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Uno de cada tres residentes en Málaga está en riesgo de pobreza o exclusión social, de acuerdo con un informe presentado este miércoles por la Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-A). Esto significa que más de 601.000 ... de los 1,78 millones de habitantes que tiene la provincia sufre carestía material, social o laboral. Tal y como recoge el estudio, la tasa de pobreza en Málaga medida mediante el indicador AROPE (siglas en inglés para riesgo de pobreza o exclusión social, que incluye en el cálculo tanto indicadores de privación económica como laboral y social) alcanzaba el 34,3% de la población en 2023, frente al 33,1% de un año antes.
Se trata de una proporción algo más baja que la andaluza: en el conjunto de la comunidad autónoma, el 37,5% de la población estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023, es decir, unos 3,2 millones de personas, cifra que supone un crecimiento en unas 174.000 personas respecto a un año antes. Pero el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en Málaga supera la media española, que es del 26,5%.
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Cristina Vallejo
En todo caso, y en todos los territorios, de acuerdo con EAPN-A, el riesgo de pobreza o exclusión social se ha incrementado en el último año por la subida de los precios y la crisis energética y, sobre todo, por el coste de la vivienda, que se ha visto agravado por el alza de las hipotecas y la subida de los alquileres. Tal y como sintetiza la evolución de la pobreza en las últimas décadas Julio García Daza, presidente de la Asociación Arrabal-AID, si la pandemia acrecentó los perniciosos efectos de la Gran Recesión, la crisis que empezó en 2008, recientemente se ha recuperado el empleo, pero no el poder adquisitivo. Y ello, asegura, se exacerba en Málaga, porque los salarios son más bajos que en España ya que su PIB está muy terciarizado, y la vivienda es más cara.
El informe está salpicado de datos que ponen de relieve la situación de carestía en materia de vivienda: por ejemplo, que el precio del alquiler se ha encarecido un 65% en los últimos tres lustros y que se lleva la mitad de los ingresos familiares; o que el precio medio de la vivienda en compra es uno de los más altos de España sólo por detrás de Madrid o Barcelona. Y esto último, señala Julio García Daza, presidente de la Asociación Arrabal-AID, cuando el salario mediano de la provincia –20.600 euros anuales– se sitúa por debajo de la media española que se encuentra en los 22.383 euros. «Tener un trabajo no resuelve la garantía de ingresos», señala el informe. Aunque éste también refleja cómo la Encuesta de Población Activa (EPA) recoge mejores datos que los del año anterior en las tasas de actividad, paro y empleo, con más de 700.000 ocupados en la provincia, además de con un creciente peso de la contratación indefinida con respecto a la temporal. Pero como punto negro se mantiene el paro de larga duración, que pesa sobre casi el 42% de las personas desempleadas, y que son sobre todo mujeres. Y, de hecho, otro de los elementos que pone de relieve la investigación es la feminización de la pobreza, hasta el punto de que Salima El Meziani Kabbouch, coordinadora de Codenaf (Cooperación y Desarrollo con el Norte de África), afirma: «La pobreza tiene cara de mujer, con un perfil de mujer sola con hijos a cargo». Según los datos del informe, cerca de la mitad de las mujeres ocupadas en la provincia sufre de precariedad laboral.
De vuelta a la relación del mercado laboral con la vivienda, pese a la buena evolución de las grandes cifras del mundo del trabajo malagueño, los bajos salarios en relación con otras geografías y el alto precio de los pisos tanto en compra como en alquiler son factores que explican que en 2023 las solicitudes de vivienda protegida en la provincia de Málaga fueran un total de 32.354, cifra que la convierte en la tercera provincia con mayor número de peticiones. «Es necesario establecer medidas que impulsen los planes de vivienda, con una coordinación entre las administraciones públicas para poner fin al grave problema habitacional, incrementando las viviendas protegidas, en especial las sociales para las personas en riesgo de exclusión», incide el informe.
Otro indicador de la carestía material reside en que aumenta el número de personas que solicitan ayudas para sufragar el coste del servicio de comedor escolar y las becas y ayudas al estudio. Aunque se trata de medidas que no terminan de paliar otro de los problemas que recoge la investigación: la tasa de abandono escolar temprano en Málaga está en el 15,9%, por encima de la media andaluza y nacional.
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