ejecutivo, aunque la fractura interna en Málaga continuó entre 'susanistas' y 'sanchistas'.
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Esa división entre las dos facciones se mantuvo en las primarias para elegir al líder del PSOE de Andalucía y de Málaga en 2021, pero en ese momento hubo movimientos de 'susanistas' que abandonaron esa trinchera y se pasaron a las de los 'sanchistas' como el caso de Dani Pérez, que llegó al liderazgo en Málaga tras un pacto entre las diferentes sensibilidades existentes en el partido en la provincia y con el beneplácito de Juan Espadas, el nuevo líder andaluz también respaldado por Sánchez.
Aunque a día de hoy todo el socialismo provincial se declara 'sanchista' en una evolución del término en el sentido de que no se cuestiona la figura de Pedro Sánchez como secretario general, en el caso de Málaga hay distintas sensibilidades que en los últimos meses han venido cuestionando, unos de manera más pública y otros de forma soterrada, el liderazgo de Pérez, quien, como candidato a la Alcaldía de Málaga, contó el pasado año con el respaldo de Sánchez, que acudió hasta en dos ocasiones a la capital para apoyarlo.
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