La cesta de la compra de los malagueños está cada vez más huérfana de productos frescos. El significativo aumento del precio de los alimentos, por culpa de la inflación, está obligando a los consumidores a prescindir de numerosos artículos vitales para mantener una dieta equilibrada. ... La venta de hortalizas, frutas, verduras y pescados frescos ha caído de forma considerable en la provincia y se nota especialmente en uno de los momentos de mayor consumo del año.
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La peor alimentación que están llevando los malagueños se constata al analizar los datos de entrada de mercancías en Mercamálaga, que es la principal despensa de productos frescos en la provincia. En el mercado mayorista, la venta de productos frescos cayó un siete por ciento durante el pasado mes de octubre y acumula seis meses de caída consecutiva. Desde el pasado mes de mayo, la entrada de alimentos ha caído un 4,74%. Sólo durante el mes de octubre –último del que se tienen datos cerrados– se comercializaron en el recinto 24.240 toneladas de alimentos frescos, frente a las 26.070 registradas durante el mismo mes del año pasado.
Según las estadísticas del propio mercado, la caída es generalizada en todas las familias de productos y se ha acentuado especialmente desde el pasado mes de septiembre. En octubre, las frutas y hortalizas cayeron un 7,29 por ciento; mientras que el pescado descendió un 7,75%. Por subsectores, el de las patatas fue el que acumuló mayor descenso (un 17,45%), seguido de cerca por el pescado fresco (7,27%) y las frutas (7,17%).
La única excepción durante la última mensualidad la protagonizó el marisco fresco, cuya venta experimentó un fuerte crecimiento del 30,81% debido a la proximidad de las navidades y a que muchos consumidores han decidido adelantar la compra de estos productos del mar ante el temor de un mayor encarecimiento conforme avancen las semanas.
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Pescados Mercamálaga
Frutas y verduras Mercamálaga
Mayorista
Ampliando un poco el campo de visión, desde el pasado mes de mayo se han vendido 6.012 toneladas menos de frutas y hortalizas y 876 menos de pescados y mariscos que en el mismo periodo del año anterior.
El único dato que no contabiliza Mercamálaga es la entrada de carne fresca, ya que en el interior del recinto solo hay un matadero de aves. Ese dato sí lo registra el Ministerio de Agricultura en su informe mensual sobre consumo de alimentos, en donde se realiza un pormenorizado estudio de la venta de todo tipo de productos en Andalucía. En el caso de la carne refleja un descenso del consumo per cápita, que ha pasado del 3,20 registrado en septiembre de 21 al 2,84 de este mes de septiembre.
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A la hora de buscar una causa a esta caída de las ventas, el aumento de la inflación se coloca como el principal motivo. Y es que el IPC de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó un 14,4% interanual el pasado mes de octubre, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Se trata de una tasa seis décimas superior a la del mes pasado y la más alta desde el comienzo de la serie estadística en enero de 1994.
A efectos prácticos, desde Mercamálaga reconocen un aumento de los precios de todas las familias de alimentos durante el tercer trimestre del año. De julio a septiembre se produjeron incrementos superiores al 25 por ciento en algunos productos. La familia que más se ha encarecido en este periodo ha sido el de la patata, que ahora se vende a 0,58 euros la tonelada y ha aumentado su precio un 26 por ciento respecto al mismo trimestre del año pasado. También significativas son las subidas de las hortalizas, que ahora cuestan un 20 por ciento más (1,25 euros la tonelada) o del pescado fresco, que se ha encarecido un 10 por ciento (5,57 euros, frente a los 5,06 del pasado año). En todos los casos, los precios son incluso superiores a los del último trimestre de 2021, cuando los productos suelen costar más por el aumento de la demanda en Navidad.
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Más allá del panorama general que dibujan los datos, mayoristas, minorista y consumidores particulares constatan lo que dice las cifras y se muestran preocupados por la caída de las ventas (los primeros) y el aumento de los precios (los segundos). Y más teniendo en cuenta que la situación no tiene pinta de mejorar antes de que acabe el año. «Noviembre del año pasado fue un mes buenísimo, pero este no hemos vendido nada», reconoce la presidenta de la Asociación de Mayoristas de Pescados de Mercamálaga, Pilar López.
