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Quien mira para arriba y tiene algo de suerte puede ver 2.000 estrellas sin necesidad de grandes artilugios tecnológicos. Tener suerte significa, en este caso, tener la vista libre, disfrutar de un cielo sin nubes y estar lejos de contaminaciones lumínicas como pueden ser ... casas, coches o las farolas de las calles. Con un pequeño telescopio ya hay un gran salto de calidad. De las 2.000 se puede pasar fácilmente a las 600.000 estrellas. Todo esto explica porque la astronomía podría considerarse como la ciencia más democrática del mundo.
Un ejemplo personificado del acceso de un niño que nació en Málaga y soñaba con las estrellas a algo que parece muy complejo es el malagueño Alberto Castro-Tirado. Un estudiante de Los Olivos que acaba como uno de los científicos más destacados en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), habiendo creado una unidad asociada con la Universidad de Málaga, también parte fundamental de la Red BOOTES. Con una trayectoria, a estas alturas, tan amplia como apabullante. Este miércoles pasó por ciclo 'Málaga, ida y vuelta', organizado por la Diputación de Málaga y el Centro Cultural La Malagueta en colaboración con el Aula de Cultura de SUR, para hablar sobre la apasionante eternidad del universo y tocar diversos temas relacionados con la astronomía.
El honor de llamarse astrofísico no es para todo el mundo. Son unos pocos elegidos los que tienen la capacidad intelectual y la vocación para recorrer con éxito un camino lleno de exigencias. En un encuentro que sirvió para repasar curiosidades sobre el universo, además del último hito de Castro-Tirado, culminar su proyecto de crear una red de telescopios en los cinco continentes (red Bootes) conectados entre sí, resaltó un dato: 4.500 millones de años. Es el tiempo que marca una cuenta atrás, la de la explosión del Sol, que provocará la extinción de la Tierra y del ser humano. Siempre que la ciencia no haya dado hasta entonces con la manera de llevar la vida a otro planeta.
Como estrella que es, recordó Castro-Tirado, el destino para el Sol está marcado por el fin de una explosión catastrófica. «Dentro de unos 4.500 millones de años, el Sol empezará a expandirse. Primero acabará engullendo a Mercurio y Venus», detalló. Aunque este relato apunte a extinción, Castro-Tirado volvió a hacer lo que ha hecho a lo largo de toda su vida: apelar a la ciencia como solución a los problemas. «Soy optimista en que para entonces podremos vivir en otro planeta».
Fuente de energía y amenaza de muerte al mismo tiempo, el Sol se compone, detalló Castro-Tirado, de hidrógeno, helio y otros elementos. En el interior reinan temperaturas de hasta 15 millones de grados. Bajo estas condiciones, el hidrógeno amalgama en helio. El resultado es una fusión en el núcleo. El helio se acumula cada vez más en el centro del Sol.
Castro-Tirado confesó que la pasión le llegó desde la infancia. La amplitud del cosmo, aquello que se denomina como bóveda celeste desde la antigua Grecia, se convirtió en el centro de su vida. La culminación en la aspiración científico vino con la mencionada red de telescopios Bootes. Como recordó el científico, se compone de la siguiente manera: un telescopio se ubica en el IHSM La Mayora/UMA-CSIC en Algarrobo-Costa (Málaga), otro en la sede del INTA en Mazagón (Huelva), desde donde se intentará lanzar este sábado el cohete Miura-1, y el resto se reparte por Nueva Zelanda, China, México, Sudáfrica y Chile. «Constituye la red más completa de su clase. Es también un orgullo patrio haberlo logrado los primeros. Competíamos con países como Estados Unidos o Rusia», precisó.
El encuentro también sirvió para pulsar los límites entre la ciencia y la fe y comprobar que el método científico no está reñido con una creencia en Dios. Castro-Tirado aseguró que «somos muchos científicos que creemos» y aseguró que ambas aproximaciones son compatibles a la hora de configurar la manera en la que describe la existencia.
Los tiempos actuales, abordó Castro-Tirado, también le han deparado al ser humano estar cada vez más cerca de volver a la Luna. Diez años fue el plazo que marcó para que el primer turista espacial pueda presumir de 'selfie' inédito. «Eso sí, será alguien que cuente con muy buenas condiciones físicas y una economía bastante saneada», precisó. El contacto con Marte lo vaticinó para después de 2040.
Henrietta Swan Leavitt, Edwin Hubble o Vesto Slipher… la astronomía ha dado muchos nombres conocidos. Málaga puede presumir de haber puesto en órbita al de Alberto Castro-Tirado. «Hay que intentar pasar por la vida, que no sea la vida la que pasa por ti», recordó quien de niño ya soñaba con las estrellas.
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