José A. González
Miércoles, 6 de marzo 2024, 20:48
Adiós a las colas y corrillos en el centro comercial Vialia de Málaga para hacerse una foto del ojo a cambio de criptomonedas. Es el negocio que desde finales de 2023 se había instalado en la capital malagueña, al igual que en muchas otras ciudades españolas, impulsado por la plataforma Worldcoin, a cargo de Sam Altman, el CEO de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT. En los últimos meses, los comerciales contratados por esta empresa trataban de convencer a los clientes de este centro comercial para escanear el iris de su ojo -es decir, nuestra información biométrica- a cambio de una pequeña remuneración económica, en este caso en forma de criptomonedas.
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Hoy, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) de España ha ordenado el cese «cautelar» del Worldcoin en nuestro país. «La decisión se comunicó el 4 de marzo y exige el cese inmediato de la recogida de datos biométricos por parte de la compañía», anunció España. Desde el pasado verano, Tools for Humanity Corporation ha estado fotografiando el iris de cerca de 400.000 españoles, «la mayoría menores» -asegura la AEPD-, en centros comerciales de toda la península ibérica a cambio de una nueva criptomoneda llamada Worldcoin, que al cambio supone unos 70 euros. «Quiero mandar un mensaje a todos esos jóvenes que se han acercado a por estas monedas, vuestros datos valen más», alertó la directora de la Agencia Española de Protección de datos tras una comparecencia ante los medios. «Hablamos de datos biométricos y tienen especial sensibilidad y por eso están protegidos por el RGPD», apostilló Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de Datos.
A pesar de estar presentes en las principales ciudades españolas desde el pasado verano, no ha sido hasta los últimos meses donde la actividad de esta empresa estadounidense cofundada por Sam Altman, creador de OpenAI entre otras, ha adquirido mayor relevancia. ¿La razón? La subida fulgurante del valor en euros y dólares de los Worldcoin. El 1 de febrero esta criptomoneda cotizaba a 2,35 dólares para alcanzar su máximo histórico (8,9 dólares) a finales del mismo mes. «Mi hijo ha vendido su iris por 100 euros en criptomonedas. Tiene 15 años», alertaba una madre en un mensaje en X que en pocos minutos se hizo viral. Una acción que han repetido miles de usuarios en España y también en todo el planeta.
Según la información de Worldcoin, sus bases de datos cuentan con casi 3,5 millones de iris recopilados en más de un centenar de países. «Supimos de esta actividad a través de los medios de comunicación y también por varias denuncias realizadas por los ciudadanos», explicó España. Por el momento, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha recibido una decena de denuncias, según pudo confirmar este periódico a mediados de febrero. Una investigación que «se encuentra en fase de análisis».
Sin embargo, esto no ha impedido que de forma inédita, la AEPD haga uso del artículo 66.1 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que permite que cualquier autoridad de control «considere que es urgente intervenir para proteger los derechos y libertades de los ciudadanos», según apunta este punto del reglamento comunitario. Para el Gobierno español, la actividad de Worldcoin «supone una grave afectación a los derechos personales de los ciudadanos».
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El iris junto con la huella dactilar son informaciones únicas y exclusivas de cada persona. «Permiten identificar a una persona y además revelar información adicional como enfermedades y pueden ser más o menos intrusivos en función del tipo de dato», apuntó Elena Gil, divulgadora en el canal @TechAndLaw.lab en Instagram y TikTok, a este periódico a mediados de febrero. La agencia española ha mostrado su especial preocupación por la suplantación de identidad o que se puedan conocer datos sobre su estado de salud, «lo que podría provocar que no pueda acceder a un seguro médico», alertó España. «Las familias no deben alarmarse», trató de calmar la directora de la agencia española.
España, con esta decisión, se suma a las medidas ya adoptadas en otros países como Francia, Alemania y Reino Unido donde la actividad de la compañía cofundada por Altman ya está vetada. «El cese es inmediato y ya es efectivo», destacaron los portavoces de la AEPD. La suspensión es ya efectiva y los datos quedan bloqueados, por lo que no se pueden compartir con terceros. En caso de no respetar la medida cautelar, Worldcoin se expondría a una multa de entre 20 millones de euros y el 4% de su facturación anual.
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No obstante, esta no es la única investigación a la que está sometida Worldcoin, ya que también está bajo la lupa del Comité Europeo de Protección de Datos, el organismo que reúne las oficinas de protección de datos de la UE. «La respuesta que daremos será coordinada», indicó España.
A pesar de acumular varios vetos en diferentes países, la tecnología de Worldcoin continúa a pleno rendimiento en más de una treintena de estados, algunos de ellos europeos. Bajo el lema «la economía mundial pertenece a todos», la compañía tiene desplegados 2.000 orbs por todo el planeta.
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Estas pequeñas bolas plateadas son capaces de escanear de forma inmediata el iris e identificar a la persona. «Es el método más fiable», señalan. «No se recopila ninguna información personal y se puede eliminar los datos biométricos a petición de los usuarios», señalan en su página web. Un dato, este último, que la agencia española no ha podido confirmar. «No se permite la supresión de estos datos y ahora estamos investigado qué contratos hay a terceros por si se han vendido», detalló España.
En la sección de ajustes de la aplicación, el usuario tiene la opción de solicitar un informe con todos sus datos y borrarlos antes de darse de baja. Worldcoin promete no vender los datos a terceros, pero no descarta trasladarlos a otros países.
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La tecnología que alimenta estos Orb, diseñados y fabricados en Alemania, identifica los patrones de cada una de las partes del iris. Esta información se captura mediante cámaras de alta resolución e infrarrojos y se procesa para extraer patrones para «tener una prueba de humanidad». Una vez recopilados los datos, estos «se codifican», revela la compañía, y se crea el código iris.
A continuación, se desarrolla una secuencia criptográfica, llamada función hash, usada para convertir un conjunto de datos en una línea aleatoria de caracteres y se genera un, en el caso de Worldcoin, un World ID a modo de identificador digital del usuario que, según Altman, serán clave para manejarse financieramente, y puede que para cobrar una renta universal, en un futuro dominado por la inteligencia artificial.
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