Esta empresaria considera que los malagueños han dejado de comprar por la incertidumbre económica y teme que el consumo no se vuelva a reactivar hasta la próxima Semana Santa. «Las ventas están bajando desde el verano. La gente tiene miedo con lo que puede venir; además falta género y el precio está carísimo», confiesa.
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De una opinión similar es Manuel López, su homólogo en la asociación de mayoristas de frutas y verduras. «El gasoil, la luz, las hipotecas... todo sube y los consumidores se quedan sin dinero para comprar otras cosas», opina. En su parcela reconoce que hay productos que han duplicado su precio, algo que los clientes no pueden soportar. «Cuando los precios suben, las ventas se paran. No todo el mundo puede comprar patatas al precio que están ahora», añade a modo de ejemplo.
Rafael Jiménez, propietario de Ravidepa, uno de los principales mayoristas del mercado, es otra de las voces autorizadas para desvelar cuál es la situación actual en Mercamálaga. «Está todo muy parado; en noviembre no hemos vendido casi nada», reconoce. Como el anterior, considera que las economías familiares no están especialmente boyantes y cree que los malagueños se están reservando para las próximas fiestas de Navidad. «Primero están pensando en la compra de regalos y luego se preocuparán por la alimentación».
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Más allá de las sensaciones que se respiran en Mercamálaga y, por ende, en los mercados municipales de la ciudad, esta tónica también se repite en los principales supermercados de la provincia, que no siempre se abastecen del mercado mayorista. El director general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería, Álvaro Zafra, alerta de que el consumo está muy parado y que en los últimos meses están notando un descenso del ticket medio, fundamentalmente en la adquisición de productos frescos. «Algunos compradores adelantarán la compra por el temor a que aumenten los precios, pero no todos van a poder», reconoce.
De forma similar se expresa el director general de la cadena de supermercados Maskom, Sergio Cuberos. Apunta que los precios de estos productos han aumentado un 20 por ciento de media por el incremento de los costes de la materia prima, la comida de los animales y la electricidad, y entiende que esto está afectando de forma decisiva en las listas de la compra de muchos malagueños. «La tendencia del consumo va a ser a la baja porque los precios ya están altos y no creo que vayan a variar mucho antes de que acabe el año», vaticina. Una mala noticia para la dieta mediterránea.
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El 72% de los consumidores asegura haber cambiado sus hábitos de compra y consumo en la coyuntura económica y social actual, según los datos de la encuesta de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC). En concreto, un 20% reconoce que lo hace buscando mejores precios, mientras que un 21% opta por adquirir otro tipo de productos.
El informe también muestra que este año la proximidad desplaza a la calidad a la hora de elegir un establecimiento de compra, ya que más de la mitad de los consumidores valora la cercanía como factor principal, seguido por la calidad y el precio, aunque en el ámbito rural se valora más el precio que en el ámbito urbano, donde la calidad se coloca por encima del precio.
Sin embargo, en cuanto a la elección del producto alimentario, aunque la calidad sigue siendo el factor más relevante, se observa una mayor atención a los precios más ajustados.
El supermercado se mantiene como el formato comercial preferido por las personas consumidoras para realizar sus compras de alimentación y gran consumo (64%). Se perciben pequeños cambios en el pequeño comercio y tiendas especializadas, que pierden dos puntos con respecto al año pasado, mientras que se aprecia un leve incremento en hipermercados y mercados municipales.
En general, los consumidores optan mayoritariamente por la compra de productos frescos frente a los congelados y los preparados, excepto en el caso de las legumbres y las pastas. En relación a 2021 se observa un incremento de la compra de la carne congelada y una reducción de la de carne fresca.
Respecto al desperdicio alimentario, el 88% de los encuestados opina que es un problema importante. Para evitarlo opta por aprovechar más los alimentos (41%) y planificar mejor las compras (31%). Tan sólo un 10% reconoce no hacer nada.
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