El caos de seis horas sin Internet ni llamadas: «He tenido que salir a la carretera para hacer un pago»

«Que se ha caído Internet, ¿no?». Esa fue la reacción más común de los más de 100.000 malagueños afectados a eso de las once de la mañana de este lunes cuando la conexión empezó a fallar. Pero no iban a ser los típicos quince minutos sin Internet, sino que se convirtieron en más de seis horas totalmente desconectados sin línea de datos ni llamadas. «¡Ya ha vuelto WhatsApp!» fue el mensaje de alivio que circulaba por todos los móviles de los afectados sobre las cinco y media de la tarde.

No se trataba ninguna incidencia a nivel mundial, las víctimas de esta avería accidental han sido, sobre todo, los ciudadanos de Antequera, Ronda, Coín y Campillos, que han vivido una jornada de incertidumbre a causa del corte de dos cables soterrados de fibra óptica por el fallo en una obra ajena a la compañía de Telefónica.

Lo que pasó entre el primer mensaje de incertidumbre por lo ocurrido y el segundo de celebración, fue toda una jornada de supervivencia y adaptación ya no sólo en la rutina de cualquier ciudadano, sino en el caos de una jornada laboral sin recursos para poder llevarla con normalidad. «Ha sido un desastre. Eso nos hace reflexionar sobre lo dependientes que somos de la tecnología», confiesa el director de la ONCE en Ronda, Francisco Javier Gómez, que no ha podido trabajar con normalidad porque tienen un sistema centralizado vía Internet.

Igual le ha pasado a la antequerana Blanca Reina en su platería, que de repente se vio esta mañana con todos los pedidos nuevos sin poder registrarlos en el ordenador. Aunque lo más grave ha sucedido a la hora de cobrar: «Como ya no estamos acostumbrados a pagar en efectivo, no he podido cobrar a nadie», lamenta la empresaria, que también pone una nota de humor a la jornada: «Bueno, y sin poder poner música y con la televisión apagada, con lo que eso anima en estos tiempos navideños».

Algunas gestiones urgentes han provocado que muchos negocios recurriesen a cualquier solución. Como la de subirse al coche en busca de algún punto con cobertura. Asó lo ha hecho hoy Juan Miguel Sánchez Torres, propietario de la agencia Casial Viajes en Campillos: «Teníamos reservas que si no pagábamos se iban a cancelar, así que tuve que salir a mitad de la carretera para hacer un ingreso. Allí pagué dos reservas y ya luego volví a la agencia, pero teníamos citas con la Seguridad Social, con el asesor y otras gestiones en el banco que no pudimos completar. Estábamos como locos», explica.

María José Macías, de Autocares Macías y Autocares Macías, asegura que lo de este lunes ha sido «un día de cierre obligado». Desde Coín, cuenta cómo ha sido la jornada: «Ni llamadas ni Internet ni nada, a veces parecía que todo volvía porque conseguíamos hacer una llamada, pero se cortaba a los tres segundos. Estamos muy frustrados porque esta semana está llenísima de trabajo con cierre de viajes y excursiones... Es un dineral lo que se nos ha quedado en el aire, todavía no hemos podido hacer cuentas, pero desde el primer momento estamos intentando buscar la vía de reclamación porque esto ha sido un desastre, necesitamos una compensación», denuncia la empresaria de Coín.

En el ámbito educativo también han sufrido las consecuencias de este apagón en sus plataformas digitales. Desde Ronda, la coordinadora del Área de FP del IES Pérez de Guzmán, detalla cómo ha transcurrido la jornada: «No se ha podido trabajar con normalidad, no hemos podido tramitar convenios de prácticas de los alumnos ni hemos podido realizar los exámenes 'on line' que tenían algunos estudiantes. Esto es lo que pasa cuando vivimos en un mundo digitalizado».

También en la parte sanitaria han vivido las seis horas sin conexión como algo extraordinario. «Se ha llevado bien, pero con estrés. Hemos tenido que hacerlo todo de una forma diferente y ha sido un sobreesfuerzo para todos», comenta uno de los enfermeros de Urgencias de Ronda.

Han sido miles de malagueños afectados a los que esta situación ha pillado totalmente desprevenidos, pero la mayoría de ellos concluyen en la misma reflexión: «Está muy bien el avance tecnológico, pero esto demuestra que, en cuanto falla, se nos acaba el mundo».

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