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Los más frioleros llevan semanas encantados. Bañarse en las playas de Málaga ha dejado de ser un suplicio para muchos gracias a la alta temperatura que está registrando el agua del mar este mes de agosto. Los episodios de calor que está encadenando Málaga desde el inicio del verano también están dejando su huella en el litoral, donde los mercurios están marcando muchos más grados de lo habitual por estas latitudes. Sin embargo, este fenómeno podría tener los días contados.
Así lo cree el experto en meteorología José Luis Escudero. Y es que la entrada de terral -que podría quedarse en la provincia hasta el próximo miércoles- podría hacer que la temperatura del agua del mar baje «entre 6 y 8 grados», sostiene en su blog 'Tormentas y rayos'.
Los vientos elevan o rebajan la temperatura terrestre, pero también la marina. Así, si el levante empuja hacia la costa el agua superficial -que está caliente por el sol- los vientos de poniente, que traen el temido terral, provocan el efecto contrario, ya que arrastra la capa superficial mar adentro y ésta es sustituida por aguas profundas, que están más frías.
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El director de Aemet en Málaga, Jesús Riesco, explicaba hace unos días a SUR que la elevada temperatura del mar se debía a una masa de aire atmosférica muy cálida, algo que viene ocurriendo desde el pasado mes de junio. «Al estar tan caliente la masa de aire que hay sobre el mar, el agua se calienta por intercambio de calor», resumía.
Según los datos de Puertos del Estado, la boya de Málaga llegó a registrar temperaturas de 27-28 grados centígrados, frente a los 23 que suele tener de media.
Este excesivo calor afecta indudablemente a la vida marina. El investigador del Instituto Español de Oceanografía, José Carlos Baez, señala de forma gráfica que es «como una helada en tierra firme». Asegura que la elevada temperatura del agua tiene efecto sobre todas las especies y que puede provocar la mortandad de erizos y de diferentes tipos de alga, como las 'fanerógamas marinas' (plantas esenciales para la vida marina), la 'posidonia oceánica' (habitual en todo Mediterráneo) o la 'cymodocea nodosa' (conocido como lijo marino).
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