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Fue un fichaje efímero como pocos. Menos de 24 horas después de que se anunciara la incorporación de Alberto Garzón, exministro de Consumo y excoordinador general de IU, a la consultora Acento, fundada por otro exministro, el socialista José Blanco, llegó la renuncia. El propio Garzón anunció este miércoles, a través de las redes sociales, que no ocupará el puesto que estaba previsto para él: director de Prospectiva Geopolítica. Garzón justifica su decisión ante el revuelo que ha causado la noticia en el espacio de la izquierda y en muchos cargos y excargos de Izquierda Unida, al considerar que estaba utilizando una de esas 'puertas giratorias' que tanto había criticado durante toda su trayectoria política.
«La decisión despertó un enorme revuelo en el ecosistema de izquierdas, incluyendo a las formaciones y los espacios políticos para los que he dedicado todas mis energías durante los últimos doce años, esto es IU, Unidas Podemos y Sumar. La impresión general, según me confirmaron diferentes dirigentes políticos, era que se trataba de una decisión que afectaría negativamente a las organizaciones del espacio político», inicia Garzón una reflexión para concluir, acto seguido, que «ante esta incomprensión y antes de llegar a un punto en el que pueda hacer daño al espacio político por el que tanto he trabajado, anuncio con este mensaje que renunciaré a incorporarme a Acento».
Tras la incomprensión suscitada en el espacio político, y con la intención expresa de no dañar a las organizaciones a las que tanto tiempo y energía he dedicado de mi vida, anuncio mi renuncia a incorporarme como tenía previsto.
— Alberto Garzón🔻 (@agarzon) February 14, 2024
Esta es mi comunicación al respecto: pic.twitter.com/OLZutzBQkG
De esta manera, Garzón también da marcha atrás a trabajar con otro expolítico como Alfonso Alonso, que formó parte de Gobiernos del PP y fue líder de los populares en el País Vasco. Aunque en ningún lugar aparece el término de 'lobby', Acento basa parte de su actividad en influir ante gobiernos autonómicos, centros y europeos, por lo que busca perfiles que han tenido cargos de responsabilidad en la política nacional al más alto nivel.
La incorporación de Garzón estaba pendiente del visto bueno de la Oficina de Conflictos de Intereses, dado que el dictamen de este organismo es requisito indispensable para nuevas actividades de exaltos cargos del Gobierno. Algo que ya no será necesario.
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Las críticas a la intención de Garzón de incorporarse a Acento fueron inmediatas y abundantes. El excoordinador de IU en Andalucía, Antonio Maíllo, antaño uno de los grandes valedores de Garzón, se mostró contundente: «Lo de Alberto Garzón es una contradicción brutal y una impugnación a la inicial trayectoria de aquel joven del 15M que nos encandiló a tantos». Hubo muchas más.
A pesar de la renuncia, Garzón pide una reflexión en el espacio de la izquierda sobre cómo se trata a los activos una vez que dicen adiós a la primera línea política: «Lo dije al abandonar y lo pienso más si cabe en un día como hoy: si algo he aprendido de la política es que una trituradora de personas. La izquierda en la que yo creo no debería reproducir esas prácticas que expulsan a más gente de la que integran».
La portavoz de IU en Parlamento andaluz, Inmaculada Nieto, valoró este miércoles, tras ser preguntada por los medios de comunicación, en rueda de prensa, por la renuncia de Garzón: «Me alegro mucho. Es la decisión acertada».
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