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Andalucía afronta una etapa clave para aprovechar su potencial para liderar la producción de energía eléctrica procedente del sol. Así lo entiende Alfonso Vargas, que ... desde 2016 preside la Asociación de Energías Renovables de Andalucía (Claner). Ante el 'boom' de cerca de un centenar de proyectos de parques solares que hay previstos en la provincia de Málaga, se muestra prudente sobre su viabilidad, pero también convencido de que la apuesta por las renovables «es algo irreversible» a gran escala, pero también a nivel doméstico gracias al autoconsumo, que puede reducir la factura en un 40%. Este ingeniero industrial que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el grupo Endesa/Enel entiende que la implantación de grandes plantas solares pueda generar recelos en algunos municipios, pero apunta: «Tenemos que acostumbrarnos a ver plantas solares en nuestros campos».
–Con la subida desbocada del precio de la luz, ¿las renovables son la salvación?
–Sin duda alguna. Basta con comprobar cómo cada vez que se produce una bajada de precios se puede ver la correlación de que haya más energía renovable en el sistema. Actualmente tenemos una dependencia muy grande del viento, que es más aleatorio que el sol, pero conforme haya más plantas solares el impacto será mucho mayor.
–¿Cuál es la solución de España a esta escalada tarifaria? ¿La autoproducción?
–Uno de los mayores beneficios de las renovables es precisamente reducir la dependencia externa, cuyo resultado ya lo estamos viendo con los precios del gas y también por cómo está en peligro el propio suministro con la coyuntura internacional. El verdadero objetivo es sustituir los combustibles fósiles por las renovables. Eso es algo irreversible.
–A pequeña escala, lo cierto es que cada vez son más los ciudadanos que se suben al carro del autoconsumo. ¿Cuánto puede ayudar a rebajar el recibo?
–Dependerá mucho de cómo consuma a lo largo del día, pero tener placas solares en caso puede suponer un ahorro del 40% en la factura de la luz. Además, con los precios actuales, la recuperación de la inversión está bajando de los diez años a unos cinco o seis.
–Poco a poco, las administraciones públicas también se van animando con la instalación de placas en cubiertas de sus edificios.
–Todo va sumando. Las administraciones son las primeras que deben dar ejemplo. Ya lo hizo la Junta de Andalucía con un contrato de suministro que obliga a que la energía sea de origen verde, y también nos consta que ayuntamientos como el de Málaga está en esa línea de instalar plantas de autoconsumo.
–Málaga vivió un primer 'boom' de las renovables con la instalación de parques eólicos. Ahora se atisba otro, pero de parques solares.
–La eólica necesita condiciones de viento favorable, como ocurre en Guadalteba, pero las solares se pueden instalar en cualquier sitio porque el nivel de radiación en Andalucía es igual en casi toda la región. Así que los promotores acuden a los puntos donde hay más capacidad de acceso a la red. Ese es el motivo por el que la solar se está impulsando más. Además, también tiene que ver la reducción de los precios de los paneles fotovoltaicos, que hace más atractiva la inversión. Uniendo esas dos cosas, es cierto que en Andalucía nuestra gran fuente de energía es el sol.
–Sólo en la provincia de Málaga se habla de casi un centenar de proyectos. ¿No son demasiados? ¿Son todos viables?
–¿Viables? Seguramente no. ¿Cuántos saldrán? No lo sé, pero los que salgan lo harán porque han pasado todos los filtros ambientales. La ciudadanía puede estar tranquila y no pensar que se van a poner en zonas donde no se puede.
–Pero hay municipios, como Gaucín, Cañete o Almargen que quedarían rodeados de parques.
–Si los proyectos se acumulan en ciertos municipios se debe a que los puntos de evacuación están donde están, porque en Andalucía no tenemos una red amplia de subestaciones de alta tensión que permitan dispersar las instalaciones. Por eso hay que concentrarlas. En cualquier caso, las ventajas están muy por encima de los inconvenientes.
–¿Entiende los recelos de algunos alcaldes?
–Entiendo que puede generar algún recelo, pero una cuestión innegable es que una planta solar supone una fuente de ingresos para el municipio y también de empleo, fundamentalmente durante su construcción ya que se pueden alcanzar picos de 300 trabajadores, pero también después para su mantenimiento y explotación. Cuando salieron los primeros eólicos también hubo recelos y hoy en día nos parece lo más normal. Tenemos que acostumbrarnos a ver plantas fotovoltaicas en nuestros campos. Es cierto que tendrán un aspecto diferente, pero dentro de diez años nos parecerá normal, como hoy nos parece normal verlas en las cubiertas de edificios.
–Los ayuntamientos se quejan de que tienen poco poder de decisión.
–Sí lo tienen, porque dependen del ordenamiento urbanístico que tenga cada municipio. Estas plantas se colocan en suelo rústico y es perfectamente compatible con ese ordenamiento.
–Lo cierto es que el impacto en el paisaje es evidente. ¿Se puede hacer compatible el despliegue de las renovables con la protección de la biodiversidad, del patrimonio natural y paisajístico?
–Por supuesto, porque los filtros medioambientales son muy estrictos. Estás cambiando un modelo productivo, cambiando tierra de cereal por fotovoltaica, pero todos tenemos el objetivo común de incrementar las renovables porque también afecta al cambio climático. Igual algunos de esos campos se quedan en barbecho porque no llueve. Insisto, poniendo la balanza, todos salimos ganando. Entiendo a los alcaldes a los que les toca por esa cercanía a los núcleos de transporte, pero es un ejercicio de solidaridad que tienen que hacer. No veo más que ventajas.
–Pues, insistiendo también. ¿Un centenar no son demasiados?
–Puede parecer mucho ahora porque han llegado todos a la vez, pero si los repartes en una década no son tantos. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima incluye el objetivo de que en 2030 el 75% de la energía eléctrica proceda de fuentes renovables, y a nivel regional la Junta de Andalucía pretende captar el 45% de la potencia que se vaya a instalar en ese periodo. Para hacer eso hay que impulsar muchos proyectos. Por tanto, no estamos ante una burbuja, sino ante un objetivo.
–El potencial de la región para aprovechar la energía solar no deja lugar a dudas. Pero ¿por qué no acaba de despegar?
–Un tema puramente de costes, tanto de instalación como de producción, porque en Andalucía si nos vamos a Cádiz hay más de 3.000 horas de viento al año, y si te vas a Guadalteba estaremos entre las 2.500 y las 2.800. En cambio, una instalación solar está en torno a las 1.800, así que con el megavatio solar produces menos energía que con el eólico.
–Estamos, por tanto, en un momento clave.
Totalmente, estamos en la década prodigiosa de las renovables, porque el objetivo es duplicar la potencia instalada. El pasado 2021 el 46% de la inyección al sistema eléctrico lo aportaron las energías renovables y el objetivo es llegar al 75% en 2030. Así que la oportunidad es ahora. Por tanto, sería un error aplicar moratorias como la que hicimos entre 2010 y 2018, que nos ha llevado a que estemos pagando el megavatio hora a 200 euros. No cometamos el mismo error.
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